«Valero nunca defrauda porque siempre lo da todo»

Aunque fueron pocas las veces que David Valero apareció en la pantalla del cine Ideal por la retransmisión televisiva, muy centrada en la pelea por la medalla de oro entre Pidcock y Koretzky sobre todo en la recta final, el clamor y los gritos de ánimo eran unánimes cada vez que aparecía, con otras voces espontáneas que lo espoleaban con unos «¡vamos, Valero!» incluso cuando se le perdía la pista. Algunos, no obstante, también aprovechaban sus teléfonos móviles para seguir el partido de tenis entre Rafa Nadal y Novak Djokovic que se disputaba de forma simultánea en Roland Garros.

Entre los aficionados más incondicionales estaban los integrantes de la escuela de ciclismo que lleva el nombre del ciclista bastetano y que acudieron en buen número para animar a su ídolo. «Es un máquina, un grande del deporte, y una excelente persona además», recalcaron entre los niños, sus padres y los monitores.

Al final de la carrera no hubo decepción ni desilusión sino orgullo por la buena actuación de David Valero, al que sin duda le penalizó tanto la salida desde la vigesimotercera posición como el percance que sufrió luego en plena remontada. El momento más emocionante de la tarde fue, sin duda, verle llegar en el décimo puesto entre los aplausos de todos los presentes.

El cine Ideal se fue vaciando sin una sola carga larga sino todo lo contrario, y es que no todos los días se anima a un vecino –o hijo, hermano, primo, nieto o sobrino– en unos Juegos Olímpicos. Y a la salida, tras el décimo puesto de David Valero, más de uno se ilusionaba ya con la participación de María Pérez en los 20 kilómetros marcha del jueves.