El velocista ha colaborado con el Banco de Alimentos a través de su grupo de 'scouts' de San Jorge. R. I.
Atletismo

El velocista y ciudadano Arián Téllez

El atleta granadino vive conmovido la cuarentena tratando de ayudar en lo que puede a su madre e inscrito en bolsas de voluntarios de la Junta y Cruz Roja

Martes, 14 de abril 2020, 01:56

Arián Téllez es uno de esos deportistas de élite que durante este confinamiento procuran olvidar que lo son, aunque no por ello dejen de ... entrenar en sus hogares. El velocista, campeón de España absoluto en 2015, 2016 y 2018, entendió rápido que lo que se venía iba a ser preocupante. Ahora, recluido, se preocupa por ser útil entre la necesidad, ya sea echando un cable a su madre, colaborando con el Banco de Alimentos a través del grupo 'scout' de San Jorge o esperando una llamada de las bolsas de voluntarios de la Junta de Andalucía y Cruz Roja.

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«Llevo bien el confinamiento, aunque como todos tengo mis altibajos. Soy una persona sana y puedo ayudar, si lo contraigo no me pasaría nada. Estar en casa pensando que podría ayudar de otra manera es frustrante», confiesa Arián Téllez, uno de los mejores especialistas del Playas de Castellón, el mejor club de España, en los 60 y 100 metros lisos. Su grupo 'scout' lo reclutó durante unos días para colaborar con el Banco de Alimentos descargando cajas de comida: «Vi familias que de verdad necesitan esa ayuda y poder prestarla con un gesto tan simple es bonito».

A la espera de otras llamadas de voluntariado para la Junta y Cruz Roja, Arián intenta hacer más sencilla a su madre una vida que se le ha complicado, al frente de una empresa turística. «Está haciendo malabarismos, ojalá las medidas del Gobierno le ayuden», ruega el atleta granadino, que se encarga de hacer la compra como una de sus distracciones para no desesperar. «La verdad es que me da pereza entrenar sin competiciones, así que estoy leyendo mucho, viendo series que antes no podía y avanzando con mi carrera de Economía, que espero terminar el año que viene», cuenta.

Cuando Pedro Sánchez declaró el estado de alarma, Arián Téllez miró a Italia. «Vi que allí los atletas sí podían entrenar, no como aquí. Este es nuestro trabajo y, si no entrenamos, no comemos. Quizás hubiese estado bien una mayor flexibilidad, aunque no sé cómo se podría plantear», reflexiona. «Lo que no tenía sentido era que se disputasen los Juegos, por lo que el aplazamiento me parece una decisión totalmente acertada. Aunque españoles e italianos seamos los más jodidos ahora, el resto de países irán cayendo igual», comparte el velocista, quien desea que el 2021 sea «un año de fiesta para el atletismo».

«Los atletas nos unimos para que se aplazasen porque no somos tontos y sabíamos que esto iba para largo. Los Juegos Olímpicos son la fiesta más grande para nuestro deporte sobre todo, porque somos los que de verdad lo vivimos e invertimos un ciclo de cuatro años para ir. O una vida. La gente de mi generación, por ejemplo, piensa que los de Tokio son los suyos», remarca Arián Téllez.

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La parálisis del deporte y la vida en general pilló al velocista granadino en pista de despegue. «Al fin empezaba a solventar una serie de problemas en los isquios junto a un gran experto, Jurdan Mendigutxia, que trabaja en Pamplona. La pista cubierta se me hizo corta y no rendí a la altura en el Campeonato de España de Ourense, donde fui sexto, pero el objetivo era demostrarme que podía volver a correr sin problemas. Necesitaba esa confianza de cara a un aire libre tan bonito», reconoce Arián Téllez, quien intenta ver «el lado positivo» de la cuarentena. «Este descanso me viene bien porque llevo desde 2014 yendo a todas las competiciones con o sin lesión; pensaré si dedico el verano a entrenar o a viajar, según se planifiquen los campeonatos», se encoge.

Sonriente en el último Campeonato de España absoluto en Ourense. R. I.

«Etapa emocional»

Con el único material de una goma y una esterilla en su domicilio para seguir trabajando, Arián Téllez agradece a su entrenador Manolo Jiménez, responsable de 'Fuertes y rápidos', el mejor grupo de velocidad del país, que adapte los entrenamientos «a lo mínimo posible», con saltos o sentadillas. «El grupo se mantiene en contacto y nos apoyamos los unos a los otros, nos enviamos vídeos de nuestros entrenamientos para no venirnos abajo», admite el velocista, que vive estos días «una etapa bastante emocional».

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«Me conmueve pensar que este país consiga unirse contra algo. La gente que lucha en los hospitales, los ancianos que sobreviven. El virus nos ha unido, nos apoyamos los unos a los otros, como con los aplausos. Nos estamos dando cuenta de lo afortunados que somos y de las pequeñas cosas que echamos de menos», reflexiona Arián Téllez, que cuenta los días para visitar a su querida abuela sin miedo a contagiarla.

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