El Barça naufraga en Almería y reabre la Liga

Con un ojo puesto en Old Trafford y otro en la eliminatoria de Copa del Rey frente al Real Madrid. Así salió el Barcelona a jugar este domingo frente al Almería. Xavi dispuso un once en el que dio descanso a teóricos titulares como Araujo, Koundé, Balde o Raphinha y eso degeneró en un mensaje erróneo para un equipo que salió a medio gas. Los culés no fueron capaces de igualar la intensidad en los primeros instantes de un Almería que ganó la batalla en la medular gracias al 4-4-2 sorpresa de Rubi y a una presión adelantada que asfixió a los Christensen, Eric García y compañía. Los andaluces ganaron todos los duelos y en uno de ellos se asociaron Luis Suárez y El Bilal Touré en una jugada de manual a la espalda de los centrales para que el punta de Mali fusilara a placer a Ter Stegen, abriera el marcador y castigara el mal inicio azulgrana.

El tanto local puso justicia a una primera mitad en la que el Barça estuvo desdibujado y en la que no tuvo la fluidez habitual en la circulación de pelota. Ni siquiera después del gol de El Bilal Touré se pudo ver la mejor versión de un equipo incapaz de meter a su rival en campo contrario, de encontrar pases que consiguieran superar líneas y de lograr ventajas para que Ferran Torres o Jordi Alba pudieran desbordar desde los costados. Los culés estuvieron espesos y se fueron al descanso con malas sensaciones y sin un solo remate entre palos para desgracia de Xavi, que negaba con la cabeza ante la ocasión que los suyos estaban desperdiciando de darle un nuevo mordisco a la Liga.

Tras la reanudación, Xavi quiso dar una vuelta de tuerca al partido. Su 4-4-2 había gripado en la primera mitad ante la réplica táctica de Rubi y su equipo necesitaba soluciones para desactivar la trampa del Almería. La apuesta del técnico de Tarrasa fue dar entrada a Raphinha en el extremo diestro en lugar de Kessié y cambiar de banda a Ferran Torres. Los cambios, que viraron el sistema hacia el 4-3-3, le sentaron bien a un conjunto que ahora se enfrentaba a un encuentro totalmente diferente. Los culés ahora sí eran capaces de ensanchar el terreno de juego y de embotellar a su rival en su propia área, pero se enfrentaban a un equipo que había reculado y que convivía en muy pocos metros con el objetivo de aguantar una segunda parte que prometía ser un asedio sin cuartel de los de Xavi.

Ese nuevo escenario fue otro escollo más para los azulgrana, que seguían sin encontrar inspiración ante el orden de su rival. El Almería, que también tenía plan B, cedió los costados y eso degeneró en un sinfín de centros laterales que se toparon una y otra vez con la zaga local, salvo en dos ocasiones en las que Raphinha apareció por sorpresa. En la primera remató desviado y en la segunda no llegó a un balón medido de Ferran.

Después de 70 minutos el Barça seguía sin probar a Fernando y eso hizo que Xavi apostara por poner toda la carne que le quedaba en el asador. Defensa de tres con Araujo y Marcos Alonso en el campo, con cuatro centrocampistas y con Alarcón para acompañar a Lewandowski en el área. El Barça siguió entonces a toque de corneta, pero fue demasiado tarde. Alarcón y Araujo tuvieron sendas ocasiones en la recta final, pero no evitaron la debacle del Barça, que llegará al clásico de Copa en plena zozobra después de dos derrotas consecutivas en apenas cuatro días y con su ventaja en la Liga ante el Real Madrid reducida a siete puntos.