Los habitantes de Huéscar se lamentan con la derrota. Ariel C. Rojas

Eurocopa femenina

Inglaterra estropea la fiesta por Esther en Huéscar

Más de un centenar de vecinos animan a España en la final, con su paisana como pichichi del torneo pese a la derrota final

Ángel Mengíbar

Huéscar. Enviado especial

Domingo, 27 de julio 2025

Santa Esther bendijo al pueblo de Huéscar. No la heroína del pueblo judío como recoge la Biblia, sino González, la futbolista profesional de la selección ... española. Más conocida entre los oscenses como la hija de Rafa, el pintor. Indirectamente, la delantera nacida y criada en las calles de dicha localidad reunió a más de un centenar de vecinos en torno a una gran pantalla con un objetivo en mente: alzar la Eurocopa de fútbol femenino. Una misión casi imposible en otro tiempo a la que le faltó acierto en la tanda de penaltis para su consecución. Todo un chasco.

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Ni siquiera los 35 grados de los últimos suspiros de julio fueron suficientes para detener a la afición de la 'Roja' en Huéscar. Los árboles de la Plaza de Santa Adela aportaron la sombra justa para refugiarse en la ristra de asientos colocados por el Ayuntamiento, siempre con la mirada puesta en el Inglaterra-España que se sucedía a 1.698 kilómetros de distancia.

No faltó el rojigualda desde primera hora. Ya fuera en banderines, maquillaje o camisetas. La mayoría, con el '9' y el nombre de Esther a la espalda. «Todos con España», rezaba el mensaje del pecho junto a una imagen de la atacante. El fervor era absoluto. «¿Sale como titular?», se interesaban los aficionados a falta de media hora para el pitido inicial entre El Altillo y el Gala, los bares de la zona. No podía ser menos para la delantera, que a sus 32 años pugnaba por el pichichi del torneo tras anotar cuatro dianas y optaba a aumentar su registro. Confianza plena.

«Siempre fue una niña muy deportiva. Se merece todos los éxitos del mundo, trabaja como la que más. Empezó a jugar en la escuela municipal antes de pasar al Huéscar. Y de ahí para arriba. Jugaba con niños y metía más goles que nadie. Era mejor que todos ellos. Tenía unas cualidades fuera de lo normal», rememoró José Luis Triguero, uno de tantos oscenses presentes frente a la pantalla, uno de los que la vieron pegar sus primeros balonazos en el campo del pueblo.

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Otros más pequeños la descubrieron ya de profesional, un ejemplo ideal de que las mujeres también podían tirarse a ras de césped y llenar estadios en torno a la pelota como cualquier hombre. Así lo veía Olga, a la que no le faltaba detalle. A sus ocho años lucía con orgullo los colores de la selección en el moflete mientras cuidaba de su muñeca: una pequeña futbolista que recordaba a Carmona, la autora del tanto que dio el Mundial en 2023.

«Es mi favorita, aunque también me gusta Esther. Me gusta más el fútbol de las chicas porque pasan más cosas. Yo juego en el patio del colegio. Todos podemos hacerlo», reflexionó Olga sin quizá ser consciente de lo que realmente revelaban sus palabras. Corren otros tiempos, unos en los que la palabra 'empoderar' ha ganado protagonismo.

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La tanda de penaltis sacó a relucir los nervios de los oscenses tras una final igualada. Ariel C. Rojas

No tardaron los 'uy' en hacer retumbar el pueblo. Los primeros, con la propia Esther González rozando el gol de no ser por las manoplas de Hampton a los pocos minutos del comienzo. Poco a poco fueron ocupando los asientos restantes los más rezagados, apurando todo lo posible para burlar el sol. En las últimas filas permanecía atento Alfonso Gómez, primo hermano del progenitor de la futbolista. «Sin duda, es la vecina más destacada que tenemos, pero es una zagala sencilla. Viene de abajo y no lo olvida. Nadie le ha regalado nada y es un orgullo tenerla en el pueblo. Defiende a Huéscar allá por donde va. Su padre está orgulloso, aunque prefiere ver el partido en casa. Lo matan los nervios», reflejó.

La localidad estalló de alegría a los 25 minutos del duelo con el cabezazo de Mariona Caldentey ante el que solo pudo hacer la estatua la meta británica. España se adelantaba en el marcador y dominaba con su juego combinativo y de presión alta. La fiesta apuntaba a histórica, con la 'DJ' 'afilando' sus mejores éxitos junto al equipo de sonido. El optimismo duró hasta el descanso, con la delantera dando la cara por su pueblo en el césped de Basilea.

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Tras la reanudación, Inglaterra cambió el chip y puso en problemas a las españolas. Un desajuste en la zaga permitió a Russo empatar para chasco del público oscense. La plaza fue acogiendo a más y más 'devotos' de 'su' Esther, a la que no le fallaron las fuerzas pese al bajón general del equipo. La selección no conseguía cerrar la final, con un juego cada vez más espeso entre líneas. «Esto va a costar más de lo que creíamos», se comentaba en un sector. La ilusión pudo a la desidia, con los vecinos entregados al equipo de Tomé. «¡España, España!», vocearon.

Maldita teoría

La prórroga alargó el suspense, ya sin la oscense más universal en el campo después de ser sustituida. Todo quedó para los penaltis, una fatídica lotería que suele propiciar más disgustos que otra cosa. Nadie esperó los tres fallos consecutivos de Mariona, Aitana y Salma. Ni siquiera Esther, que vio levantar la Eurocopa en la lejanía y en manos inglesas.

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Esther posa con amigos del pueblo en Basilea tras recibir la medallade subcampeona. R. I.

«No fue su mejor partido, pero al menos queda como la máxima goleadora. Ha ganado muchos títulos, incluido el Mundial. Seguro que volverá a disponer de otra oportunidad. Cuando venga en unos días, la recibiremos como se merece», reflexionó el familiar. Hay Esther para rato. Para fortuna de todo Huéscar.

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