Maximiliano Ritacco, motivador de 'psicotenis': «A Roberto Carballés solo le faltaba creérselo»

–¿Cómo llegó a Granada?

–A través de un amigo de mis padres, mi hermana declinó la oferta, en 2000, por fortuna el 'corralito' lo vi por televisión, al mes ya daba clases en el Club Garrós y el Patronato, me instalé en Albolote tras venir la familia.

–¿Usted trabaja también en la Universidad?

–Sí, soy profesor titular del departamento de pedagogía de la UGR, conocí a Roberto Carballés, José María Garrido y Pilar Domínguez en el Garrós de Otura, fui 'sparring' de Pablo Santos pero dejé de jugar, convalidé el magisterio de Educación Física, me licencié en pedagogía, orientación que se solapa con la psicología, hice el doctorado de Ciencias de la Educación, ahora coordino masters socio-educativos, me centré en liderazgo y 'coaching', y aposté por el 'psicotenis', así entré en el equipo de Carballés en febrero de 2021, tras ese bagaje de 13 años de psicopedagogo de la enseñanza del tenis.

–¿Se considera un profesional ortodoxo y purista en su materia?

–Me centro en la orientación y mentalización como acompañamiento del desarrollo y mejora a nivel cognitivo, está reconocido en el deporte, este proceso ayuda a la situación psicoemocional del jugador, no en lo técnico ni estratégico, conocí a Roberto en la pandemia, yo trabajaba en investigación, en el IMUDS, con Víctor Soto y otros doctorandos de biomecánica de la UGR, con talleres..., su preparador físico Pedro Franco me pidió presentar este proyecto e incluirlo en su preparación, también estuvo presente el doctor Jesús Olmo, les gustó la propuesta, no lo habían profesionalizado hasta ahora.

–¿En qué centró los avances?

–Se trata de un iceberg, se ve la punta y el margen de mejora es muy grande, eso es lo bueno, y mejoró a corto plazo, en los torneos mostró más estabilidad mental, con sesiones bisemanales, viajé a Marbella, Madrid, Portugal... la presencia física ayuda mucho por la información que recibo de 24 horas, pero también trabajamos por videoconferencia, la dialéctica es clave como canal cualitativo no cuantitativo, con trabajo de análisis de la palabra, sin ser especialista en terapia o psicólogo, Rober no estaba acostumbrado a esto y sabe que ahora le ayuda.

–¿Es necesaria la formación académica o relativa?

–Más que necesaria, estamos hartos de ver gurús, la etiqueta se la pone la gente al jugador, no se autodetermina él, está ávida de generar héroes y fórmulas mágicas que no requieren esfuerzo y dan soluciones, no creo en eso, yo pongo tareas y rutinas, me pasa informes, hay test, datos, no hay nada mágico, las charlas son buenas para el seguimiento y detrás siempre hay esfuerzo, además de diagnóstico y un trabajo planificado y concienzudo.

–¿Es fundamental hoy en día para un deportista el asesor mental?

–Es básico, como el fisioterapeuta por ejemplo, en la alta competición ya no se deja nada al azar, se necesita el motivador, cuantas más cosas se puedan controlar en la élite, mejor, hay especialistas de todo.

–¿Qué opina de los métodos de Pepe Imaz?

–No le conozco personalmente, ni digo que se trate de una milonga lo suyo, pero desconfío de soluciones simples para problemas complejos, todo lo que no sea científico, información contrastada por resultados, no digo que no valga, pero no lo tengo en cuenta, el filósofo, la autoayuda, cuestiones espirituales, si inspiran, mejoran, ese contacto, genial, pero no me basta, lo veo insuficiente, apuesto por lo metódico y la disciplina.

–¿Algún consejo?

–En el tenis no te puedes enfadar cada vez que fallas porque eso provoca un desgaste emocional tremendo, inútil, sufres, pierdes energía, caes en el miedo, la fuente es negativa para tu juego y quieres hasta matar a alguien en la propia pista por la frustración... yo veo bien la ayuda de Pepe Imaz en jugadores con depresión, deprimidos, hundidos, se les puede reconducir pero son casos de experiencia vital, donde el amor o la verdad tienen cabida porque ya no se trata de tenis, no puedes perder el sentido de la vida.

–¿Ha madurado Roberto Carballés mentalmente?

