La cuna de la marcha en Guadix
Escuela ·
Manolo Segura y Jacinto Garzón, entrenadores accitanos de referencia, reconstruyen una disciplina ya tradicional que cuenta con María Pérez como última olímpicaMaría Pérez regresó de Tokio con una medalla de 'chocolate' y un diploma olímpico, pero ante todo con el orgullo de haberse estrenado en unos ... Juegos Olímpicos. Es la última gran heredera de la marcha atlética accitana, que hace ya años que dejó de ser algo extraño en Guadix para convertirse en un vértice más de su idiosincrasia. Ella, como todos sus predecesores, fue algún día una niña y aprendió a amar la disciplina en la pista del polideportivo de la localidad. En pocas pistas del mundo sucede que puedan encontrarse más deportistas marchando que corriendo; en Guadix ocurre. Un reflejo de la tradición que instauraron hace treinta años entre Manuel Alcalde, 'Paquillo' Fernández, Montse Pastor o Manolo Segura, que todavía dirige marchadores al frente del club ADA Guadix, que aún abraza a las jóvenes promesas de la localidad junto a la Juventud Atlética Guadix, cuya división de marcha lidera ahora Jacinto Garzón como entrenador de referencia ya internacional. Comparten la instalación con camaradería y una educación común en valores que parte de una base 'multiatlética' previa a la especialización, ya sea en la marcha o en cualquier otra disciplina. La generación dorada que inició Alberto Amezcua en podios internacionales y continuó la ya olímpica María Pérez se preocupa por quienes les seguirán como próximos herederos.
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Manolo Segura y Jacinto Garzón posan juntos en la pista y simbolizan la unión de la marcha accitana. Ambos entrenadores coordinan a sus respectivos grupos de atletas desde el calentamiento y hasta que echan a rodar dando vueltas a una pista enmarcada en una postal hermosa, con unas condiciones naturales únicas. «La altura, entre los 1.000 y los 1.400 metros, supone un atractivo potentísimo. Guadix es un lugar ideal para trabajar la marcha. Cuando vienen atletas de fuera valoran mucho cómo se vive y les acogen aquí, así como que haya tantos deportistas marchando», señala Garzón. En el ADA Guadix cuentan con 110 deportistas desde niños a veteranos, con diez marchadores en la base y ocho en competición; en la Juventud Atlética Guadix, por su parte, llegaron a reunirse 145 integrantes antes de la pandemia, de pequeños a mayores, con un grupo de marchadores superior de 25 miembros al que habría que agregar a otras jóvenes promesas que trabajan en Granada capital y a quince niños menores de diez años en la cantera.
«Aunque a veces se hace difícil compartir la pista cuando se reúnen cientos y cientos de niños, ambos clubes tenemos una relación muy cordial, de mucha tranquilidad. Hace años que funcionamos como la seda, pero hubo una época en la que sentía dolor interno al venir a la pista porque no me gustaban ciertos enfrentamientos que veía; ahora lo hago feliz», reconoce Manolo Segura, que fue entrenador de Jacinto Garzón de los 10 a los 18 años. «Era un niño muy impulsivo y competitivo, serio y ambicioso, bajo el lema 'espíritu de lucha'. Como entrenador le veo preocupado por muchísimos aspectos; se esfuerza por ser un profesional de la marcha aunque no pueda vivir de ello», le premia Segura.
Jacinto Garzón recuerda con cariño aquellos primeros años. «Manolo era un entrenador de la escuela moderna, que no imponía ni te hablaba mal para sacar lo mejor de ti; fue uno de los maestros de mi generación. Como entrenador he intentado mantener esa escuela de valores desde el respeto a los atletas», admite. Por aquel entonces no era tan sencillo entrenar como ahora. «Los inicios de la marcha en Guadix no fueron fáciles; entrenábamos dando vueltas al campo de fútbol o en un espacio abierto junto a la estación de autobuses. Nos preguntaban qué hacíamos y nos sentíamos criticados. Fue un paso importante que se hiciera algo natural, y para ello los éxitos deportivos son básicos», esgrime Manolo Segura. Tanto él como quien fuese su pupilo rememoran cuando participaban en el Gran Premio de Guadix con pegatinas de 'pista ya' por la instalación que se inauguró en el año 2000; ahora, lo que piden es que el tartán se renueve.
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El purismo de la técnica
Pero si algo caracteriza a la marcha accitana es su purismo. «Al menos, en cuanto al estilo y el gesto. Siempre analizamos el apoyo, el doble apoyo, la movilidad de las caderas…», especifica Segura. Una preocupación prioritaria por la técnica, que se depura mediante la insistencia en fundamentos básicos incluso al más alto nivel. No se libra ni María Pérez, siempre libre de amonestaciones luego en competición.
