Una kilometrada de órdago para salvar el objetivo a medio plazo
El Covirán Granada viajó durante la pasada madrugada a Girona con la intención de recuperar mañana el hábito perdido de ganar y jugar bien
JOSE MANUEL PUERTAS
Granada
Sábado, 6 de febrero 2021, 00:33
Aunque el Covirán Granada lleve toda la temporada instalado entre los cinco mejores del grupo B de la LEB Oro, que serán los ... que disputen el ascenso a la Liga Endesa junto a los cinco mejores del lado occidental, la realidad es que las últimas semanas han complicado el escenario inmediato para los rojinegros. Los partidos aplazados y la derrota del martes ante el Força Lleida han hecho que las cuentas granadinas parezcan menos claras.
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Cabe recordar que el formato de competición del presente curso hace que los resultados entre esos cinco primeros se arrastren a la segunda fase. Por ello, el tropiezo ante los ilerdenses, que también vencieron en Cataluña al Covirán, puede ser un hándicap a medio plazo. Si el equipo de Gustavo Aranzana acaba metiendo la cabeza entre los cinco mejores, los de Pin tendrán dos derrotas acumuladas, frente a un rival que, en principio, no es un gran candidato al ascenso. De ahí que, a partir de ahora, el Covirán necesite forzar la máquina para que no se le repita ese escenario contra otros posibles rivales en la segunda fase.
A estas alturas, el Covirán es, junto al Almansa, el equipo que menos partidos ha jugado en su grupo. Tres menos que Alicante y dos por detrás de Castellón, Palma o Lleida, por nombrar rivales que le preceden en la tabla.
Sin especular
La coyuntura hace difícil poder poner la calculadora sobre la mesa y pensar en qué oponentes podrían coincidir en la pelea final y ante cuáles otros se podría incluso, si no levantar el pie del acelerador, ser conscientes de que ese resultado no arrastrará a la segunda vuelta. Un escenario muy posible con el vigente sistema de competición pero que el Covirán, dado su déficit de partidos, no puede ni plantearse.
«Quiero ver como una ventaja el no poder hacer cuentas, porque esa alerta que no hemos tenido ahora debe ser doble para mantener el espíritu competitivo hasta la última jornada sin mirar a nada que no sea nuestro partido», expuso ayer Pablo Pin en rueda de prensa previa al partido de mañana. Palabras en las que subyace el reconocimiento de que su equipo estuvo ante Lleida lejos del nivel que exige ya a estas alturas mirar hacia arriba en la LEB Oro. Algo comprensible después del larguísimo parón de casi mes y medio sufrido por los rojinegros por los casos de coronavirus en sus sucesivos rivales pero que resultó letal el martes.
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«No podemos hacer cálculos por arriba, por abajo o por el medio. Quedan seis partidos y vamos a jugarlos en cuatro semanas. Igual tenemos que jugar un sábado y al lunes siguiente, porque no somos los únicos con aplazados. Pero es lo que hay y yo prefiero esa tensión competitiva», expuso el técnico en relación al sudoku que se avecina por calendario a partir de ahora. Si todo marcha según lo deseable, la primera vuelta debería cerrarse el 5 de marzo, aunque en caso contrario, desveló Pin, «está habiendo reuniones para posibles escenarios si no fuera posible llegar a esa fecha con todo jugado».
Ciertamente, en sus palabras subyace una realidad: a día de hoy sigue siendo un tanto aventurado decir que el Covirán peleará por el ascenso. Sería lo más lógico pero ni mucho menos está certificado. De ahí que el duelo en Girona, que podría ser poco trascendente si los rojinegros llevaran sus partidos al día, adquiere un tinte relevante. En caso de ganar, el Covirán prácticamente descartaría a los gerundenses de las cábalas por los cinco primeros. Pero de darse un pinchazo, la calculadora rojinegra empezaría a echar humo incluso en lo que a la pelea por los puestos de honor se refiere y la presión y una inesperada ansiedad no harían sino aumentar en próximas jornadas.
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Mentalidad
Por ello, es necesario que los granadinos recuperen el nivel que se les conoce pero que no se atisbó ante Lleida. «El jueves vimos situaciones que hacíamos bien pero en las que tuvimos errores tontos el martes, por tratar de evitarlas y recordar realmente qué equipo somos», expuso Pin, consciente de que la principal tarea ahora es recuperar al equipo mentalmente.
Toca recobrar rutinas y hábitos. El Covirán superó ayer sus tests de antígenos sin sustos y supo que Girona hizo lo propio. A las diez de la noche se subió al bus y, casi sin paradas, esperaba llegar a primera hora de esta mañana a orillas del río Ter, tras 947 kilómetros nocturnos. Una paliza de órdago y un objetivo básico: recuperar la seña de identidad y no complicarse un futuro en el que han aparecido algunos nubarrones con los que casi nadie contaba hace no tanto.
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