Los retos que hay que superar en la San Antón
Hay determinados puntos del recorrido que son claves a la hora de terminar la carrera
JESÚS MUDARRA
Jaén
Miércoles, 15 de enero 2020, 23:47
Este próximo sábado miles de corredores surcarán las calles de Jaén en una nueva edición de la carrera urbana Noche de San Antón. ... Estos últimos días antes de la cita se exprimen al máximo por parte de los 'runners' para culminar una preparación que tiene también su parte psicológica. Son muchos los que, además de completar el recorrido alguna vez como entrenamiento, se marcan determinadas metas mentales dentro del mismo.
Sirva o no como estrategia para terminar la carrera, lo cierto es que hay puntos claves dentro del recorrido que indican que vamos por buen camino. Sin duda el primero de ellos es el final de la avenida de Madrid. Una vez que la euforia de la salida y el musical paso por el túnel de la avenida de Andalucía han quedado atrás, toca ponerse el mono de trabajo para hacer uno de los kilómetros más complicados del trazado. Las caras de alivio son notables a la llegada a la 'Puerta Barrera'.
La avenida de Granada sirve para que los atletas recuperen el aliento y los más experimentados entre ellos saben que ese momento debe aprovecharse al máximo porque poco después viene la prueba de fuego. El recorrido de la San Antón es exigente hasta para los más preparados y gran parte de la culpa de esto la tiene la avenida de los Escuderos.
Prueba de fuego
Esta escarpada cuesta es uno de los puntos donde más público se concentra y son conscientes los asistentes de que sin su apoyo muchos no conseguirían llegar al final. Esta calle ejerce de filtro pues no son pocos los que cambian en su mitad el trote por caminar. Esa es la parte negativa mientras que la positiva se encuentra junto a la palmera que corona la subida. Al pasar junto a ella, uno ya sabe que lo peor de la carrera ha quedado atrás y que la mayoría del desnivel que se encontrará en adelante será negativo.
Reconforta el paso por delante de la Catedral y también el calor de las antorchas que ante ella se agolpan. El paso por el barrio de Santa Isabel anticipa la magia de las lumbres. Todo eso se acaba convirtiendo en motivación una vez que se enfila de nuevo la avenida de Andalucía. No se ve la meta, en gran parte por culpa del público agolpado, pero el final está cerca y, aunque las piernas empiezan a resentirse, si se ha llegado hasta allí ya no hay vuelta atrás, la carrera está acabada.
Claro que antes de pasar por el arco que la finaliza oficialmente hay tiempo para comprobar que el Gran Eje tiene más pendiente de la que parece esconder a diario y si uno no es consciente de lo larga que es la última subida de todas lo puede acabar pasando mal.
Todo el sufrimiento, la preparación y los problemas para conseguir dorsal acaban mereciendo la pena cuando cuelga la medalla del pecho y se pasa de corredor a ser uno de los jienenses que disfrutan de las lumbres, chorizo y rosetas en la mano.
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