Una de las pateras llegadas este año a Motril

Rechazan la solicitud de asilo de un músico guineano que llegó en patera

La petición fue denegada por el Ministerio del Interior y ahora la Audiencia Nacional ha desestimado el recurso de este joven que fue interceptado camino de Motril

JOSÉ R. VILLALBA

Domingo, 16 de octubre 2016, 00:53

Matías, sobrenombre ficticio del protagonista de una historia real, es un joven de 21 años nacido en Conakri, capital de la República de Guinea también ... conocida como Guinea Conakri, un país de África occidental de donde tuvo que huir porque familiares por parte paterna pretendían asesinarlo. ¿La razón? Ser músico en el seno de una familia musulmana. La sala de lo Contencioso Administrativo de la sección octava de la Audiencia Nacional ha desestimado el recurso contra la negativa del Ministerio del Interior a concederle el derecho de asilo.

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Matías salió de su país el día 24 de febrero de 2013 en avión hacia Marruecos, donde llegó al aeropuerto de Casablanca. Casi seis meses después, el 20 de agosto, partió en patera desde el puerto de Nador hacia Motril donde arribó junto a otras 39 personas más. Antes de ese viaje sólo había salido de su país en el año 2010 para acudir a un festival de música contra el sida en Senegal.

Matías tenía clara su vocación desde su adolescencia. En el escrito remitido al Ministerio del Interior informa de que ya en el año 2012 sacó a la luz pública, en su país, un álbum musical denominado Khakhilikakira, tal y como consta en la sentencia de la Audiencia Nacional. A partir del lanzamiento de ese álbum, comenzó una «persecución» por parte de su familia paterna de religión musulmana, que consideraba indigno y barriobajero su dedicación profesional como artista a la música. «Llegaron a realizarle prácticas de brujería e intentaron envenenarlo, lo cual propició que pasara por la mesa de quirófano para ser intervenido».

Matías salió de su país sin presentar denuncia alguna, según él, «porque desconocía quién era el autor» de ese intento de envenenamiento. Y tras el hostigamiento de su familia decidió tomar los bártulos imprescindibles y viajar al viejo continente.

La patera que lo llevó a Motril fue detectada en su día por efectivos del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Las cuarenta personas que se jugaron la vida para llegar a Motril a precios desorbitados, una media de 2.500 a 3.500 euros por pasaje, fueron derivadas al centro de Internamiento de Extranjeros en Valencia, donde permaneció entre el 23 y 29 de agosto de 2014. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Motril emitió un auto judicial por su entrada ilegal en España.

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ACNUR ha sido la organización encargada de la defensa del derecho de asilo de Matías, denegada porque «no queda suficientemente establecida la existencia de una persecución contra el solicitante ni de una problemática susceptible de protección conforme a lo dispuesto en la Convención de Ginebra de 1951». Las premisas para recibir ese derecho de asilo, establecidas en la normativa internacional, pasan porque existan fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, que se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda, o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él.

A Matías le queda ahora otra oportunidad: presentar recurso de casación ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo. Mientras tanto, sigue dedicándose a la música.

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