La mañana salió torcida y vuelve a evidenciar los riesgos de la plantilla
El Covirán acabó su partido en Melilla con siete efectivos disponibles y sin la gasolina precisa para frenar el acierto del rival
Domingo, 5 de diciembre 2021, 16:16
Hay partidos que empiezan torcidos incluso ya desde antes del salto inicial. Y el desplazamiento del Covirán Granada a una de sus canchas malditas –cuenta ... por derrotas todos sus encuentros allí, tres ya con este–, el pabellón Javier Imbroda de Melilla, es una buena prueba de ello. Los rojinegros empezaron a jugar el duelo el viernes, cuando saltó por sorpresa el positivo por Covid de James Ellisor. De ahí que un factor que parecía lejano con el regreso a una temporada más o menos normal pesara en lo sucedido en la Ciudad Autónoma.
Publicidad
Porque tuvo su impacto. No ya solo porque la plantilla rojinegra pasara la mayor parte del viernes en el Hospital La Inmaculada, con la incertidumbre de si habría algún positivo más o no, e incluso de que el viaje a Melilla –el sábado, vía Málaga–, pudiera quedar aplazado de declararse un brote. Obviamente, la ausencia del escolta de Glendale se hizo notar. La granadina es una plantilla corta por convicción, pero que últimamente, desde la lesión de Christian Díaz –a sumar a la de Joan Pardina–, corre el riesgo de quedarse cogida con pinzas en más de una ocasión, tal y como sucedió en la décima jornada de la LEB Oro. La imagen del banquillo rojinegro en la recta final del encuentro, con apenas dos suplentes tras la descalificación por dos técnicas de Thomas Bropleh, fue el mejor reflejo de lo exigua que se puede quedar la rotación del Covirán ante partidos de alta exigencia como el de Melilla.
De hecho, no le dolieron prendas a Pablo Pin en admitir en rueda de prensa que al equipo, sencillamente, no le dieron las piernas. Aguantó con esmero mientras tuvo gasolina.
En el alambre
Pero el Covirán fue valiente en Melilla. Aceptó el 'pim, pam, pum' ofensivo inicial propuesto por los locales. Diez puntos de Bropleh dispararon a los de Pin hasta un solvente 20-27 tras el primer cuarto. Sin embargo, el escolta no volvió a anotar en el resto del encuentro, en uno de sus peores días como rojinegro. Acabó desquiciado por sus errores y los del trío arbitral y sin ser la referencia ofensiva que necesitaba su equipo en un día con una rotación tan corta.
Aún así, le dio al Covirán para tener medio 'match-ball' en el segundo cuarto. Con 23-36, Lluís Costa falló un triple liberado. Se lamentó el base, consciente de la oportunidad. Desde ahí, Melilla cambió el chip y recuperó el acierto, especialmente desde el triple –12, por 5 granadinos–. Ya nada fue igual.
El sábado llega Estudiantes al Palacio. Volver a jugar con ocho, salvo que el coronavirus abandone pronto el cuerpo de Ellisor, parece real. Otro día para vivir en el alambre, en un duelo de los de ganar o ganar para que la primera plaza, a manos de los colegiales, no empiece a irse ya demasiado lejos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión