«Pasar desapercibido esta temporada me beneficiará en los Juegos»

–Lo suyo, a sus 35 años, es pura constancia.

–La verdad es que sí, y estoy muy contento, porque cada vez se hace más complicado ganar por todo lo que está subiendo el nivel. Los chavales vienen apretando muy fuerte. Me alegra seguir rindiendo a buen nivel.

–¿Le ha dicho ya algo su compañero José Antonio Hermida, con quien desempató a ocho títulos?

–No, no, más allá de que leyera algún comentario que hizo. No venimos hablando últimamente, porque estamos los dos muy liados, pero nos veremos pronto seguro.

–¿Cómo se encuentra físicamente?

–Estoy teniendo una temporada corta porque mi objetivo era clasificarme para los Juegos y fue bien, aunque no estuve entre los favoritos en la Copa del Mundo y pasé desapercibido. Fui en progresión pensando en dar el máximo en París, sacrificando carreras por la carga de trabajo para llegar al 100%. Ahora veo que a poco que levanto el pie, las cosas me salen y me encuentro bien. Estaba todo bastante controlado y está saliendo como quería. Espero que no haya contratiempos en unos días en París.

–No viene teniendo grandes resultados...

–Nos lo jugamos todo a la baza de los Juegos y creo que era lo adecuado. Todo mi equipo me dio las facilidades para programarlo así, tranquilo, sin preocuparme por los resultados.

–¿Qué preparación le espera hasta el día de competición, el 29 de julio?

–Haré un par de entrenamientos de calidad pero lo más importante será la aclimatación, porque hará mucho calor e intentaré que el cuerpo responda lo mejor posible. Estudiamos la climatología de París como para resistir la temperatura ya haga 40 u 80 grados; por eso estaremos estos días en Altea, con una humedad similar y más calor incluso. Ya queda muy poquito.

–Volver a unos Juegos le traerá unos recuerdos increíbles...

–Pues sí, la verdad, los mejores de mi carrera. Es ya mi tercera participación y, siendo de cuatro años en cuatro años, eso implica más de diez años en la élite. La medalla de Tokio fue muy bonita, pero intentaré que esa presión que pueda tener no me lleve a cometer errores en carrera.

–¿Cómo le cambió la vida aquella medalla?

–No mucho, todo sigue más o menos igual, más allá de que ya me acompañe siempre la coletilla del 'medallista olímpico en Tokio'. Yo sigo siendo el mismo en todo lo demás, y trabajo con el mismo equipo de hecho. Cada uno elige cómo se toma un éxito así; yo sigo disfrutando de mi día a día.

–En París podrá sentirse más arropado que en Tokio... ¿Viajará el pequeño Marco, con cinco años ya?

–Sí, sí, eso es lo bueno, que será la primera vez que mis familiares puedan acompañarme porque en Río tampoco pudieron estar. ¡A la tercera va la vencida! Mi hijo sabe lo importante que es para mí y se va dando cuenta de las cosas, porque ya va yendo a las carreras y me ve como a un referente. Me hace mucha ilusión que vaya teniendo más consciencia de todo. Entiende que la bicicleta forma parte de nuestra vida y que de ella vivimos.

–Y además, ya sin tanto coronavirus.

–Bueno, no sé hasta qué punto, porque sigue habiendo brotes y debemos seguir siendo cautos aunque no nos altere como en Tokio, donde había controles a todas horas y debíamos ir a todos los sitios con mascarilla. Ese pequeño extra de libertad nos permitirá disfrutar un poquito más.

–¿A qué aspira en París?

–Todo el que va a unos Juegos aspira a lo máximo, a las medallas, pero el nivel en la Copa del Mundo está siendo muy alto y cualquiera del top-20 puede estar ahí. Yo trabajo para dar el máximo de mí mismo y eso haré.

–¿Qué clase de carrera imagina?

–Por lo visto del circuito, creo que los líderes irán en un grupo de diez corredores más o menos que se irá rompiendo con el paso de los ataques. Todo el mundo saldrá con la ambición de ganar y, cuando eso pasa, te puedes salir en cualquier curva. Lo que sí pienso es que el calor hará mella, sobre todo al final.

–Las remontadas son su especialidad, le guste más o menos, pero imagino que no querrá volver a verse con más de 30 rivales por delante como en Tokio...

–Hombre, no me gustaría, porque además allí salí más adelante que ahora… pero habrá mucha carrera por delante y es una presión que me quito al no estar entre las dos primeras líneas para ganar la posición. Creo que pasaré desapercibido pese a la medalla en Tokio, porque no estoy destacando mucho esta temporada y siento que eso me beneficia, pero todos nos conocemos y seguro que nadie tira la toalla ni se relaja ante ningún rival.

–¿A quién ve favorito en esta ocasión?

–A los 20 primeros (ríe). Con el nivel que está habiendo, no veo un favorito más allá de que siempre puedan ganar Tom Pidcock o Nino Schurter, pero es que cualquiera impone respeto y puede conseguirlo.

–Usted no lo era para podio en Tokio y ahí se coló...

–Sí, claro, es que en unos Juegos puede liarla cualquiera...

–¿Qué le dicen consejeros como el seleccionador Mikel Zabala o su entrenador Carlos Coloma?

–La verdad es que su apoyo es muy importante. Solo me dicen que disfrute, porque ya lo he conseguido todo, y que venga lo que tenga que venir más allá de que ofrezca mi mejor versión. Que esté tranquilo porque, por mi forma de ser, siempre me involucro... aunque muchas veces soy yo quien más caña se mete. Por eso me piden que disfrute.

–¿Siente de cara a París algo distinto respecto a las sensaciones en Río o Tokio?

–Quizás me sienta más tranquilo, para lo poco que queda. Tengo muchas ganas de estar ya con mi equipo porque serán días ilusionantes.

–¿Hasta qué punto intentará rodar por el circuito de París como aquel niño que empezó a coger la bici por la Sierra de Baza?

–Saber de dónde vienes y dónde estás es siempre clave para disfrutar de la experiencia y conseguir lo que alguna vez se ha soñado.

–Y después de los Juegos Olímpicos... ¿Qué hará con su carrera?

–Tendré aún pruebas de la Copa del Mundo por delante y también correré carreras de maratón, que es algo que me gusta y me plantearé para 2025. El calendario internacional sigue, pero abriré el abanico para otras pruebas que también me apetecen mucho y que además me servirán para depurar después de los Juegos.

–¿Piensa en los Juegos de Los Ángeles, en 2028?

–No, porque queda muchísimo tiempo y no sé lo que puede pasar por mi cabeza para entonces, pero quiero seguir corriendo y también echar un cable a mis compañeros de equipo en cuanto a experiencia y tranquilidad. Por ahora solo pienso en seguir compitiendo porque me siento bien.

–Su bronce olímpico en Tokio le hizo historia de Baza. ¿Cómo va su implicación en la localidad?

–El Gran Premio que lleva mi nombre está ganando solidez, como prueba internacional por tercer año ya, y también la escuela está ganando fuerza con cien integrantes. Un año olímpico como este ayuda al mostrar a los chavales que tienen posibilidades de acudir a grandes campeonatos si se esfuerzan. Ya van saliendo algunos chavales que prometen, con resultados a nivel andaluz y nacional incluso, y eso me ilusiona. Me gusta sembrar para el futuro y que otros tengan las mismas salidas que yo. Yo les insisto en que disfruten.