«En Granada aprendí mucho de Nico Gianella»

–Vaya partido, ¿no? El que gane respira, pero el que pierda, se mete en un lío.

–Así es. Todavía hay mucha pelea por abajo y es un partido muy importante para ambos, que además creo que marcará un poco la secuencia de lo que vendrá posteriormente.

–En un equipo con tanto talento exterior, ¿es usted el encargado de poner orden? Lo demostró en la primera vuelta.

–Toda mi vida he sido un base director, que ha intentado equilibrar el volumen ofensivo de los jugadores, al que mejor está en cada momento. En Granada quizá se notó, porque empezamos mal y yo pude leer bastante bien el partido y estuvimos a punto de remontar, aunque nos quedamos a las puertas.

–Aunque seguro que le sigue doliendo aquel último tiro, ¿no?

–Sí, esa debajo del aro... Son tiros que te dan opción de ganar, pero son cosas que pasan. Pensaba que alguien venía por detrás a taponarme y quizá tiré demasiado rápido. Bueno, fue una pena que fallara ese tiro, aunque aun así tuvimos un triple al final para poder empatar.

–Pasó por Granada unos meses en 2011, el último año del 'Cebé' en ACB. ¿Qué recuerda? Aquello sería un máster...

–Sí, me pasaron muchas cosas ese año. Era muy joven y estaba empezando mi camino como profesional. Había empezado bien en Málaga, con total confianza de Aíto García Reneses, pero cuando le cambiaron, dejé de jugar. Entonces salió la opción de Granada, y yo quería seguir en ACBmejor que ir a la LEB. Fue un momento muy complicado en lo económico y lo deporte. Luchamos por conseguir la permanencia, pero no pudo ser al final. Luego el club desapareció... Son aprendizajes que uno se lleva en la vida. Conocí gente espectacular, aprendí mucho de Gianella y pude jugar con Paulao Prestes y Augusto Lima. No acabó bien por bajar, pero de todo se aprende.

–De hecho, pudo llegar antes.

–Sí, pidieron la cesión antes, pero Aíto me quería. Cuando llegó Chus Mateo cambió todo y al final fui a Granada más tarde. Quizá antes hubiera podido ayudar más.

–Por cierto, por aquel entonces aún era conocido como Rafa Freire. Ahora es Luz.

–¡Sí! (risas). En ese momento era así, me costó un poco cambiarlo que me conocieran por luz, pero creo que hoy eso queda en el pasado y poca gente se acuerda ya.

–Entonces no quiso bajar a LEB, pero el año pasado sí le tocó.

–Se hace más fácil cuando conoces el club y sabes que es un proyecto sólido. Además tengo una bonita historia, porque mi mujer es andorrana. El proyecto a largo plazo era mucho mejor que otros de ACB. Y un reto de ser campeón siempre suena bien. Me lo tomé con calma, pero creo que fue la decisión acertada.

–Le leí emocionado felicitar a Marcelinho Huertas. ¿Qué siente por él?

–Le llego siguiendo desde que estaba en el Joventut, fíjese. Yo era un crío de 12 años y él empezaba aquí. Le conocí en amistosos de la selección de Brasil y desde entonces le he seguido. Ahora somos amigos, y lo que ha conseguido, que creo que será muy difícil de superar, me alegra mucho. Por la persona y por el jugador, que no hay ni que decirlo.

–¿Y Cristiano Felicio?

–'Cris' es una persona muy especial. Le tengo mucho cariño, nos conocemos desde muy jóvenes y sé todo lo que ha luchado en la vida por ser el jugador que es. Todo lo que entrenó por llegar a la NBA. Se merece todo lo que ha conquistado hasta el momento... y estoy seguro de que va a conseguir mucho más.