La marcha accitana amplía sus vitrinas
Medallistas ·
Jacinto Garzón y sus pupilos regresan a Granada con nuevos éxitos en el Campeonato de Europa de la República Checa, donde emerge José Luis HidalgoJacinto Garzón mira a sus pupilos y se le iluminan los ojos, lleno de orgullo el pecho. Aterrizó en Granada desde Barcelona junto a ... sus pupilos María Pérez, Alberto Amezcua y José Luis Hidalgo, pero allí les esperaban guapos como para un bautizo el resto de compañeros del núcleo de entrenamiento. Una auténtica familia. No caben fronteras para la marcha accitana, que volvió a demostrar su talento en el Campeonato de Europa de Podebrady (República Checa). En los 20 kilómetros marcha absolutos, María Pérez fue plata individual y campeona por equipos –algo que ya ha dejado de ser noticia, aunque siga siendo extraordinario– al igual que Alberto Amezcua con los hombres pese a que tuvo que retirarse a los ocho kilómetros con taquicardias y problemas para respirar por su alergia. Sin embargo, la fiesta en el aeropuerto tenía un 'MVP' claro: José Luis Hidalgo, de 19 años, que emergió en su primera gran competición internacional como campeón de Europa sub-20 individual y por equipos.
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«Mejor, imposible», admite tras ser manteado por sus amigos el marchador rubio, que había perdido la motivación después de quedarse a las puertas de la selección por la pandemia un año atrás. «Había trabajado mucho y no tenía nada que perder, así que decidí hacer una carrera táctica junto a mi compañero Paul McGrath hasta que petásemos, pero aguantamos y dejamos atrás a todos menos al francés, Dimitri Durand, que luego fue penalizado. Se me fue la cabeza cuando me enteré en el antidoping», señala José Luis Hidalgo, que hizo una nueva mejor marca personal de 41:35 en los 10 kilómetros. «Esto es una gran motivación; mi mayor problema era que nunca competía como entrenaba», apunta. «Hizo una actuación magistral en su debut internacional. Tiene muchísimo talento, y lo sabe, pero le faltaba creérselo en competición. Que fuese segundo ya era un grandísimo éxito, pero la primera posición nos deja más felices todavía. Espero que le valga para motivarse en adelante, que conozca su valía», agrega su entrenador, Jacinto Garzón.
Pese a la plata y la buena marca –1:28:03–, María Pérez guardó balas para Tokio. «Sufrí bajo esos ritmos porque no los había preparado. Fue una carrera difícil, las rivales estaban muy pendientes de mí y las turcas y las ucranianas me encerraron mucho contra las vallas, hasta que di un golpe y estiré la carrera a los doce kilómetros. Podría haberme ido con Palmisano, que mereció la victoria, pero prioricé animar a mis compañeras para ganar el oro por equipos», expone la de Orce, a quien siguieron Laura García-Caro y Raquel González como tercera y cuarta, vigésima Julia Takacs. La italiana, una de sus referentes, le sostuvo la cabeza al vomitar tras las carrera las sales minerales con las que trató de hidratarse durante la misma. «En el Mundial de Doha fue al revés; me devolvió el favor», bromea María Pérez.
«De todas formas, me viene bien haber sido segunda para quitarme algo de presión», opina. «Irá con hambre a Tokio», avisa Jacinto Garzón, para quien su pupila «volvió a sacar su capacidad agonística en condiciones muy adversas». «Lo importante son los Juegos y estoy en un buen estado de forma a falta de alcanzar el pico. Estoy preparada para competir en carreras como esta, de hecho recorté catorce segundos a Palmisano en la última vuelta. Somos un equipo potente para Tokio; Raquel (González) ya estuvo en Río y Laura (García-Caro) y yo llevamos desde pequeñas compitiendo juntas. Tenemos una selección perfecta», asegura María Pérez, que aspira a lo máximo en verano. «En Podebrady volvió a hacer una carrera plena de lucha y emoción como nos tiene acostumbrados y mostró una faceta nueva, combatiendo en equipo y alentando a sus compañeras, que me gustó mucho», remarca Jacinto Garzón.
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Pese a todo, la felicidad del grupo no es plena. Todos estaban tristes por la retirada obligada de Alberto Amezcua, que abandonó a los ocho kilómetros por una alergia estacional que aún no consigue controlar, ni en manos de los mejores especialistas. Se quedó sin opciones de ir a los Juegos Olímpicos. «Fue muy amargo, tenía depositada mucha ilusión en esta temporada porque estaba mejor que nunca», se lamenta el marchador. «Me sentí mal desde el principio, quería y no podía. Sentí mucha impotencia porque venía de ganar en el Campeonato de España a dos de mis compañeros y esta vez no pude seguirles ni cuatro kilómetros. Tuve taquicardias y no podía respirar, decidí parar y al atenderme la ambulancia tenía la tensión altísima y no me bajaba. Me hicieron un electro para descartar algo peor, y por suerte quedó en un susto», comparte Alberto Amezcua.
«Cambié mi tratamiento hace dos años pero por la pandemia no pude comprobar si era eficaz la temporada pasada. Este es un momento complicado y ahora toca reflexionar con la cabeza fría, porque en caliente a uno se le ocurren cosas que luego descarta», se sincera el marchador, a quien consolaron sus compañeros en la habitación de Podebrady –«somos una familia, aunque luego compitamos entre nosotros en el asfalto». Le queda el consuelo de que las competiciones de marcha se retrasarán hasta abril en 2022. «Es la mejor noticia que me pude llevar», admite Alberto Amezcua. «Mayo es su punto débil, pero si eso cambia volverá a competir en igualdad de condiciones. Aún es joven y se merece lo mejor porque es un atleta 'top' técnica y físicamente. Estoy seguro de que será medallista olímpico», le respalda su entrenador y amigo Jacinto Garzón. Alberto Amezcua volverá más fuerte. Sobre todo, porque no podría estar mejor acompañado.
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