UBS fue uno de los bancos que practicó el shadow banking.

Shadow banking, o cómo los bancos operan en la sombra

La Unión Europea quiere regular esta práctica que se calcula que mueve más de 50 billones de euros al año, o lo que es lo mismo, el 25 por ciento de la actividad financiera

Diego Quero

Lunes, 21 de julio 2014, 00:08

¿3.000 o 6.000 euros sin ningún tipo de aval? ¿en menos de 24 horas? Son ofertas que se pueden ver cada día ... en anuncios de televisión, sobre todo a media mañana. Varias empresas ofrecen este tipo de servicio que no se conoce muy bien como funciona ni cuenta con una regulación específica. Esta es una de las prácticas habituales de las operaciones en la sombra que utilizan algunas entidades bancarias, una práctica conocida como Shadow banking en la jerga bancaria.

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A pesar de las regulaciones que las administraciones nacionales y entidades supranacionales como la Unión Europea han impuesto a las entidades bancarias en los últimos años azotados por la crisis económica, algunas han conseguido abrir una brecha para 'jugar' con parte de su dinero. La idea, en origen, no es mala. Una parte del dinero con la que opera un banco determinado se dedica a operar en otros escenarios, de forma paralela a lo que el banco hace de cara a la opinión pública. Pero esas operaciones paralelas normalmente entrañan un riesgo, ya que se dedican a financiar entidades con mala calificación crediticia, comprar deudas de empresas en mala situación económica o dar préstamos personales en unas condiciones cuanto menos sospechosas, es decir, prácticas que tienen cierta responsabilidad de la situación en la que nos encontramos hoy. La parte buena de este tipo de operaciones es que si sale bien puede representar un flujo extra de las que se pueden aprovechar las operaciones 'visibles' de los bancos.

¿Y no puede haber regulación? Lo cierto es que las administraciones no terminan de confiar en estas operaciones, aunque al generar dinero no se han atrevido a decir nada sobre estás prácticas. Una de las consecuencias de legislar en contra de las entidades bancarias podría ser que ese flujo de dinero se desviase hacia otros bancos de otros lugares, con lo que la salud financiera se quedaría debilitada, al representar el 25 por ciento de la actividad financiera. El Banco de España y las entidades bancarias españolas también ha dado la voz de alerta y aseguran que estas operaciones sin ningún tipo de control pueden provocar una crisis igual o mayor a la que estamos viviendo. Aunque no abogan porque desaparezcan, sí que apuestan porque se regule su naturaleza con la intención de hacerla más transparente y por lo tanto más previsible. El temor principal es que el Shadow banking se convierta en una burbuja invisible que explote en los próximos años con unas consecuencias imprevisibles. En China, se calcula que el dinero de estas operaciones equivalen al 50 por ciento del PIB, una cuantía muy peligrosa.

Pero, ¿Qué pasa si el sistema falla? Muchos de los grandes grupos bancarios que pidieron un rescate público hace unos años en Estados Unidos y Europa llevaban a cabo operaciones de este tipo. Las administraciones públicas ayudaron a estos bancos a salir de la crisis en la que se encontraban con el dinero de todos, aunque algunos años después el crédito no fluye y las malas prácticas siguen existiendo, por lo que los ciudadanos podrían tener que volver a pagar.

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