La cuarentena no frena el optimismo de Laura Bueno

Desde su confinamiento en el piso que comparte junto a su familia en la capital, Laura Bueno confiesa que lo lleva «bastante bien». «Y eso que me cuesta llevar la situación de estar encerrada y no poder salir a entrenar, pero lo llevo como puedo, tratando de mantenerme lo más motivada posible», asegura la atleta. En los últimos meses, Laura Bueno empezaba a ver la luz tras mucho tiempo lastimándose de un edema óseo en la zona tibial de su pierna izquierda que le ha impedido competir desde hace más de un año ya, renunciando a los dos últimos Campeonatos de España de aire libre y pista cubierta. «Aún no estaba haciendo pista pero ya iba metiendo rodajes sobre tierra en el Parque García Lorca, intercalando carrera continua y bicicleta. Iba bastante bien, hacía semanas completas de entrenamiento que antes no podía, y tenía muy buenas sensaciones. Pero ahora esto…», comenta, resignada.

«Mi 2019 fue bastante feo y esperaba un 2020 de éxitos y alegrías, pero ahora que estaba empezando a correr ocurre esto», sigue con amargura. En su cuerpo sanaban las cicatrices mientras al planeta llegaba la pandemia. «La cuarentena supone un retroceso en mi recuperación. Tanto mi readaptador como mi fisio en FisioSalud Élite me estaban preparando entrenamientos muy específicos para el pie y estaba respondiendo bastante bien, ya me habían animado a correr sin preocuparme. Ahora sigo entrenando pero no es lo mismo», refleja Laura Bueno.

Pese a todo, lleva la cuarentena con optimismo. Con una sonrisa y carcajadas de fondo, al otro lado del teléfono. Gracias a la ayuda del gimnasio Spazio Reebok de Jun consiguió una bicicleta de spinning con la que está «flipando». «Me cuenta los kilómetros y todo. Desde que la tengo, puedo hacer entrenamientos de verdad, con intervalos de intensidad. Es lo que buscaba, un cardio de calidad», agradece Laura Bueno, que completa ese entrenamiento con un kit de pesas «para el tren superior sobre todo» que le aportó su equipo de FisioSalud Élite.

La velocista se mantiene atenta a las directrices de su mentor Jesús Montiel, la otra cara de la moneda, su inseparable entrenador. «Sigo sus pautas. Me pide que tenga paciencia y que sea consciente de la situación que tenemos para llevarla de la mejor manera posible, yendo día a día porque tampoco podemos saturarnos. Debemos esperar a las sensaciones, haciendo cambios cada día, alternando rodajes e imitando carrera», admite Laura Bueno, que no pierde el sentido del humor en ningún momento. «El destino no deja de ponerme bicicletas en las manos. Ya digo que soy 'atleclista'», bromea.

Como atleta de élite y aspirante a una clasificación para los Juegos Olímpicos que se le había complicado mucho este año, Laura Bueno no es ajena al aplazamiento de la cita ni al debate generado en España respecto a las limitaciones del confinamiento también para los deportistas. «Era una locura que los Juegos siguieran en pie porque en otros países los atletas sí podían salir a entrenar, pero estamos hablando de una pandemia mundial. Habría sido una locura celebrarlos así, estoy de acuerdo con que se aplacen un año porque además sólo habrían podido ir quienes tuviesen las marcas mínimas. Otros necesitábamos competir para tener puntos en el ránking. Ahí yo estaba jodida porque llevo un año sin hacerlo y no tendría ninguna oportunidad de ir», subraya la granadina.

«Por otro lado, entiendo que no nos dejen salir pese a que seamos deportistas de alto nivel, con sueños y objetivos, porque ahora mismo hay que mirar por la salud de todos los que nos rodean. Antes de cualquier marca mínima miro por la salud de los míos, no soy egoísta. Si hubiera tenido que sacrificar los Juegos por la salud de mi familia, lo habría hecho», sostiene Laura Bueno.

Hace unas semanas, probándose en el Estadio de la Juventud, a Laura Bueno le cayó un balón de rugby. «Lo cogí y vi tenía escrito 'corre'», confiesa. «Fue una motivación. Como ahora, que me ha caído una bicicleta estática del cielo. El destino me está diciendo que no me rinda», apuntala una velocista que se niega a dejar de soñar ni en la desgracia.