Clásicos modernos y de casi 200 años en dos catas espléndidas
Rioja Alta y Alvear protagonizaron una jornada enológica llena de ricos matices
J.A.M.
Domingo, 1 de noviembre 2015, 01:16
Las catas enológicas de la segunda jornada de Granada Gourmet fueron tres: dos foráneas y una local. Vayamos por orden cronológico. Por la mañana, nos ... encontramos con el amplio repertorio aportado por Rioja Alta, la bodega de Haro que fue una de las primeras bodegas de la localidad en colocar sus vinos en medio mundo. En un país -el nuestro- en el que cada vez, por desgracia, se consume menos vino -de los 111 litros por persona y año en 1954 hemos pasado a los apenas 20 por persona y año en la actualidad-, regocija especialmente ver que aún existe un grupo de románticos cuyo amor principal es este zumo de uva fermentado, al que adoran sin importarles el color de su piel.
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Francisco Rodríguez, enólogo de Rioja Alta, nos introdujo en los caldos de su bodega, en una cata que se nos hizo corta y que comenzó con el blanco Lagar de Cervera -una bomba en Méjico desde que el cantante de Maná, Fher, apareciera en una foto apoyado en una de sus botellas-, para continuar con los Aster, Viña Ardanza, Viña Alberdi y 904 Reserva. Rodríguez afirmó durante la cata que su bodega hace «vinos para comer», preparados para dar lo mejor de sí mismos acompañados de viandas, vinos redondos, que calientan el estómago y el corazón sin golpear la cabeza. Muchos debieran aprender esta filosofía a la hora de hacer sus coupages, porque otro gallo les cantaría.
La divina fuente
La bodega local que ayer hizo los honores en Granada Gourmet fue Fontedei. Muy consolidados sus caldos después de un duro y paciente trabajo de bodega, no menos importante ha sido la labor de promoción, que eventos como Granada Gourmet contribuyen, modestamente, a incrementar. Cinco fueron los vinos que se cataron en la sesión dirigida por el siempre ameno Antonio López de la Casa, su enólogo, que siempre ofrece la imagen de lo que es, un auténtico sabio. Abadía 2013, Albayda 2014, Lindaraja 2014, Prado Negro 2012 y Garnata 2012 fueron las etiquetas elegidas para la ocasión. El aplauso fue unánime.
Y a media tarde, discretamente escoltados por los responsables de la bodega, aparecieron los caldos de Alvear. Los legendarios Pedro Ximénez de la bodega cordobesa aventuraban una cata con mucha profundidad, y cumplieron de sobra las expectativas en una sala repleta de aficionados. No era para menos.
Los vinos fueron de menos a más, y eso que el 'menos' era uno de 2013 que en cualquier mesa provocaría gestos de admiración. Ante vinos dulces como estos es imposible no sentirse goloso, porque ciertamente, la transformación de los azúcares en alcohol se realiza de tal manera que más que una reacción química se nos antoja un milagro.
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Desde el mencionado 2013 pasamos al PX Solera 1927, probablemente uno de los dulces más consumidos en España, alabado por su estabilidad -cuando se consume un vino de postres es un valor muy importante- pero también por su aguante, ya que una botella puede permanecer, conservada a la temperatura adecuada, mejorando durante años, y una vez abierta, en el frigorífico, aguantar más de un mes.
Los tres últimos vinos sólo se pueden calificar de excelsos: el Dulce Viejo, equilibrado, redondo; el PX 1910, que se va a comercializar esta Navidad en una serie limitada, está para no perdérselo. Y del PX 1830, con casi dos siglos a sus espaldas, nos acordaremos mientras vivamos.
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