María Pérez y Alberto Amezcua, en 2017. Torcuato Fandila
María Pérez, bicampeona del mundo

«Era una niña y ya se transformaba al ponerse un dorsal»

Alberto Amezcua, compañero de la bicampeona del mundo desde que eran adolescentes, la califica como a una «competidora nata»

Viernes, 25 de agosto 2023, 00:03

Cuando Alberto Amezcua conoció a María Pérez, él tenía 14 años y ella, once. Entonces era imposible aventurar en aquella niña la bicampeona del mundo ... que ahora es, pero todos los que fueron testigos de sus orígenes apreciaban desde el primer momento «un talento innato para la marcha». «No era más que una cría y ya se transformaba cuando se ponía un dorsal, con ese gen ganador que tiene para cada carrera», apunta. «Entonces era muy corpulenta, con mucha masa muscular, y poco a poco fue evolucionando y afinando hasta echar cuerpo de marchadora, pero esa pura potencia que tenía era lo que más llamaba la atención y le hacía marcar la diferencia de pequeña. Impactaba verla con esa frecuencia tan chiquitita», admite.

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A Alberto Amezcua se le acaban los calificativos tanto para María Pérez como para Álvaro Martín, compañero y buen amigo. «Aunque María terminó tocada de los 20 kilómetros, y no era para menos, yo sabía que si se ponía el dorsal y salía era para ir a por la medalla de oro. Creo que lo tuvo más fácil que en el 20, de hecho, porque venía con una autoestima increíble. Yo tenía la corazonada de que iba a repetir el oro. Siempre fue una competidora nata», asegura el marchador, también testigo de su proceso personal desde las descalificaciones de hace un año a ahora. «Esos varapalos le sirvieron para mejorar y reivindicarse. Todos los que hemos vivido momentos difíciles por razones externas nos preguntamos por qué y tenemos problemas para gestionarlos, pero la carrera de un deportista es un aprendizaje continuo a diario», subraya.

Alberto Amezcua vivió el oro de María Pérez en los 35 kilómetros desde su casa ya en Guadix tras acabar decimotercero en los 20 del pasado sábado pese a batir su mejor marca personal seis años después con un registro de 1:19:28 que además cumple la mínima olímpica. «Demostré mi estado de forma en la competición más importante de la temporada, que es donde más mérito tiene hacerlo, y me quedo con eso. Eso sí, si me dicen antes de la carrera que terminaría en ese puesto con esa marca, no me lo habría creído», reconoce, resignado. «Con esa marca se han conseguido muchas medallas o al menos se ha estado más cerca de ellas, pero hay unas generaciones muy fuertes ahora y habla del gran nivel que tiene la marcha», remarca, agradecido al entrenador tras sus éxitos y los de María Pérez, Jacinto Garzón: «Es un apasionado de la marcha y tan buena persona que a veces hasta le regañamos».

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