«La diferencia entre el bien y el mal en el deporte es muy pequeña»
El entrenador granadino repasa el estado de su equipo con dos tercios de Liga ACB cumplidos
Granada
Sábado, 17 de febrero 2024, 23:57
Con el Covirán sumido en una racha de cuatro derrotas, y a la espera de la llegada de los dos refuerzos, Pablo Pin analiza las ... luces y sombras de una temporada más convulsa de lo que acostumbra a tener el Covirán Granada.
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–¿Cómo está?
–Bueno… Bien. Está claro que, en los últimos partidos, no en todos, no estamos bien. Contra Manresa jugamos bien, y tuvimos ese punto de mala suerte y alguna mala jugada final. Pero intento analizar las cosas con frialdad. Es fácil caer en la negatividad, porque es cierto que en Girona y Murcia no jugamos bien, pero también pienso que, de los de abajo, somos el mejor colocado por el 'basket average'. Es importante, y justo, analizar eso. Y que ahora vendrá gente nueva y podremos reestructurarnos.
–Dos tercios de liga, ¿balance?
–Deberíamos llevar alguna victoria más, lo he dicho alguna vez. Pero por otro lado, y por verlo todo, en ciertos momentos nos falta fiabilidad defensiva. Solidez para haber sacado ese partido más. Nuestro nivel defensivo no ha sido bueno y lo sabemos. En ataque sí hemos funcionado bien, pero en esta liga hay que ser más sólido en defensa y no lo hemos sido. Y vamos a tener que serlo para salvarnos.
–En la jornada 5 hubiera firmado estar así. Hace un mes, no.
–Sí. Hace un mes hablábamos de que irnos a la Copa con siete victorias estaría muy bien. Por eso la derrota con Manresa ha hecho daño. Hicimos un partido completo, estuvimos bien pero con la mala suerte de fallar un tiro libre y de ese triple que nos metieron… Bueno, son situaciones que se dan. La diferencia entre el bien y el mal en el deporte es tan pequeña que, si ahora mismo tuviéramos siete ganados parecería que todo iba bien, pero ahora parece todo súper malo.
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–¿Qué ha pasado en ataque desde el partido con el Barça?
–Primero, los equipos han subido el nivel físico contra nosotros, y por eso es tan necesaria la llegada del nuevo jugador que nos falta. Nos está faltando chispa. Por ejemplo, hay jugadores, como el caso de Lluís Costa, que probablemente han estado jugando más minutos de los que les correspondían y ahora quizá lo están pagando. Kwan ( Cheatham), probablemente también. Estamos en un punto físico bajo, por esa acumulación de minutos, y hemos tenido rivales que están en un buen tono. UCAM por ejemplo en su campo te saca de la pista. O el Barça, que vino aquí muy serio, después de perder por 20 en Turquía. Por eso hemos bajado nuestros porcentajes y se nota, porque nos ha restado confianza. El parón nos viene bien, por lo mental y o físico.
–Llama la atención que en Murcia Cheatham no tirara ni un triple, ¿no?
–Hay varias causas. Por un lado, tras revisar el partido, recibió una defensa muy dura, por encima en muchos momentos de lo normal. Así que cada vez que iba a salir de un bloqueo había agarrones y mucha incomodidad. Y UCAM tiene grandes defensores exteriores de bloqueo directo, como Sant-Roos o Ennis, lo que no nos permitió generar las ventajas. Es un tipo de tirador que necesita que lo encuentres, y si no generas desde el bloqueo directo, cuesta mucho.
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–Al Barça se llegó con altas expectativas. ¿Qué pasó?
–Sí (sonríe). A ver, nosotros planteamos que jugábamos en casa, y que el Barça este año a veces es irregular. Esperábamos que pudiera ser así. Pero durante la semana, Konontsuk me pide salir y lo de Kairys... fue más sorpresa. Hubo otro intento antes, pero él mismo me dijo que se quedaba. Pero el día antes del Barça me vino con la oferta diciendo que se quería ir y eso es algo que, quieras que no, distrae. Y el Barça tampoco venía relajado tras perder con el Efes. Vinieron al 100% y nosotros nos distrajimos un poco, que es lógico. Como la semana pasada, con lo de Thomasson, que se fue casi de la noche a la mañana... Eso se nota.
