El físico y el desatino exterior obligaron a rendirse a la evidencia en Badalona
El Covirán ratificó sus mejores sensaciones para competir ante la 'Penya' pero la raquítica rotación hipotecó las opciones de triunfo de los rojinegros
Lunes, 9 de enero 2023, 20:00
El Covirán Granada volvió a sufrir otra abultada derrota en Badalona, poniendo fin a unas fechas navideñas que han sido para olvidar en los que ... a la escuadra granadina se refiere. Mermadísimo por la plaga de lesiones que ha azotado a su plantilla, el equipo rojinegro volvió a dejar claro que, a día de hoy y hasta que se incorporen los refuerzos y se recuperen al menos parte de los lesionados, su potencial dista mucho del de un equipo capaz de ganar en una competición como la ACB, especialmente ante rivales de enjundia como los que ha encadenado en la transición entre 2022 y 2023. Era una realidad tozuda que cabía imaginar y que el paso de los partidos no ha hecho sino confirmar.
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Sin embargo, el equipo dirigido por Pablo Pin tiene algunos aspectos a los que aferrarse para ser optimista. Por segundo partido seguido, como ante el Baskonia, el Covirán salió a la cancha sin prejuicios y mirando a la cara al rival, algo que no había hecho previamente frente a Lenovo Tenerife y Valencia Basket, cuando la sensación de llegar al salto inicial derrotado fue evidente.
Un hecho demostrado por ejemplo en el segundo cuarto del encuentro en el Olímpico de Badalona, cuando los rojinegros firmaron minutos de mucha calidad, con Thomas Bropleh como referente ofensivo, para reengancharse a un partido en el que el Joventut había marcado cierta distancia de inicio. A diferencia de lo sucedido en Tenerife y frente a Valencia, el Covirán no bajó los brazos. Tanto fue así que incluso salió mejor tras el paso por vestuarios, llegando a ponerse a un solo punto (43-42) de una 'Penya' sorprendida por el empuje de un rival, a priori, inferior.
Fatiga
Sin embargo, la misión era casi un imposible. Competir en Liga Endesa con ocho jugadores, y solo con Alex Renfroe de los fichajes para esta campaña, hace complejísimo aguantar el ritmo al rival especialmente cuando le llega el acierto en el tiro. Y eso es exactamente lo que pasó tras el citado 43-42, con el Joventut encestando hasta cinco triples con un buen porcentaje para, casi en un santiamén, dispararse en el marcador hasta un esclarecedor 74-53 al final del tercer periodo.
En ese voraz y sentenciador parcial de 31-11 influyó, además del tino de los de Carles Durán, la falta de fuelle del Covirán. Con el partido avanzado, a los visitantes se les vieron las lógicas costuras físicas, comenzaron a llegar tarde al buen movimiento de balón de la 'Penya' y los tiros liberados empezaron a caer uno tras otro en el cesto del Covirán, dilapidando cualquier opción a la sorpresa en Badalona.
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Sin puntería
Físico aparte, la otra gran lacra del equipo granadino en tierras catalanas fue el desacierto desde el perímetro. El pobre 6 de 30 de los rojinegros en el tiro de tres, para apenas un 20%, se quedó muy lejos del 44% (12 de 27) firmado por los anfitriones. La pena, en clave del Covirán, es que muchos de esos tiros fueron sin apenas oposición. Una situación que tiene dos lecturas: la positiva, que los de Pin fueron capaces de volver a circular bien el balón y encontrar buenas opciones para lanzar a canasta. La negativa, claro, que tras el buen esfuerzo colectivo, falló la puntería individual. Solo Lluís Costa, con dos aciertos en cuatro tiros, firmó un alto porcentaje –Bropleh también atinó con dos, pero falló otros cinco intentos–. Sobre este aspecto hizo hincapié Pin en la rueda de prensa posterior al encuentro, lamentando que el porcentaje final fue una cuestión «no tanto de juego, sino más de acierto», y haciendo hincapié en que «en una liga como esta, y en general en el baloncesto profesional, los tiros liberados hay que meterlos». Una suerte de palo y zanahoria para los suyos, reconociendo el trabajo colectivo pero pidiendo más tino para subir al siguiente nivel competitivo.
Donde sí estuvo más inspirado el Covirán fue, al fin, en el tiro libre, yéndose hasta un más que notable 88% de efectividad tras aprovechar 14 de sus 16 oportunidades. Una buena y esperada noticia en una faceta del juego que se le ha atragantado a los rojinegros casi desde el inicio del curso: no en vano, el Covirán es el segundo peor de la Liga Endesa desde la línea de 4'60 metros, registrando un acierto del 69'2%, solo por delante del de Casademont Zaragoza.
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En definitiva, la séptima derrota consecutiva del Covirán volvió a remarcar una realidad evidente del actual potencial rojinegro. Eso sí, los refuerzos ya están aquí para cambiarla. Que así sea.
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