–Sí, en la gestión de los tiempos del partido, no ser volátil en la toma de decisiones, adecuamos todo a su perfil, no hay patrón porque existen jugadores que llevan en su ADNmotivarse, se estimulan con rutinas, y las divido en cuatro: concentración, motivación, visualización y relajación, no puedes jugar en función del marcador, es parámetro pero no debe determinar el ánimo, así bajas los brazos si pierdes o pecas de exceso de confianza si vas ganando.

–¿Qué diría al chaval que empieza y pierde mucho para animarlo a seguir en el tenis?

–Le generaría automatismos, esto ya lo hizo Guillermo Vilas, que era un adelantado y trabajó en lo emocional antes de los torneos, si no eras competitivo entonces te hacían la cruz y el chico o chica lo dejaba, casi lo obligaban, ahora no, puedo hacerte competitivo con menos talento, Vilas era luchador, guardaba una carta, a Nadal esas rutinas y tics o manías le ayudan, cuando un jugador desea competir, sea con nueve años en la iniciación o con 16, ya debe trabajar esto, a partir de ahí todo será beneficio, si no produce efecto, nunca le va a hacer al tenista empeorar.

–¿En qué cosas concretas notó progresos en el granadino?

–En ganar en buenas sensaciones, el enemigo es el pensamiento negativo, vértigo a ganar o miedo al fracaso, lograr el golpeo cómodo, me sale todo, que no siempre coincide con el resultado, pero Rober llega a ese punto y, como Nadal, saca lo mejor cuando peor le va, desarrolló la parte emocional en su tenis, si la confianza solo la tienes ganando, malo.

–¿Qué puntuación daría a Carballés de uno a diez en control?

–Estaba en un 'tres' y le doy un 'siete' aunque faltan otros tres puntos por mejorar hasta el 'diez', al principio le afectaba cualquier cosa y sufría una enorme fluctuación, ya no bajamos la curva, con listón establecido en unos mínimos cubiertos, aunque juegue con dolor no pierde los papeles, es imposible que tire el partido, José María Garrido le pedía chispa y Arenas, un bazoka en vez de un K48 para que los golpes hagan daño, tuve que acompañar a eso que se lo crea, solo le faltaba creérselo, y lo tiene ahora, pasar al ataque, llevar la iniciativa, agresividad, llegó al top 100 con un esquema conservador, basado en piernas y lucha, pero para ascender hay que ser más decisivo.

–¿Qué agrega en la actualidad?

–En Roland Garros estuvo genial, tuvo dolor de espalda en Roma, cuando sufre lesiones y momento anímico bajo, aumentamos a cuatro sesiones por semana, para reforzar la motivación, en Holanda estuvo sobrio, nos preocupamos del 50% de los factores que podemos controlar, no del otro 50, sea la pista, el rival, el clima, las bolas, las lesiones... las variables incontrolables se desprecian aquí.

–¿La cabeza es decisiva en tenis, en qué proporción?

–Usted lo sabe mejor que yo, muchísimo, hoy con la preparación que existe, el aspecto mental es decisivo, porque hay mucha igualdad en técnica y físico, sería un 33,3% quizá cada apartado pero lo psicológico puede alcanzar el 50%.

–¿Usted asesora a otros tenistas o deportistas?

–Sí, además de a Rober preparo a Carlota Martínez, una chica zaragozana con mucho futuro, que ganó el ITF W15 de Marrakech, tiene 21 años y camina hacia el WTA.

–¿El deportista está en inferioridad si no cuida su concentración y mentalización?

–Eso es indudable, pero en la alta competición todo el mundo lo contempla, el 'psicotenis' está aceptado y asumido en la élite.

–¿Cómo explica romper raquetas, pegar bolazos, esas conductas de mala educación?

–Están justificadas por la frustración, pero se pueden corregir en cuanto que aumenta esa capacidad de control a la que nos referimos y que hay que trabajar.

–¿Es la RST un club cada día más preocupado por disponer de especialistas y técnicos?

–Hay un gran equipo en la actualidad, mi campo se integró apenas hace algo más de un año, gracias al respaldo integral del club, con la escuela y la profesionalización acometida, Pedro Franco, Jesús Olmo... no hablamos del nivel de las academias, donde existe todo esto, pero también en los clubes se apuesta ya por recursos y medios con todo tipo de especialistas.