–Es la primera vez que este club lidia con tantos cambios de jugadores: cuatro ya en enero.
–A ver, aquí hay que entender que en LEB, nuestro papel en el mercado era otro, y además es una liga con menos cambios. Éramos un equipo medio-alto a nivel económico y teníamos más estabilidad. Pero esto es algo que no es raro por cómo se mueve el mercado en ACB. Que los jugadores hagan carreras largas en un club ahora es difícil. Y luego está el tema económico: la gente me dice, «oye. y ¿cómo se va este tío a jugar a Corea?», y claro, es que allí pagan más, entrenan menos y alargan la carrera...
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–Vaya, que hay que acostumbrarse si el club sigue en ACB.
–Sí, porque le pasa a todos. Tenerife ha fichado a Guy y Diop, UCAM a Kurucs y Todorovic... Pocos equipos no cambian. Es a lo que tiende esto, porque con tanto equipo jugando en Europa, los jugadores quieren estar ahí, porque entrenan menos y juegan más. Ahora hay doce equipos ACB en Europa, más los de otros países. Así que hay más movimiento. ¿En nuestro caso? La salida de Konontsuk la entiendo, pues ni estaba jugando ni iba a jugar y para tener a un chico de 23 años sentado, mejor que se vaya. ¿Kairys? Bueno, los turcos han pagado y hemos podido fichar a un muy buen jugador en su puesto, como sabéis todos –evita nombrar a Jacob Wiley, aún con contrato en Australia–. No veo esto desde una optica negativa.
–¿Qué le gusta de su equipo y qué tiene que mejorar más?
–La respuesta del núcleo duro con más años, y ahí meto a Felicio, está siendo buena a pesar de los palos que nos estamos llevando. No es fácil cómo empezamos, con los partidos con Murcia, Badalona, Girona y Bilbao perdiendo así. No es fácil levantar eso. Y aun así, llevamos 19 de 22 jornadas fuera del descenso. El equipo tiene capacidad de respuesta, pero lógicamente tenemos que mejorar a nivel defensivo. Somos el que encaja tiros de dos con mayor porcentaje rival. Hay que dar un paso ahí, porque ahora los partidos se van a endurecer aún más.
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–¿El parón viene bien?
–Creo que sí. Primero, físicamente. A Pere Tomàs le hicieron el lunes una pequeña cirugía en el dedo. David Iriarte no deja de entrenar, pero está tocado del gemelo y se le salió el hombro ante el Barça, aunque volvió a jugar. Y sigue entrenando. Para esas dolencias viene bien. Y también porque recibiremos a dos jugadores, para adaptarlos.
–¿Y usted? En Granada tiene reconocimiento, pero también sus críticos. ¿Cómo lo lleva?
–Intento aislarme del ruido. A nadie le gusta la crítica, pero es parte de esto. Ni le gusto a todo el mundo, ni lo pretendo. Pero relativizo un poco: no tengo redes sociales, pero si la afición de Granada, por ejemplo, fueran 10.000 personas, ¿a cuántos no les gusto? ¿100, 500, 1.000? Seguiría siendo un 10%. Y de ese 10%, ¿cuántos son perfiles en redes con un seguidor, o anónimos? Otra cosa, ¿cuánto desconocimiento hay de la realidad de un equipo? Yo en redes mañana puedo hablar de física cuántica, de política o de las huelgas de los agricultores. Me siento más querido que cuestionado. Y también hay que ser realista: escucho que el año pasado nos salvamos en la última jornada, que a ver si este año jugábamos la Copa. ¡Ojalá nos salvemos como el año pasado!
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–Pero fue Thomasson el primero que habló de jugar en Europa. ¿Le molestó?
–No me gusta eso porque genera falsas expectativas. Lo entiendo por la cultura de donde viene Joe. El jugador americano es muy retador y muy soñador, y eso está muy bien, pero la realidad tiene que estar en su sitio. Yo soy lo contrario, muy realista. Y creo que la gente que sabe de baloncesto sabe cuál es nuestro sitio.
