Mamen Cano siente especial debilidad por sus pacientes más pequeños. M. C.

La pedagoga de Granada que descubre los sonidos a los niños sordos

Tras veinte años de experiencia en el sector, Mamen Cano ha abierto en Granada su primer centro, dotado del equipo de electromedicina más avanzado de cuantos existen en Andalucía

María Dolores Martínez

Lunes, 9 de diciembre 2024, 00:24

Mamen Cano recuerda que siendo aún muy pequeña ya sentía fascinación por las personas sordas. «Las veía signar y me quedaba embobada mirándolas», asegura. Era ... sólo el principio de una historia de cariño, compromiso y dedicación por este tipo de pacientes que no ha hecho sino crecer a lo largo de sus veinte años de profesión, como pedagoga y audioprotesista. Si algo tiene muy claro es que nadie se va de su consulta sin una solución a su problema y esta solución va más allá de la venta de un audífono. «Me da mucha pena cuando la pérdida de audición se prolonga en el tiempo y se quedan en el camino tantas cosas. Hay personas mayores que se sientan y me dicen «para lo que hay que oír» y yo les contesto que hay mil motivos por los que merece la pena escuchar: tu hijo, tus nietos, un chiste malo. Si no estás en el mundo, poco a poco te encierras en ti mismo, tu cerebro deja de ser estimulado, los reflejos son más lentos y se pierde memoria».

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Mamen contagia pasión y alegría por lo que hace porque es una mujer sensible y de fuertes valores, a la que le ha tocado estar al lado de este problema como especialista, pero también como parte implicada en su propia familia. Eso le ha aportado una percepción y una comprensión muy especiales, que crea lazos de inmediato con sus pacientes. No en vano, aquellos primeros bebés a los que trató ya son adultos «y algunos me han presentado a sus novias».

Carrera de fondo

Comenzó su trayectoria en el servicio de atención a la familia de la Asociación Proderechos del Sordo en Granada, donde «aprendí muchísimo» hasta que dió con la horma de su zapato cuando entró a trabajar en un gabinete auditivo. El pasado año decidió dar el salto en solitario y abrir, hace dos meses, su propio Centro Auditivo Integral en la Avenida Luis Miranda Dávalos con el equipo de electromedicina y las pruebas de diagnóstico más avanzadas de cuantos existen en Andalucía.

Ahora aplica su propio método, el de Mamen Cano «basado en el paciente», y se siente feliz sin la atadura de un tiempo establecido para cada cita o la exclusividad de las franquicias. Por eso en su centro la gama de audífonos es tan amplia como la de sus pacientes, procedentes de toda España, dentro del enorme avance que se ha experimentado en este tipo de prótesis, entre las que podemos encontrar «audífonos digitales, de altas prestaciones, con conectividad, con la posibilidad de mandar un mensaje a un ser querido como señal de alerta, con inteligencia artificial o mapeando el ambiente acústico en que te mueves, realizando los ajustes necesarios».

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Lagunas

Pese a esta tecnología de última generación, aún persisten dos lagunas que preocupan especialmente a Mamen. Por un lado, la necesaria adaptación a esos audífonos «porque no todo vale para todo el mundo» y, por otro, la formación práctica de los profesionales. «Me dí cuenta de que mi sector estaba muy centrado en la prótesis auditiva, en la venta del audífono y creo que el trabajo del audioprotesista va más allá. Ante todo, es un proceso de diagnóstico para seleccionar el audífono más adecuado para cada persona y ajustarlo a su pérdida de audición. También, a sus circunstancias sociales, familiares, laborales o económicas».

En cuanto a la formación, Mamen reconoce que sus principales maestros han sido sus pacientes y familias, de ahí que se muestre muy concienciada también a la hora de transmitir todo ese conocimiento en las formaciones que imparte a multinacionales y especialistas. Por ello, un gran porcentaje de los beneficios obtenidos con ellas va destinado, precisamente, a asociaciones de sordos.

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«No hay una receta para trabajar con un niño porque cada uno es diferente y soy yo quien me tengo que adaptar»

Todas estas circunstancias le llevaron a crear un centro en el que se diera un servicio centrado en la persona por encima de ganancias. Cada paciente y su familia «son únicos» y se merecen todo el tiempo posible. Especialmente, cuando se mete en su cabina insonorizada dedicada a los más pequeños. Es su lugar predilecto del centro, «su buque insignia», donde se siente feliz y experimenta sensaciones tan bonitas como la de ser testigo de las reacciones de un bebe mientras amamanta el pecho de su madre. Hace poco se emocionaba también al ver llorar a una señora mayor, cuyos problemas económicos le habían impedido acceder a un audífono.

Esta implicación está en el origen de su servicio de urgencias 24 horas, los 365 días del año, consciente de que cualquier fallo en un audífono representa un serio problema para quien lo sufre. También, en la creación de una campaña en favor de las personas mayores de 65 años, para concienciar de que el coste de un audífono nunca puede representar un impedimento para su salud porque «el verdadero valor es el de poder escuchar».

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Pedagogía

La faceta de pedagoga de Mamen juega un papel esencial en la forma de informar y acompañar al paciente y su familia, ya que en ocasiones es necesario reeducarlos en sus actitudes.

Diagnosticar una pérdida de audición suele ser un proceso largo, especialmente para los bebés, y ahí entra en juego también la colaboración de la familia y del logopeda. «Si un niño tiene pérdida de audición antes de adquirir el lenguaje el audífono es el que le va a ayudar a acceder a ese lenguaje por vía auditiva. Si no hay resto auditivo, hay que buscar otra solución que es el implante coclear».

Evaluación

Al igual que ocurre con los mayores «no hay una receta para trabajar con un niño porque cada uno es diferente y soy yo quien me tengo que adaptar para conseguir la mayor información posible. Hay niños que consigo evaluarlos en días y otros en meses porque los valores audiométricos hay que vigilarlos constantemente. Puede ir a peor por ser una pérdida progresiva o a mejor porque esté enmascarada por mucosidad, algo muy frecuente en los niños». En el caso de los adultos, «las respuestas son claras y concisas y ellos mismos te dan el feedback de cómo oyen. A nivel de adaptación «un niño aprende a escuchar con sus prótesis auditivas y no pueden pasar sin ellas a lo largo de su vida. Un adulto ya ha tenido la sensación y percepción de lo que es el sonido y le cuesta más adaptarse».

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