Un genio granadino en Silicon Valley que comunica a todo el mundo "en tiempo real"

La compañía en la que Víctor despliega su talento se llama Real-Time Innovations (RTI, Inc), a donde llegó en verano de 2007, "en principio para 9 meses, en contrato de prácticas", según nos cuenta. Cuando cumplió ese tiempo le hicieron una oferta para quedarse. Y ahí sigue hoy en día.

Este licenciado en Ingeniería Técnica en Informática de Gestión e Ingeniería Informática por la UGR aprovechó una beca Erasmus en Finlandia para hacer allí el proyecto fin de carrera. El país, tal y como reconoce "es el número uno en educación en Europa, y en tecnología de los mejores", por lo que para él fue "el sitio ideal" donde culminar sus estudios. ¿Cómo acabó en el calor California desde el frío escandinavo? Así lo recuerda: "Cuando estaba acabando el proyecto salieron unas becas a nivel nacional del Gobierno de España (que ya no existen) llamadas Integrants, y se publicó una plaza para hacer prácticas en una empresa en Silicon Valley. Mandé mi currículum y pasé las primeras pruebas. Los últimos que quedamos después del proceso pasamos las entrevistas con la empresa directamente y luego la dirección tuvo que elegir a quien quería. Al final, fuimos los dos primeros por petición de ellos". Curiosamente ambos procedían de países nórdicos.

La vida en California

La cuestión de los idiomas le llevó su tiempo a Víctor. Si bien del finlandes llegó a conocer en su momento "lo básico" para desenvolverse ya que, como admite, es una lengua "muy difícil", con el inglés no le quedó más remedio que ponerse las pilas. "Cuando llegué hablaba lo justo pero ya en Estados Unidos lo aprendí bien". Eso sí, algo le costó. "Necesité 4 o 5 años para perfeccionarlo, porque los acentos aquí cambian mucho".

Ahora, plenamente integrado en el estado dorado, el granadino disfruta de un empleo en el que no hay tiempo para el aburrimiento. Atentos a qué se dedican en Real-Time Innovations: "Nuestro software comunica todo tipo de aplicaciones y de sistemas distribuidos en tiempo real, de manera que todo queda integrado como un único sistema que funciona de manera coordinada". ¿Dónde acaban sus creaciones? "En aviones comerciales o militares, submarinos, fragatas, controladores aéreos, aviones no tripulados, vehículos autónomos, misiones de la NASA (por ejemplo, en robots), componentes de la Estación Espacial Internacional, dispositivos médicos, etc. En definitiva, en todo lo que necesite comunicarse en tiempo real con multitud de sistemas que a lo mejor se encuentran a miles de kilómetros de distancia, que usan distintos protocolos, o que han sido construidos por empresas distintas".

Por si después de esta explicación hay alguien perdido, Víctor se apresura a comentar que su software "puede hacer la inter-operabilidad algo muy sencillo". Y pone este ejemplo: "Si tienes un sistema de combate y tienes sensores que detectan posibles objetivos, quieres que los datos que te lleguen sean precisos. Si el radar está lejos del submarino, aunque haya condiciones meteorológicas malas, no puedes permitir que eso afecte a la precisión de los datos que te llegan". En este sentido, él se encarga de portar su software a la plataforma hardware del encargo en concreto que les llega. "Básicamente soy el primero que intenta hacer funcionar un tipo de software en un tipo de hardware, con lo cual cada proyecto dura meses, y en ese tiempo sólo trabajo hasta que consigo que funcione. Me especializo en sistemas embebidos y sistemas operativos de tiempo real (Como VxWorks, Lynx 178, Integrity, etc)". No suena mal, ¿verdad?

Más allá de su desempeño habitual, el ingeniero ha vivido experiencias inolvidables. "Una de las más fructíferas", avanza, "fue cuando tuve que ir a Corea del Sur a arreglar el sistema de combate de la fragata FFX de la Armada coreana. En aquel momento había mucha tensión con Corea del Norte, y también mucha presión para que estuviera en funcionamiento. En 10 días estaba resuelto. Un ingeniero de Granada resolviendo un problema de un proyecto de varios millones de dólares. Olé". Esto suena todavía mejor, ¿no?

Su 'Graná'

La distancia no ha hecho que Víctor se olvide de su tierra. Al contrario, es lo que más echa de menos junto a su padres y su hermano quien, precisamente, ahora trabaja en Finlandia: "Mi Graná es única. Añoro andar a media noche por los callejones del centro, por el Paseo de los Tristes, y sentirme en casa. También a los amigos de toda la vida que conocen mi historia". Y la comida, por supuesto, la comida. "Lo que daría por las horchatas de la Heladería La Rosa del camino de Ronda, los helados de los Italianos, las puntas de solomillo a la pimienta de la pizzeria La Boccalino, el jamoncito o alguna que otra tapa".

Mientras que su carrera continúa imparable, Víctor tiene ha diseñado un futuro preciso: "Mi sueño es poder trabajar algún día para SpaceX (la empresa de Elon Tusk de transporte aeroespacial), y mi posición en RTI a lo largo de estos años ayuda mucho". Como esta compañía invierte en la suya, confiesa que "hay oportunidades" de que su sueño se convierta en realidad. Antes de ello, no obstante, tiene en mente un periodo de relax. "Me gustaría tomarme un año y dedicarme a alguna actividad relacionada con los animales y la naturaleza". A este respecto nos desvela que tiene los papeles para unirse a Sea Shepard, una organización internacional que lucha por la subsistencia de nuestros mamíferos y de la vida en el oceáno. "Me encantaría", enfatiza.

Mientras que todo llega, el granadino sigue disfrutando de sus hobbies, sobre todo la Historia: "Me encanta toda ella, y la de España en particular. Me leo libros como si nada. Y en California hay muchísima historia de España". También toca el piano y la guitarra y comparte con su amigo Memo la pasión por la astronomía. De hecho, ambos tienen telescopio y van a ver las estrellas cuando pueden.

California, además, ofrece a todos sus habitantes una gran oferta de ocio, opciones que Víctor no desaprovecha. "En verano cojo mi tabla de surf y me voy a Capitola, mi lugar favorito cerca de Santa Cruz, para disfrutar de las olas. O me voy a Los Angeles". Por si fuera poco, este reconocido "fan número uno de Nadal" ha tenido la ocasión de verlo en directo varios años en Indian Wells, el torneo Master 1.000 que se celebra allí. Y tuvo la suerte de conocerlo. "El primer año me firmó la bandera de España haciendo un corrillo ante cientos de personas, simplemente porque me había visto de lejos dando saltos. Un crack", añade. Qué casualidad, justo como él.

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