–Segundo curso en la Liga Endesa. ¿Qué tal con los árbitros?
–El año pasado no tenía la sensación de poco respeto. Quizá porque perdimos muchos partidos por gran diferencia. Pero este año sí. No que me falten el respeto a mí como persona, pero sí que somos un equipo pequeño, yo soy un entrenador joven y no es lo mismo pitarle al Covirán que pitar en Manresa, que es un sitio muy respetado por el entrenador y por la cancha. Somos cómodos de pitar. En eso nos sentimos poco respetados, en la igualdad de criterio. No por la educación de los árbitros, que hay distintas personalidades, peo en general es muy correcta.
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–¿Cómo se gana el respeto?
–Pues no lo sé, porque es la primera vez que me pasa. Supongo que necesitamos seguir peleando, estando serios en la liga, y que los años nos darán un nivel mayor. Lo que podamos hacer nosotros como club, lo haremos, y también exigiremos que ese nivel sea igual para nosotros. Pero es una situación difícil que espero que entre todos podamos cambiar en los doce partidos que quedan.
–¿Está Felicio obsesionado?
–Es que esa sensación que tenemos muchos también la tienen los jugadores. Les frustra que los contactos no se piten igual. Y Cristiano es tan buena persona que nunca pone una mala cara. Sonríe siempre si le pitan una falta en contra o no se la pitan a favor. Nunca se enfrenta con nadie, y eso a veces en este mundo tan competitivo, viene mal.
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–¿Esperaba a Costa en la selección?
–Sí.
–¿Opinión?
–A ver, si ves la lista, está Ricky Rubio. Pero entiendo que Lluís ha hecho méritos. No por regalárselo, sino porque realmente se lo merece. Vale que quizá no está al nivel del principio, pero es que lo ha hecho tan bien… Creo que merecía ser partícipe. Sí me ha sorprendido.
–¿A qué achaca el bajón?
–La fatiga es importante. Nos ha dado mucho y yo le he exigido mucho. Lo de Ziv no salió bien y, ¿cuánto ha jugado? No solo eso, sino la responsabilidad que ha llevado. Ha tenido mucha exigencia. El fichaje de Rousselle le vino bien y ahora le viene bien parar.
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–Lo de Thomasson es una mala noticia deportiva pero, ¿el grupo perdió química con él?
–En los partidos de Barça y Girona, cuando estaban rotos, tomó algunas decisiones… A ver, cada uno lleva la derrota como puede, y él tiene una personalidad en la que intenta siempre sacar lo mejor de los compañeros, pero a veces su manera no es la mejor. A nivel de química la situación no se había roto, pero… quizá el cambio no es negativo.
–Ha obtenido un pasaporte georgiano. ¿Llegó a pensar en un Thomasson comunitario en el Covirán?
–Sí, claro. Habíamos hablado de que en la ventana quería viajar a Estados Unidos por un tema familiar. Y luego se activó lo del pasaporte y nos lo dijo, que se iba a jugar con Georgia. Así que sí que lo pensamos, claro.
–A Kramer le sobra implicación pese a ser nuevo. ¿Cómo le está afectando no meter los triples?
–Sí, está siendo irregular. Creo que es algo mental, porque al final las victorias dan seguridad. Al equipo y a los jugadores y creo que le está afectando la presión que está notando el equipo. Pero con los buenos tiradores hay que seguir buscándolos, porque esto son rachas. Él es muy trabajador. De hecho, varias veces este año, tras algún partido con mala serie de tiro, ha cogido las llaves del Veleta y se ha ido a tirar hasta más de medianoche. Le hemos tenido que decir que no es bueno eso, que también hay que saber parar, porque lo ha hecho varias veces. Creo que necesita limpiar su cabeza y nosotros ayudarle a que tenga confianza. No podemos sentarle a la primera que falle, porque además es muy trabajador.
–¿Y el granadino del equipo? ¿Cómo ve a Germán Martínez?
