Thomas Bropleh (izquierda) se ejercita ante la atenta mirada de Chauncey Billups. ideal
LEB Oro

Los meses que cambiaron para siempre la carrera de Thomas Bropleh

El escolta del Covirán pasó en blanco el año 2016 tras ser 'cortado' por los Texas Legends de la NBA GLeague

Jueves, 2 de diciembre 2021, 00:27

Hay situaciones en la carrera de un deportista en las que el abismo amenaza con acercarse. Al menos, en lo referente a la incertidumbre profesional. ... A si uno realmente será tan válido como cree, o si podrá llevar a cabo una carrera como la que pretendía en un mundo tan competitivo. Momentos de duda en los que la fortaleza mental y la ética de trabajo pueden ser la única forma de encontrar una nueva vía de escape hacia el objetivo

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Puede resultar poco creíble hoy viendo su nivel, pero no hace tanto que Thomas Bropleh pasó por un escenario así. Tras salir con prestigio de la Universidad de Boise State, su primer año profesional jugó en el Paderborn alemán, antes de regresar a Estados Unidos para enrolarse en las filas de los Texas Legends, el equipo de la GLeague de la NBA vinculado a los Dallas Mavericks. Sin embargo, allí las cosas no salieron del todo bien. «Era un equipo realmente bueno, y en pretemporada quedaban dos huecos en la plantilla y varios jugadores aspirando a entrar. Traté de dar lo mejor de mí, desde luego podía competir con esos tíos, y así lo hice. Pero así es el negocio», se resigna.

Efectivamente, el dos de enero de 2016, Bropleh conocía la decisión de los Legends de no contar con él, pues el puesto de escolta restante en la plantilla lo ocuparía el hasta hace unas semanas jugador del AEKde Atenas, Manny Harris. Así que, con la temporada en Europa ya muy avanzada, el actual alero del Covirán fue dejado prácticamente en la estacada. «Sentía que estaba preparado para jugar a buen nivel y eso no ocurrió. Así que tocó volver a casa y pensar en qué hacer para el siguiente paso, qué mejorar para seguir», cuenta.

Una duda lógica, pero que se alargó demasiado. «Estuve un año sin saber qué iba a pasar conmigo, entrenaba muchísimo e hice una gira por China con otros profesionales, pero no tenía un trabajo mínimamente estable», matiza. Desde ese dos de enero pasaron 364 días hasta que Bropleh embarcó el 31 de diciembre camino de Oporto, donde el ex seleccionador nacional, Moncho López, le ofreció un contrato de dos meses en la modesta liga lusa. Tras una larguísima escala en Munich arribó al país vecino el dos de enero, justo un año después del 'corte' en los Texas Legends.

Chauncey Billups

Desde ese momento, la carrera de Bropleh no ha dejado de crecer. Oporto, Breogán, Betis o Palma fueron algunos de sus destinos antes de la madurez de juego que muestra actualmente en el Covirán, pero es necesario indagar en qué pasó en ese año en blanco.

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«Una vez que volví, en febrero me ofrecieron trabajar en el D1 Sports Training para preparar mi siguiente reto», apunta. Se trata de una moderna instalación en Highlands Ranch, a unos 40 kilómetros de Denver, perteneciente al que fuera estrella de la NBA –campeón en 2004 con los Detroit Pistons–, Chauncey Billups. Una experiencia intensísima, con sesiones agotadoras dirigidas por el entrenador Nick Grant y con la presencia del propio Billups –hoy entrenador jefe de los Portland Trail Blazers– tres días a la semana. «Trabajé durísimo aprovechando que no tenía equipo, estuve yendo cada día durante dos meses, de siete de la mañana a tres de la tarde», recuerda. En el plan diario había tiempo para el tiro de tres, el manejo de balón y otros aspectos técnicos, así como para la mejora de fuerza y resistencia, con un especial énfasis también para los estiramientos. Con el paso del tiempo, Bropleh califica aquellos meses como «cruciales» en su carrera, pues le ayudaron a «entender dónde estaba como jugador y qué tenía que hacer para mejorar, al tiempo que me dieron más ambición para seguir trabajando».

Aunque aquellas sesiones de 2016 resultaran claves para el jugador que es hoy, la relación de Bropleh con Billups viene de antes. «Es un héroe local en Denver y le conozco hace diez años, pues siempre está ayudando a jugadores de nuestra comunidad», expone el alero. Casualmente, Bropleh jugó en el mismo instituto que Billups en su día, el George Washington, lo que aumenta su vinculación. Cuenta el rojinegro que el histórico base ha ayudado a muchos como él no solo en lo baloncestístico, sino en aspectos como «saber cuidar nuestro cuerpo, cómo abrir nuestra mente o qué hacer tras un partido». De hecho, asegura sentirlo cerca. «Siempre está ahí», subraya.

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Breogán

Bropleh ha trabajado junto a muchos NBA. «Brad Miller, Von Wafer, Earl Boykins, Jimmer Fredette…», enumera. Afirma que «Denver es un lugar especial para eso, por ser la sede de los Nuggets», y agradece que la franquicia de Colorado «desde que cumplí los 18 años me acogió con los brazos abiertos y he trabajado con ellos muchos veranos, lo que me ha ayudado porque sé que puedo competir en cualquier sitio».

Hoy, el máximo anotador del Covirán –15 puntos por partido– se siente en madurez y con una espina clavada. «He pensado en el segundo partido contra Breogán cada día desde entonces, fue descorazonador y eso nos motiva», cierra. Aviso a navegantes.

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