La desamortización del PSOE en Granada
Nunca perdió tanto poder institucional en una elecciones y, por primera vez, no gobernará ni la capital, ni la Diputación ni la Junta
El PSOE se quedó ayer sin un asidero en la provincia; sin su particular Covadonga desde la que proyectar una reconquista de todo el poder ... institucional que ha perdido. Los datos finales son engañosos. El PP ha vencido en votos, aunque los socialistas lo superan incluso en número absoluto de concejales. Pero los populares controlarán –sin excesiva dependencia de Vox– la Diputación y, en la capital gobernarán con mayoría absoluta. Esto supone un trago muy indigesto para el PSOE.
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Decía un histórico del partido que son las municipales las que sustentan la estructura; la clave para poder mantener vivas las agrupaciones locales. Este ha sido desde el inicio de la democracia el soporte del socialismo en Andalucía; el que le permitió tantas veces resucitar cuando lo dieron por muerto. Sucedió tras las andaluzas de diciembre de 2018, cuando el PSOE perdió la Junta. Cinco meses después se recompuso en los comicios locales y ese mismo año ganó las generales.
Lo ocurrido el 28M ni siquiera se puede comparar con lo vivido en 2011, primera ocasión en la que los populares dirigieron la institución provincial. Entonces, los socialistas conservaban la Junta y toda la estructura de cargos intermedios. Ya no es solo por el poder económico que supone, sino porque el PSOE se queda sin referencias institucionales en Granada. Su cargo provincial más influyente puede ser la alcaldesa de Armilla, Loli Cañavate; a expensas de que prosperen los pactos en Atarfe o Baza. Por primera vez puede perder Santa Fe. Aquí se resume todo.
TECHO EN LA CAPITAL
Paco Cuenca inició la última semana de campaña con el compromiso de dejar gobernar a la lista más votada. Descolocó a muchos de sus propios compañeros. No tenía otro mensaje. La percepción era la que ayer corroboraron las urnas, que el PSOE nunca sumaría los catorce ediles necesarios en la capital.
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En un encuentro interno reciente con diputados y senadores, un prestigioso sociólogo puso de ejemplo el caso de Granada como paradigma de la fractura de la izquierda. Vaticinó que de tres concejales podría pasar a ninguno; como ha sido.
Cuenca necesitaba sacar un voto más que Marifrán Carazo para armar un relato. Basta con repasar lo sucedido en las últimas dos décadas para percatarse de lo complicado que era. El todavía alcalde igualó ayer el resultado de hace cuatro años y a punto estuvo de mejorarlo. Ahí está actualmente el techo sociológico del partido en la capital. José Moratalla gobernó con once ediles gracias a un tripartito. La realidad es que el PSOE no ha tenido nunca una mayoría sólida suficiente para gobernar en la plaza del Carmen por sí mismo.
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Por eso Cuenca planteó una campaña personalista, sin presencia de líderes regionales ni nacionales –en esto no se diferencia demasiado del resto–; sin apenas mítines, apoyada en su imagen y en las redes sociales. Tal vez los políticos se percaten de que los vídeos de autopropaganda dan frescura pero, hoy por hoy, no deciden elecciones.
Tampoco puede decirse que la campaña de la capital haya sido especialmente intensa. Y eso se ha notado en la participación, calcada y tan baja a la de 2019; salvo que alguien se conforme con que solo acuda a votar el 60% del censo. Y de esto son fundamentalmente responsables los políticos.
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Por su parte, Marifrán Carazo hizo todo lo que necesitaba para regresar a las cifras del PP hasta que José Torres Hurtado se empeñó en mantenerse en 2015 porque otros quisieron quitarlo. Carazo mejora incluso en tres puntos el resultado del 19J en Granada. Absorbe a Ciudadanos y cicatriza la pequeña fractura de Juan García Montero en 2019, una escisión del propio PP y que ayer estaba con la acreditación del partido. Contiene la irrupción de Vox, que además de perder un concejal se equivocó con las papeletas con las que buzoneo Granada. El número de votos nulos se ha triplicado con creces con respecto a 2019.
La capital y la provincia se asientan en un mapa electoral inédito, a pocos meses de otras elecciones que podrían terminar de pintarlo monocolor. Algún socialista revisaba anoche los datos del PSOE y se le venía a la cabeza el PASOK griego.
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