Las manos de Daniela Jerónimo aseguran el gol en el Atlántico

El viaje de Daniela Jerónimo hacia el norte de España ha sido completo, con parada en el centro del país. Se desarrolló en las categorías inferiores del BM Almuñécar, que todavía la reconoce como a una de sus niñas, y ella misma admite que es jugadora profesional gracias a la escuela sexitana. Más tarde, el Balonmano Málaga Costa del Sol la reclutó para crecer como una 'pantera'. Lo hizo durante varios años e incluso llegó a debutar con el primer equipo malagueño en competición internacional, pero la alta competencia en la escuadra malagueña la dejaba sin mucha participación.

Jerónimo decidió dar un paso atrás para impulsarse y se marchó al Pozuelo, donde jugó la pasada temporada. El equipo madrileño logró la permanencia y se marchó al Balonmano Pereda, en Santander. Allí ha crecido de forma exponencial. En el curso 2022/23 anotó 30 goles en 19 partidos, mientras que en la actual lleva más de el triple (106) en 21 encuentros. El cambio fue brusco e importante para ella, porque Almuñécar ya no estaba a unas horas. Su familia viaja de vez en cuando al norte del país para acompañarla y ella aprovecha los findes vacíos que deja la competición para regresar al sur y romper con la rutina de los entrenamientos y los partidos. «Al principio lo llevé bastante regular porque vives como en otro mundo, te vas literalmente a la otra punta de España y es bastante complicado, pero con los móviles no se les echa tanto de menos», cuenta la jugadora granadina, que compatibiliza el deporte con el grado en Administración y Dirección de Empresas, consciente de que el balonmano no será para toda la vida.

El Pozuelo y el Balonmano Pereda, sus equipos de la pasada campaña y el de la actual, están inmersos en la pelea por la permanencia en la División de Honor Oro, con la escuadra santanderina fuera del peligro tras ganar al Bolaños el pasado finde con una destacada actuación de la sexitana, con siete goles. «Éramos un equipo bastante nuevo, teníamos que adaptarnos al juego de cada una y ha sido bastante complicado», relata. A nivel personal, asegura que quería «vivir otra experiencia, con un contrato diferente y una mejora de las condiciones». «He dado un pequeño salto en cuanto al equipo», sintetiza la jugadora, muy feliz de que el equipo sea mejor cuando el balón circula por ella.

«La temporada está yendo bien en mi caso. Cae un peso grande del equipo sobre mí, pero me está yendo mejor. Se nota cuando un entrenador te da confianza, porque juegas diferente. Al principio fue raro, porque en el Pozuelo tenía un papel más secundario y venía de una lesión. No creo que estuviera dentro de la gente en la que más confiaba el entrenador y el cambio en el Balonmano Pereda me agobió un poco, pero luego fue todo bien. Cuando el entrenador y las compañeras confían en ti sale todo bien y más natural», desarrolla la jugadora. La valentía del conjunto santanderino para apostar por ella es lo que ahora le hace feliz, sin dejar atrás las experiencias que la han forjado como jugadora. «El Málaga, por ejemplo, es un equipo de muy alto rendimiento en el que juegas muy cómoda, con personas que llevan muchos años en el balonmano, pero también buscas que te tengan más en cuenta, tener más protagonismo», incide la lateral zurda.

El futuro está a la vuelta de la esquina para ella, pero por ahora lo aparca. Está centrada en finalizar la temporada con el Balonmano Pereda y abrochar la permanencia, más cercana tras ganar la semana pasada. «Quieren que me quede aquí. He tenido mucha suerte, pero también tengo ofertas de otros equipos. No obstante, veré qué hago un poco más adelante, cuando finalice la temporada», afirma convencida, sin contemplar la pérdida de categoría de su equipo como una opción para cerrar un curso deportivo en el que ha crecido a pasos agigantados. Ella tiene en sus manos el gol del equipo y garantiza que seguirá entrando la portería contraria.