Mamen Blanco, como el 'Raca', sueña en grande con el baloncesto. Ramón L. Pérez
Liga Femenina 2

«Nos merecemos acabar el curso logrando plaza en la LF2 PRO»

La líder espiritual del equipo colegial analiza en IDEAL el duelo decisivo del sábado ante el Alcobendas, que puede marcar el futuro del club

Miércoles, 24 de marzo 2021

Pese a sus 170 centímetros y aspecto frágil, Mamen Blanco (Plasencia, 18 de agosto de 2000) es un torbellino en una cancha. Estudiante –de ... las buenas– de Fisioterapia, el sábado será protagonista del partido que puede cambiar la historia del baloncesto profesional en Granada.

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–¿Cómo fue aquella vez en que un profesor no se creía que jugara al baloncesto?

–(Risas) Estábamos en clase hablando de baloncesto, y una compañera dijo que jugaba y yo le dije que también. Se quedó sorprendido, diciendo que cómo podía ser eso con mi cuerpo. Peor aún fue cuando mi compañera le dijo que la mejor de las dos era yo. El hombre no se lo creía.

–Probablemente su profesor no la ha visto dominar partidos desde la defensa.

–Esa es mi arma más potente y siempre intento estar a tope. Los partidos en que defiendes bien son los que mejor van y por eso trato de dar ese paso adelante.

–Pero defender no siempre luce.

–A mí me encanta, siempre lo he dicho. Las buenas defensas, aunque se valoren menos, son las que dan buenos ataques. Me he puesto siempre retos con jugadoras de nivel. En un partido puedes cambiar la dinámica en ataque, pero mucho más en defensa. Es atrás donde más puedes crecer.

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–También es de las que lidera emocionalmente al equipo.

–Es que tengo mucho carácter (risas). Sí, me gusta, no voy a decir lo contrario. Y ahora mucho más que antes, desde el lado positivo. Desde animar y apoyar incluso cuando las cosas van mal. Siempre he querido ser líder.

–¿Deduzco que alguna vez los mensajes no fueron positivos?

–Sí. Cuando era niña veía las cosas distintas. Al madurar dentro de un equipo entiendes que los mensajes positivos son los que ayudan a ir a mejor. Aunque a veces aún me cueste...

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–Dice Maribel Piñar que es la jugadora que todo entrenador quiere.

–Es un halago. No sé si todo entrenador me querría, pero sí que en ataque me pueden salir o no las cosas, pero está claro que la defensa nunca la negocio. Tengo ese ansia competitiva de pensar que nadie me va a ganar, se llame como se llame.

–Se cabrea al perder, imagino.

–Ya menos, pero hasta hace tres años me cogía unos rebotes importantes, no lo niego. Ahora entiendo que es parte del juego. A veces ganas y a veces pierdes.

–Dicen también que es de las más profesionales del vestuario.

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–No me queda otra. Con la universidad y los entrenamientos, o te privas de algunas cosas o no llegas física y mentalmente. Siempre intento tener descansos e ir al gimnasio. Antes no me gustaba, pero Julio –Molina, preparador físico del 'Raca'– ha hecho un gran trabajo para hacerme entender lo importante que es.

–¿Cómo fue esa llamada de la selección a los quince años?

–No me la creía. Llamaron a mi club y cuando me lo dijeron pensaba que me tomaban el pelo. Era todo nuevo. Fui ese verano a probar y al siguiente ya a jugar un Europeo. Me agobié un poco al inicio. Es muy sacrificado pero una gran experiencia con una gran recompensa. El verano pasado habría sido el último, pero se canceló todo por la pandemia.

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–¿Estudiar Fisioterapia le ha hecho cambiar algunos hábitos?

–Maniática no soy, pero sí he visto que no es solo el entrenamiento, sino que hay cosas que no se hacen tanto, como la propiocepción, que son muy importantes. Eso me lo ha dado la carrera.

–Creo que es de buenas notas. Eso también es competir, ¿no?

–Me parece que lo hago en todos los aspectos de mi vida. Nunca he sido de suspender, pero hasta que entendí que no pasaba nada si me quedaba una para la recuperación, me costó. Tienes el tiempo que tienes y no puedes llegar a todo siempre.

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–Cuentan que es inquieta. ¿También hace de base en la vida?

–Pues sí, es así. No puedo estar quieta. La serenidad y la paz no van conmigo. Si estoy quieta, ya estoy pensando en algo. Pero creo que si fuera pívot sería igual.

–¿Qué le pasó al 'Raca' en Almería?

–Hay partidos en los que ves el aro como una piscina y otros en los que no entra nada. Almería lo planteó perfecto, sin ninguna pega. Buscó algo que sabía que nos podía hacer daño y lo clavó. Pasamos todo el partido esperando esos dos tiros que cambiaran la dinámica, pero no llegaron.

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–Fue de esos días en que un equipo no se juega nada y al que sí, se le hace bola.

–Sí. No es que nos presionáramos, pero es que no salió nada. Llegó un momento en que no entraban ni de tres, ni de dos, ni siquiera los tiros libres (resopla).

–Probablemente se echó en falta a 'Nici' Gilday, a la que habían suplido bien hasta ahora.

–Estaba aportando mucho, pero habíamos podido paliar su baja bien. Pero es cierto que hay partidos en los que necesitas una referencia exterior que tome un buen volumen de tiros. Sí, la echamos en falta.

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–¿Les presiona eso de cara duelo decisivo del sábado?

–Sabemos que hay partidos y partidos, y es muy difícil que nos vuelva a salir uno tan malo. No hay que darle más vueltas.

–Pero el escenario es similar, pues para Alcobendas ya hay poco en juego.

–No van a regalarnos el partido, aunque puede que controlen cargas para la fase de ascenso. Pero jugando en casa, tenemos que salir a por todas. Podemos competirles perfectamente. Allí perdimos en un final ajustado, con una falta dudosa.

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–La veo optimista.

–Siempre lo soy. Luego pasará lo que tenga que pasar...

–¿Qué supondría meter al 'Raca' en la LF2 PRO?

–Es uno de los objetivos de la temporada. En el club están contentos con la temporada, pero quieren que acabemos como nos merecemos, que sería entrando ahí. Tal y como está la cosa, podemos decir que sería un ascenso.

–¿Echará raíces en Granada?

–Estoy muy bien aquí. No sé lo que pasará en un tiempo, pero Granada es una ciudad perfecta para vivir. Maravillosa.

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