Joya mudéjar y renacentista a la sombra de la Alhambra
El Palacio de los Córdova es un edificio cargado de historia, situado entre el Albaicín y el Sacromonte, con unas espectaculares vistas y bellos jardines a su alrededor. Además, aloja el archivo municipal
Miguel Margineda
Sábado, 30 de agosto 2014, 01:02
Una manera de terminar el tradicional Paseo de los Tristes es afrontar la Cuesta del Chapiz y detenerse en sus primeros metros a la altura ... del Palacio de los Córdova. Además de su interés arquitectónico, que mezcla el estilo mudéjar y el Renacimiento español de principios del siglo XVI, ofrece reposo sobre vetustos bancos de piedra a la sombra de sus jardines.
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Sus muchos visitantes pasan bajo un techo de tejas sobre columnas que forman un pequeño pórtico. Acceden así al primero de los patios, empedrado y presidido por una pequeña fuente a la sombra de altos cipreses. Tres arcos de medio punto, de estilo renacentista en ladrillo rojo y cubiertos de verdes parras, dan paso al patio principal, con una avenida que conduce al palacio. A la izquierda queda otro jardín muy protegido por árboles, en el que suelen verse parejas en actitud melosa. A la derecha, hay una huerta con granados. Casi oculto, se puede encontrar un hito romano o milenario.
La fachada recuerda a los palacios nobles de ciudades como Venecia y Florencia, por la sencillez de sus elementos arquitectónicos, con una portada ya manierista, terminada décadas después de que comenzase la construcción original. Guardan la entrada un desgastado y granítico león. En las esquinas, unas columnas góticas que sostienen unas sierpes y forman lo que se conoce como capitel nazarí.
Boabdil prisionero
En el interior encontramos patio con arcos rebajados y donde podemos encontrar elementos de varias épocas diferentes: alfarjes de lazo, un banco clásico de aspecto romano, los escudos familiares donde aparecen el Rey Boabdil prisionero y las banderas nazaríes capturadas, un pilar granadino, y un farol de origen visigótico, por mencionar solo algunos.
La mayoría no sabe que este palacio fue construido en la placeta de las Descalzas, a la entrada del Realejo, entre 1530 y 1592. Fue encargado por Luis Fernández de Córdoba, alférez mayor de Granada.
La causa de su traslado no está muy clara, unos dicen que fue para construir el teatro Gran Capitán en el solar que ocupaba, otros porque había sido prácticamente destruido durante la ocupación francesa del siglo XIX.
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De cualquier modo, ya en el siglo XX, el duque de Montellano mandó reconstruirlo en su emplazamiento actual. En los años 80, el Ayuntamiento loa adquirió y lo abrió al público
Hoy, además de albergar el archivo municipal, es uno de los edificios históricos más visitados por los turistas. Su belleza se aprecia a simple vista, aunque los arquitectos e historiadores disfrutan más.
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