Siovas se retira con las manos en la cabeza del Sánchez Pizjuán. EFE

Domingos y domingos

Cal en los tacos ·

Ni en el fútbol ni en la vida suceden las cosas como queremos, casi nunca de hecho

Martes, 3 de diciembre 2019, 01:12

Hay maneras y maneras de empezar el día como domingos y domingos hay, pero se me ocurren pocas peores que la del griego Dimitros Siovas ... en Sevilla. Diez segundos duró en pie sobre el césped del Sánchez Pizjuán. Se lesionó en el típico balón atrás del saque inicial de tu equipo que los defensas suelen golpear lo más lejos posible para salir en bloque. Claro que Siovas, central heterodoxo, decidió responder con un recorte a la presión del sevillista Franco, ahora que empezaban a dejar tranquilo su nombre.

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Al pobre Siovas le bailó la rodilla y acabó marchándose en camilla con una hiperextensión, aunque por entonces aún no lo sabía. Imagino al central griego preparando el partido contra el Sevilla de forma concienzuda, llevándose a casa los apuntes, analizando los movimientos de Nolito, De Jong, Jesús Navas y, por supuesto, de quien acabaría lesionándole. Toda la semana escuchando a Javier Aguirre recalcándole su importancia en su defensa de tres centrales y dos carrileros, haciéndole sentir Zeus, güey.

Ni en el fútbol ni en la vida suceden las cosas como queremos, casi nunca de hecho. Hay una España que los domingos va a misa y se propone ser mejor persona, pero nadie puede controlar lo que ocurre de camino a la iglesia. Otras veces uno va a 'La Catedral' y le pitan un penalti absurdo que ni con videoarbitraje se corrige. Se hace más difícil tratar de ser mejor persona después.

Ojalá fuera siempre otoño y se jugaran al menos la mitad de los partidos bajo la lluvia. Hay un aire épico en esos duelos que pueden calificarse de batallas. También futbolistas que parecen nacidos para jugar chorreando, empapados y a punto de pillar un resfriado, como tortolitos de una comedia romántica de Woody Allen. En eso pienso cuando veo a Martin Odegaard, que se desliza por el Reale Arena como por el porche de su casa. Superior. Divino. Como si todos los días fuesen domingo.

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