Aurrecoechea (d), ante Carter. Federación Andaluza de Baloncesto
Contracrónica

Complejos fuera para conseguir competir al fin contra el vecino cajista

Bestia negra ·

Por primera vez desde que ascendió a la elite del baloncesto nacional, el Covirán logra al fin mirar a la cara al potente equipo costasoleño

Sábado, 31 de agosto 2024, 22:56

Desde que en la primavera de 2022 el Covirán Granada alcanzara la Liga Endesa, enfrentarse al Unicaja Málaga había sido siempre para los pupilos de ... Pablo Pin una suerte de dolorosa visita al dentista. Daba igual la oficialidad del duelo, fuera Copa Andalucía o partido de Liga Endesa, la única realidad es que los malagueños atropellaban de forma inmisericorde a los granadinos. Seis duelos desde ese mayo de 2022 que se había resuelto siempre a favor de los costasoleños y por una escandalosa de media de 27'8 puntos de diferencia. La derrota más corta del Covirán, en la trofeo autonómico de hace un año (73-88) y la más amplia, en el mismo evento, hace dos (74-118). Además, en duelos ligueros, 27 puntos de promedio a favor de los malagueños, que nunca encontraron rival en su vecino granadino. Hasta ayer, cuando un triple de Gian Clavell escupido por el aro malagueño sobre la bocina fue el impedimento final que evitó una prórroga en la XXVII de la Copa Andalucía.

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Y eso que el primer cuarto siguió exactamente ese mismo guion repetido una y otra vez desde el ascenso granadino a la elite, con su defensa superada por el exquisito movimiento de balón costasoleño y el ataque con escaso acierto, lo que amenazaba con otra cita para el olvido frente al vecino de provincia (15-25). Fue un primer cuarto duro de pelar, tanto para los cientos de granadinos desplazados al Vistalegre cordobés como para los que lo siguieron desde casa, sin información alguna en la retransmisión de Canal Sur sobre el marcador o el tiempo de partido restante –hecho que, por suerte, se solventó desde el segundo cuarto–.

El Covirán fue capaz de soportar ese primer arreón malagueño, con minutos brillantes tanto en defensa como en ataque en los que los rojinegros –que estrenaron en Córdoba su segunda indumentaria, mayoritariamente blanca– fueron capaces de reengancharse al partido tras una buena reacción iniciada con el primer triple de Amine Noua y continuada con un robo y canasta de Sergi García, que obligó a pedir tiempo muerto al técnico cajista, Ibon Navarro. A partir de ahí, mediado el segundo cuarto, y pese a perder por el camino a Jonathan Rousselle –tras un fuerte golpe en la rodilla antes del descanso sin aparente gravedad–, el Covirán nunca más se desenganchó. Unicaja siempre fue por delante, y los de Pin no llegaron a empatar, pero sí a estar a tiro durante minutos, con varias posesiones para adelantarse.

Lógicamente, al equipo granadino le queda mucho por hacer, pero apenas dos amistosos empiezan a servir para mostrar trazas de que el nivel defensivo parece que subirá considerablemente esta campaña. Por lo demás, la versatilidad de Wiley y los tiros abiertos de Bamforth y Clavell ya son bazas relevantes en ataque. El Covirán se va quitando complejos del pasado.

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