Kwan Cheatham estuvo enchufado en Zaragoza. E. Casas

El triple como enemigo inicial y aliado final

Cambio ·

El Covirán estuvo muy desacertado en el perímetro en la primera parte, pero acabó aferrándose a él al voltear el marcador

Sábado, 11 de mayo 2024, 00:45

Tuvo que picar mucha piedra el Covirán en Zaragoza para sumar una victoria que vuelve a abrirle de par en par las puertas de una ... permanencia que sigue dependiendo de los de Pablo Pin ante el partido que, sin solución de continuidad, afrontarán mañana (18.30 horas) frente al Dreamland Gran Canaria. Y es que, pese a que los rojinegros mostraron siempre un alto nivel de concentración en el Príncipe Felipe de Zaragoza, como no podía ser de otra forma ante lo que había en juego, el errático inicio de partido en el tiro exterior pudo hacer crecer un nivel de ansiedad que los rojinegros fueron capaces de controlar en todo momento para que no les acabara afectando.

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Con apenas tres aciertos en dieciocho intentos desde más allá del 6'75 se fueron los rojinegros al vestuario, seis puntos por detrás del Casademont, con Kramer y Valtonen especialmente desatinados en tiros cómodos en los que habitualmente suelen tener alto porcentaje. Apenas Cheatham (dos veces) y Bamforth escucharon el sonido de la red desde el triple antes del descanso.

En esas condiciones, era capital el inicio del tercer cuarto, y el Covirán demostró entonces que no era el día en que iba a dejar de asir por el mango la permanencia. De la mano del esperado y necesario paso adelante en defensa, llegó al fin la puntería exterior. Fue Cheatham el primero en acertar, sin que tardaran en secundarle al fin precisamente el finés, el alemán y, de nuevo, Bamforth. Así las cosas, en un santiamén el equipo rojinegro tomó la iniciativa en sensaciones y tanteador para yo no dejarla nunca más. Fue el momento clave del duelo, y los rojinegros acertaron cuatro de cinco intentos perimetrales.

Lo cierto es que el porcentaje final de los de Pablo Pin no fue excelente –8 de 31, 26%–, pero los triples entraron justo cuando debían para invertir la tendencia de un partido que podía complicarse. El Covirán vive, su lucha sigue.

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