Las pruebas escolares que alumbraron a María Pérez
Toda España conoce a día de hoy a María Pérez, pero la primera persona que adivinó su talento deportivo fue Pepe Hernández, su maestro en el colegio San José de Orce. «Formábamos equipos polideportivos con niños de Galera, Huéscar y Orce. Practicábamos de todo, también atletismo, y les hacíamos participar en distintos campeonatos entre pueblos, sobre todo de cross», relata. «Conocí a María cuando tenía diez u once años; era buena atleta de cuna. Tenía condiciones naturales», apunta Pepe Hernández, quien comparte que a la de Orce también le encantaba el fútbol sala. Un día visitó el colegio 'Paquillo' Fernández y María Pérez descubrió la marcha. «Me dijo que aquello le gustaba y empezó a practicarla; otra monitora, Inmaculada García, y yo le enseñamos y le insistimos en la técnica. Con el tiempo la llevé a una concentración a Guadix y le dije a Jacinto Garzón que era de las que destacaba; se unió a él y empezó a ganar», rememora, bajo la anécdota de una prueba infantil que María arrancó plena de fuerza y terminó agotada, rendida y frustrada en un portal, todo carácter. «Todavía, cuando la veo entrenar o en competiciones, reconozco a aquella niña por su sencillez y el cariño que todavía me tiene» agradece Pepe Hernández.
Ella, con su ejemplo y cercanía pese a residir de un tiempo a esta parte en el área metropolitana de la capital, colabora para que ese legado continúe. «La conexión entre niños y adultos es fundamental; que haya éxitos permite un engranaje perfecto, y la marcha en Guadix lleva más de treinta años de tradición con grandes ejemplos desde los orígenes y en cada década. Todos los niños quieren verse reflejados en sus mayores, y aunque el listón siempre ha estado muy alto es muy bonito que sea así. Los más grandes miman a los pequeños como en su día les mimaron a ellos; esos lazos surgen de forma natural», alaba Jacinto Garzón.
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«Ahora es más fácil engancharse a la marcha en Guadix que en cualquier otro sitio», se felicita Manolo Segura, contento al comprobar cómo la disciplina que le cautivó tiene cada día más adeptos. El último gran hito de la marcha accitana fue la participación de María Pérez en los Juegos Olímpicos de Tokio, cuarta clasificada y finalista. El desempeño de Manolo Segura y Jacinto Garzón como entrenadores de los clubes ADA Guadix y Juventud Atlética Guadix garantiza que el legado histórico que Segura colaboró a instaurar y Garzón heredó permanezca más vivo que nunca, con un brillante horizonte por delante.
Los campeones tienen herederos garantizados
José Luis Hidalgo, de 19 años, fue el último marchador accitano en saltar a la palestra internacional al proclamarse campeón de Europa sub-20 el pasado mes de mayo. Sigue los pasos de sus compañeros María Pérez, Alberto Amezcua y José Manuel Pérez, que ya brilla a nivel absoluto a sus 21. Los cuatro son pupilos de Jacinto Garzón, a quien también ilusionan sus 'pequeños'. «Todos tienen algo especial, y no será por talento sino por ilusión y motivación por lo que lleguen arriba en un futuro», asegura. Entre ellos destaca a África Carrasco, a quien la propia María Pérez apoda 'MiniMaría', «por su gran técnica y desparpajo». Tanto ella como César Hidalgo obtuvieron medallas en los últimos campeonatos de España por equipos: «Esto indica que con entrenamiento y trabajo podrían llegar a lo más alto, como otros lo han hecho antes». «No hay otra ciudad en España que tenga más medallistas europeos en categorías inferiores sub-20 que Guadix», recuerda Garzón.
Manolo Segura, entrenador de la algecireña Ainhoa Pinedo desde Guadix, también dirige a jóvenes talentos de mucha proyección. Entre ellos sobresalen Sofía Rodríguez, Pablo Postigo y María Moya, todos sub-20. «Sofía tuvo esta temporada problemas de rodilla pero tengo muchas esperanzas puestas en ella. Pablo tiene un potencial físico y una mentalidad ganadora muy importantes, aunque sus condiciones estén por pulir como las de su hermano Javier, que es sub-16. María, por su parte, faltó a la última Copa de Europa sub-20 por un problema de salud y ahora necesita unos meses de reposo, pero en un año con nosotros ha mejorado sus marcas en cuatro minutos y tiene un carácter competitivo importante», destaca Segura.
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