Rubén Hita salta para IDEAL en su escuela de taekwondo. Pepe Marín

Taekwondo

El maestro tranquilo de Granada que enseña a golpear

Rubén Hita logró hace unos meses el sexto dan como instructor de este arte marcial, que imparte a diario en Huétor Vega y La Zubia a más de doscientos niños que encuentran en él un referente a seguir

Miércoles, 24 de abril 2024, 00:07

Rubén Hita no puede esconder su amabilidad. Trata de ponerse el kimono de formalidad cuando recibe la llamada de IDEAL por haber obtenido su sexto ... dan de taekwondo, un logro al alcance de muy pocos instructores de este deporte, pero cuando se le pregunta por lo que significa para él se sincera sin tapujos. «Me da igual, a mí lo que me importa es esto», afirma mientras señala al tatami en el que el grupo más pequeño de su escuela termina de realizar los ejercicios que había dejado programados. Los niños siguen sus instrucciones al pie de la letra porque Rubén Hita sabe ejercer su autoridad sin perder la empatía y se los gana sin necesidad de mostrarse como un jefe.

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Su currículum deportivo es extenso, pero pasa de puntillas sobre él para hablar rápidamente de sus alumnos más destacados. Como deportista, Hita cuenta con varios podios nacionales en categoría pumsae, la modalidad de este deporte en la que se deben completar una serie de movimientos de ataque y defensa, ejecutados contra adversarios imaginarios y que exige mucha pureza a la hora de realizar los desplazamientos. Además, atesora varios torneos internacionales y campeonatos de Andalucía que han consolidado a su escuela como uno de los referentes de la provincia en este arte marcial y a él como un maestro destacado.

Esta tarjeta de presentación es la que le ha permitido obtener el sexto dan de taekwondo, un logro que no está al alcance de muchos y que suele conseguir a edades más avanzadas, próximas a la jubilación laboral. La decisión la toma un comité nacional que valora la trayectoria de la persona, que además debe presentarse a una prueba. Él lo ha logrado cuando está todavía repleto de energía para correr detrás de sus chavales y por eso minimiza la importancia del dan obtenido, hasta el punto de tardar varios meses en enviar la documentación necesaria para que este logro quede acreditado

También ha tenido suerte porque próximamente se van a endurecer los requisitos para acceder a los danes. «He llegado en el momento adecuado», bromea. En la escalera hacia la maestría en el arte marcial se viaja desde el primer dan hasta el noveno. El último peldaño queda al alcalde de muy pocos y tampoco es un objetivo al que Rubén Hita mire cuando alza la vista. «Los antiguos maestros le daban mucha importancia, pero mi objetivo es educar bien y que todos los alumnos tengan una motivación. Si alguien quiere ir a unos Juegos Olímpicos, quiero dárselo; si otro quiere mejorar la poca autoestima que tiene, trato de aportárselo; y si alguien viene porque sufre 'bullying' lo voy a ayudar», argumenta. En esa amalgama consigue que cada uno de sus grupos de trabajo sea una comunidad en la que se apoyan unos a otros. Hita también da clases a personas con discapacidad en un proyecto pionero en España, que ha moldeado su forma de enseñar y dirigirse a sus alumnos.

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No hay ningún secreto en su metodología, que evoluciona constantemente. Al principio seguía a los maestros tradicionales de este arte marcial, pero descubrió que quería ser diferente y fue adaptando el conocimiento. «Tomo la experiencia de los maestros, pero la transformo para los niños», desvela. Utiliza mucho el juego para ganarse su favor y llegar a su objetivo sin tener que castigar al niño durante una hora cuando las cosas no salen como estaba previsto. «La metodología es tener mucha empatía y ponerme en el papel del otro. Hablo mucho conmigo mismo y trato de llegar a ellos como un maestro cercano que también es una figura de autoridad. Ellos saben perfectamente cuando estamos de cachondeo o cuando nos tenemos que poner a trabajar», reflexiona.

No le resta importancia al camino para llegar este punto, ya que en el proceso de educación de los niños dentro de este arte marcial se encuentran padres, familias y grupos de amigos que no siempre actúan con empatía. «Les hago ver que si entrenan van a tener más opciones de lograr su objetivo y les muestro los ejemplos de deportistas que han crecido en la escuela y son el reflejo de cómo me he comportado con ellos. Se crea una sinergia en el que los mayores ayudan a los más pequeños. Tener más títulos no te libra de ayudar a recoger el material», sintetiza.

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Competición

Esta forma de trabajar no le impide hacer crecer a prometedores deportistas como la joven Teo Glodeanu, que el pasado año logró ser convocada para los Juegos Mundiales Universitarios por la federación nacional de taekwondo y sueña con estar en algún momento en unos Juegos Olímpicos. Su entrenador, Rubén Hita, está más activo en los últimos meses para buscar patrocinadores que le permitan acudir a los diferentes torneos y crecer en el ranking mundial para tener una plaza en grandes eventos mundiales. El próximo, este finde, es en Estonia. «Ha ganado la número 14 del mundo», resume Hita para destacar el nivel de su pupila, de la que solo cuenta cosas buenas. Como ella, cada uno de los 222 alumnos con los que trabaja semanalmente le dan a Rubén Hita la alegría diaria de ser un maestro tranquilo que enseña a golpear.

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