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Las minas reviven el corazón de Alquife

Conocido por su tradición y vinculación con la actividad minera, Alquife es uno de los pocos pueblos de la comarca de Guadix que se resiste a disminuir y que hace frente a la despoblación con un mantenimiento -o incluso un pequeño incremento- de sus habitantes. En esta resistencia tiene mucho que ver el yacimiento de mineral ubicado en la parte posterior del municipio. Desde su reapertura en 2021, las minas han dado trabajo a decenas de habitantes del Marquesado del Zenete. Entre ellas, también a 15 vecinos de Alquife que se han asentado con sus familias en el pueblo para emular así a aquel tiempo en el que la actividad de la zona fue tal que incluso se desarrolló un barrio para su alojamiento en el territorio o un poblado minero del que hoy día solo quedan algunos restos.

Aunque son conscientes de que la vuelta al esplendor de aquellos años es difícil, creen en el aumento de su actividad siempre que se saque el máximo partido a sus virtudes. «La disponibilidad de alquilar viviendas es una de las asignaturas pendientes en el pueblo. Tanto para estancias largas, como para pequeñas escapadas», asegura María, una de sus vecinas. A ello se le une el deseo de aumentar la presencia de niños en el colegio, puesto que, en los últimos años, no ha incrementado el número de alumnos ni ha habido nacimientos en la localidad. «Es la única forma de asegurarnos el futuro y de dar alegría y vida a nuestras calles», expresan. El municipio cuenta con una posición clave alrededor del resto de pueblos del Marquesado del Zenete, una localización que sus vecinos también desean explotar con el objetivo de renovarse y atraer a gente joven al pueblo. Sin apenas revuelo por sus calles a escasos días de las elecciones, estos objetivos componen las que, según sus vecinos, son las tareas pendientes a las que se enfrentará el futuro equipo de gobierno compuesto por las opciones posibles, PP o PSOE.

Lo que sin duda da vida a Alquife son sus famosas fiestas de abril en honor a San Hermenegildo, su patrón. El municipio de apenas 620 habitantes rozó un lleno absoluto semanas atrás con la llegada de numerosos visitantes para la celebración del conocido «palo alquifeño». «No dábamos abasto. Así da alegría estar en el pueblo», expresa la dueña de una de las terrazas del municipio.

La recuperación de la actividad en las minas también ha beneficiado en cierta medida a los dos bares que hay en el pueblo. Sin embargo, sus propietarios afirman que aquello que los mantiene realmente vivos son las actuaciones que atraen a trabajadores temporales. «Hemos tenido meses muy buenos en los que hemos notado que muchos obreros pasan por aquí a desayunar o comer. Lo que necesitamos son proyectos que nos den vida y que no dejen que el pueblo caiga en el olvido», añade la propietaria de uno de los bares de Alquife. La cercanía de la gente en sus calles juega en este caso a su favor, como también sucede con la calidad y frescura de los productos, todos de la zona. «Aquí no tenemos prisas. Le abrimos las puertas de nuestra casa a todo el que viene», aclaran los vecinos sobre lo que significa su apuesta por renovarse y vivir en Alquife.