La fotógrafa posa sonriente en el estudio donde elabora sus creaciones. Alba Castillo

La fotógrafa de bebés que triunfa con las 'smash cakes' en Granada

Alba Castillo es especialista en sesiones 'new born' y tiene gran éxito con las fotografías del cumple del primer año, una experiencia que los pequeños disfrutan y que supone un valioso recuerdo para la familia

Andrea G. Parra

Granada

Domingo, 14 de septiembre 2025, 23:12

Las fotografías son recuerdos que no evocan lo que sentíamos en ese momento, que nos llevan a ese segundo o minutos especiales que no se ... borrarán de nuestra vida por mucho que pase el tiempo. En la era digital es primordial diferenciarse para que la oferta sea percibida por el público como algo especial. Y Alba Castillo Photography lo ha conseguido con su particular método para reflejar la esencia de los más pequeños. Su primer modelo fue su hijo y ahora la edad media de sus 'clientes' es un año de vida. Alba ofrece sesiones de todo tipo, pero su especialización son los bebés y niños. La mayoría de sesiones que hace en el estudio son de infantil. Sus sesiones estrellas y lo que hace a diario son recién nacidos (sesiones newborn) y cumpleaños (sesiones smashcake). «Hace 10 años empecé a probar este tipo de sesiones. Empezaron a ponerse de moda y se lo hice por primera vez a mi hijo», recuerda.

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Las sesiones 'smash cake' son una celebración y un momento de disfrute para los niños. Se les pone una tarta de cumpleaños, una decoración de globos. Y tienen libre albedrío para hacer lo que ellos quieran. Comen con las manos, destrozan la tarta… se manchan… cosas que en su casa no pueden o no suelen hacer. «Pero aquí todo está permitido. Yo tengo una guía de más de 30 páginas que les paso a los clientes para que decidan qué temática, colores o de decoración quieren hacer para sus hijos», describe esta fotógrafa. Se licenció en Periodismo y Comunicación audiovisual y después de estudiar las dos carreras amplió su formación en una escuela de fotografía en Madrid a la vez que trabajaba en una agencia de comunicación, «porque desde que empecé a estudiar lo tenía muy claro que lo mío era la fotografía».

Estas sesiones, de origen estadounidense, al final son más una experiencia para niños y padres. En estas edades a los niños les encanta manipular con las manos y descubrir nuevas sensaciones. «He tenido madres que en mitad de la sesión, en el directo, me han dicho que las fotos les daba igual, que solo con lo que se llevaban ese día, la experiencia y lo que estaba disfrutando el niño para ellas ya merecía la pena. Luego se llevan unas fotos increíbles, bonitas y divertidas, pero lo que buscan es la experiencia», relata la profesional. En alguna sesión las paredes han terminado con huellas de los pequeños, algunos encima de la tarta y otros en baños de leche.

«Antes era algo inusual hacer este tipo de sesiones, pero se ha ido normalizando y cada vez son más los padres que las contratan. En mi estudio es de lo que más hago», señala. Aunque su idilio con la fotografía de manera de profesional comenzó mucho antes, su estudio en el Paseo Jardín de la Reina lo abrió en 2019, justo antes de la pandemia, porque a la fotografía «llevo dedicándome mucho más». En estos seis años el salto ha sido cualitativo. Las familias buscan en Alba Castillo Photography algo diferente.

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Para toda la vida

«Pueden hacer fotos con su móvil, pero la técnica, la formación y la experiencia de una fotógrafa especializada no lo pueden conseguir ellos en sus hogares. En el caso de los bebés, por ejemplo, la manera de posicionarlos, todo el atrezzo que se utiliza, la calidad fotográfica… Quieren un recuerdo para toda la vida, y ese recuerdo de calidad no les importa pagarlo cuando lo que se llevan es algo único», reseña.

Las sesiones newborn las hace en los primeros 15 días de vida, que es cuando los bebés todavía mantienen la posición fetal, tienen la flexibilidad necesaria y aún no están habituados a los estímulos del entorno y es «más fácil dormirlos y posicionarlos». «Luego tengo clientes que vienen con bebés de siete meses cuando se mantienen sentados. Y de aquí pasan a las sesiones del año», añade. La media de edad en el estudio siempre sube en Navidad cuando recibe a niños de todas las edades y en comuniones que son más mayorcitos, pero el resto del año los protagonistas de su objetivo son los bebés. El hecho de capturar esos primeros días tiene un valor inmenso para Castillo.

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«Las mamás y los papás tienen la emoción a flor de piel y valoran mucho este tipo de trabajo y la dedicación y la paciencia que requiere. El agradecimiento hacia mí es mucho mayor que en otro tipo de sesiones y eso es muy gratificante y emocionante», valora. Confiesa que le encantan los bebés y niños. Y tiene una conexión especial con las familias porque los padres se van encantados. «Me suelen repetir ¡qué paciencia tienes!», bromea la fotógrafa. Que los clientes se vayan felices y aprecien cuánto le gustan los niños y cuánto disfruta de su trabajo es su mejor recompensa. Aunque su profesión le apasiona, reconoce que la gestión como autónoma es complicada. «A veces tengo que pensar en ser creativa y montar un decorado o diseñar la siguiente sesión, pero entre medias tengo mil tareas más… Al final soy administrativa, community manager, limpiadora, creativa y fotógrafa, secretaria, contable… supongo que como cualquier autónomo. Me gustaría estar haciendo todo el tiempo lo que me gusta, pero hay que dedicarse también a tareas necesarias», observa.

Creativa e inquieta, Alba Castillo no para de innovar y poner en marcha ideas. Siempre tiene proyectos en cartera. «Esta Navidad voy a destinar una pequeña parte de cada sesión navideña a la fundación Espadafor para niños que están hospitalizados… y actualmente estoy desarrollando una app para fotógrafos junto a mi hermano que es informático, de la que todavía no puedo contar muchos detalles», adelanta.

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Sus sesiones son diferentes. Esta Navidad convertirá su estudio en un auténtico mercadillo navideño centroeuropeo, en la que no faltarán la caseta de madera o un caballo del tíovivo. «Al final –cuenta– los niños no están posando, están interactuando con el decorado y viviendo esa película que yo les he montado». Y mientras tanto Alba Castillo saca su cámara y surge la magia.

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