El Maracena rescata un punto en la última jugada del partido

El partido arrancó con el Maracena mandando, queriendo el balón pero sin saber del todo cómo romper una zaga tosiriana bien pertrechada, con mucho tráfico por el centro. También tuvo modificaciones defensivas el conjunto de Morente, que jugó con Lavela como interior y David López a su espalda, haciendo un doble lateral que funcionó muy bien durante el encuentro. Molina volvió a jugar en el centro de la zaga junto a Nico, uno de los mas destacados del partido.

A pesar de la superioridad maracenera, no se veía incómodo al cuadro visitante, que defendía con acierto las pocas llegadas de los locales. La primera gran ocasión en un primer tiempo escaso de ella, fue un disparo desde el centro del campo de Fran Bea, despejado por Emilio. A renglón seguido, el mismo Fran Bea trató de sorprender con un córner olímpico que replicó de nuevo el meta rival con los puños. Pocos minutos después, Luis Enrique disparó mordido desde la frontal, yéndose desviado. El dominio era local, las sensaciones eran buenas, pero el gol no llegaba y el Torredonjimeno amenazaba atacando los espacios.

Aunque Morente gritaba a los suyos «¡Minuto 40!», pidiendo que pusieran intensidad en los últimos compases del primer acto, lo cierto es que parecía que los azules miraban ya de reojo al descanso, deseando coger un poco de aire y vislumbrar una estretegia con la que aclarar el camino hacia el gol. Y en esas, en un fallo de concentración, lo que llegó fue el tanto del Torredonjimeno. Chico se hizo grande en un balón aéreo, el balón rebotado cayó en un rojiblanco que la puso al segundo palo, donde Mario solo tuvo que empujar. Un mazazo psicológico de enormes proporciones.

De los vestuarios el Maracena salió siete minutos antes del reinicio, queriendo remontar desde antes de que el árbitro pitara. Su tiempo se tomó el cuadro visitante, refrescando su plan y dejando claro que iba a arrancar al cronómetro cada segundo que fuese posible. El inicio fue un calco del primer tiempo, con los locales atacando por tierra, mar y aire sin poner en demasiadoss aprietos a Emilio, que embolsaba cada disparo desde la frontal sin dificultad. A la hora de partido, Luis Enrique tuvo la más clara, con un pase atrás de Jordi que dejó al '10' en la frontal y con el panorama despejado, pero la mandó desviada.

Replicó el Torredonjimeno con un intento directo de córner más peligroso aún que el intentado por Fran Bea. Haro parecía superado, pero reaccionó ágil, sacando una mano muy estética para evitar el 0-2. A continuación, Javi Bueno también disfrutó de una ocasión muy clara a balón parado, rematando de cabeza sin marca en el segundo palo Falló inexplicablemente. Desde ahí, el partido entró en la bronca constante, con los tosirianos tratando de acelerar el paso del tiempo para desesperación de la parroquia local.

Las entradas eran cada vez más duras, entrándose en un tramo oscuro del que apenas se destaca ninguna acción. Sin embargo, se puede considerar al menos debatible la decisión que Paradas Mazuela, el árbitro, tomó en el minuto 74. Un balón dividido acabó con un choque entre Jordi y un rojiblanco. Aunque el balón parecía ser del maracenero, el tosiriano rebañó antes la pelota en una buena acción defensiva, sin tiempo para evitar el choque. Con ambos muy doloridos, el árbitro enseñó la segunda amarilla a Jordi y dejó con diez al Maracena. No parecía suficiente la acción para expulsar al delantero, que estaba firmando un segundo tiempo escandaloso, echándose a la espalda al equipo.

Pero sin embargo, la expulsión envalentonó a los azules, que empezaron a jugar a tumba abierta y echaron en el saco de la motivación cada contratiempo sufrido (también se lesionó en un hombro Rosales), arrinconando a un Torredonjimeno que no aprovechó bien la superioridad numérica. Aunque pudo llegar el 0-2 y de hecho lo hizo en clara posición ilegal, señalando el asistente el fuera de juego de Adri Paz.

El partido quería morir en el 0-1, pero no lo estaba matando el cuadro jienense, dando vida al Maracena que empezó a colgar balones al área. En uno de esos centros, el envío de David López se topó con las manos extendidas de un defensor. Indudable, el árbitro malagueño señaló la pena máxima ante las estériles protestas de los visitantes, sabiendo que habían tenido el partido en la mano y que se podía escapar. Luis Enrique tomó galones y pegó el penalti fuerte, pegado al palo izquierdo. Se tiró bien, pero tarde, Emilio. El 1-1 no contentó a ninguno, pero sirvió para que ambos sumaran en un partido que tenían pendiente. Encararán 2021 con un puntito más en su hucha. Algo es algo.