–Trabajar y no ganar no es fácil. Y él viene de jugar y ganar mucho en LEB, con nosotros y con Palencia. Hay que acostumbrarse a esto. Y tampoco podemos ponerle una presión excesiva. Debuta en la liga y viene de ser el base suplente de Palencia. Lluís Costa y Christian Díaz subieron siendo los mejores bases de la LEB en una década. Germán es un caso distinto: ha sido creciendo, viene de una gran temporada, pero el salto de ser segundo base en LEB a jugar en ACB es enorme. Pero él es como es, quiere ayudar mucho y va todos los días a tope y se frustra cuando perdemos o comete un error. Pero en esta liga hay muchos errores. No podemos ponerle una presión que no le corresponde. No va a meter todos los días los cinco triples de Almansa. Eso no le ayuda.
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–¿Sensaciones con Malik Dime?
–Creo que está empezando a estar en forma. En quince minutos promedia cinco rebotes y un tapón. Tiene un porcentaje bajo en tiros de dos, peor es que ha fallado tres mates, y eso es algo muy raro en él. Estoy seguro de que va a crecer y nos va a dar mucho de aquí al final. Él ha jugado en ligas importantes, como Italia, Rusia o España, pero ahora viene de Uruguay, que es un baloncesto más lento. Necesita su tiempo, como todos, y va a mejorar seguro.
–La duplicidad con el cargo de director deportivo a corto plazo puede ser buena, para resolver los fichajes. ¿Pero permite pensar a largo plazo en situaciones de tensión como la actual?
–Es difícil (risas). Primero porque cuando acaba la jornada laboral de entrenador, digamos, empieza la otra. Y eso quita horas de sueño, pese a que lo comparto con 'Zamo' Fernández y Arturo Ruiz, que siempre están, como el presidente. El primer objetivo es salvarnos, está claro. ¿Si fuéramos capaces de conseguir pronto ocho o nueve victorias? Pues empezaríamos a construir a futuro. Yo ya pienso en jugadores que querría tener el año que viene, pero el foco tiene que estar en salvarnos, lógicamente. Es difícil, pero es lo que hay.
–¿Qué tienen que aportar los nuevos fichajes?
–En primer lugar, energía. Nosotros tenemos un equipo de gente muy profesional, muy responsable, pero muy neutros en sus reacciones. Tenemos la misma cara si ganamos y si perdemos, si la metemos y si la fallamos. Y el lenguaje corporal juega y nos lo van a dar. Se lo voy a pedir. Además nos van a dar polivalencia, el interior podrá jugar como '4' y como '5' y podrá dar muy buenos descansos a Cheatham y ayudar en la defensa en el puesto de '5' también con una energía máxima. Y además necesitamos efectivos: a David Iriarte le veo sufriendo algunos días, por esos problemas en el gemelo y el hombro. Por eso necesitamos gente para entrenar al máximo nivel cada día. Y también quiero que seamos un equipo muy solidario tras el parón, pero necesitamos ese jugador exterior con talento al que pasarle el balón y que genere una canasta. Que nos dé un punto físico que no tenemos en el exterior, donde hay jugadores que leen muy bien el juego pero no tan físicos.
–Dígame, ¿el descenso es cosa de cuatro ya?
–Pues yo creo que sí, que se ha roto por ahí ya. Y casi que lo espero, por los 'basket average'. Quizá Surne Bilbao podría caer, pues aún está metido en Europa, con una eliminatoria que le pillará justo en nuestro partido. Pero a Andorra no lo veo: tiene un equipazo y se salva seguro. Por abajo, Palencia está jugando bien, no sé si les va a dar tiempo a meterse, pero creo que la cosa será de cuatro.
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–¿Once victorias para salvarse? ¿Doce?
–Yo creo que con once y el 'basket average', como el año pasado, puede darle la salvación.
–Le pillamos en Málaga, en plena Copa del Rey. ¿Sueña con ella algún día con el equipo de su ciudad?
–¡Buah! Eso siempre se sueña, Es una competición a nivel mundial, claro… ¡Pero sobre todo porque significa que llevas nueve victorias y ya estás salvados! (risas).
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