El Covirán no logra dejar de ser previsible para la defensa rival
La visita del Baskonia sirve para recuperar el carácter, pero enseña carencias en la creación de juego y una rotación corta y exprimida
Lunes, 20 de octubre 2025, 22:34
El Covirán estuvo más cerca que nunca de ganar un partido esta temporada en su duelo ante el Baskonia en el Palacio de los Deportes. ... He ahí la principal conclusión positiva que han de sacar los de Ramón Díaz de su suelo ante el nuevo equipo de Pablo Pin, homenajeado con honores en la previa tras sus 409 encuentros al frente de la entidad rojinegra. La segunda, la mejoría de los de Díaz con el paso de los minutos, tras un fantasmagórico primer cuarto y medio en defensa, que permitió al equipo vasco anotar 14 de sus primeros 19 tiros a canasta, un auténtico disparate ante el que es sencillamente imposible competir. A partir de ese momento, hasta el descanso y durante la mayor parte de la segunda mitad, las huestes de Díaz entendieron que el partido no podía ser un intercambio de golpes, pues ahí el talento rival era superior, pese a las bajas de Trent Forrest, Markus Howard, Rodions Kurucs y Luka Samanic. No había más opción que endurecer el partido y fue por esa vía como el Covirán rozó su primer triunfo del curso. Un aprendizaje que ahora deberá prolongar al los siguientes duelos, con rivales directos a domicilio –Lleida y Breogán– y, de nuevo, visitantes de tronío en el Palacio: Valencia Basket y Real Madrid. Siendo 'blando', este Covirán no le gana a nadie en la Liga Endesa. Lección que debe haber aprendido el equipo rojinegro de su encuentro ante el Baskonia.
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Insuficiente
Con todo, el aumento del deseo, la energía y la intensidad tampoco garantiza ganar partidos en la competición española, aunque ciertamente otorgue más opciones que actuar con cierta displicencia. Y es un hecho que el Covirán tiene ahora mismo un gran problema en ataque que necesita resolver con urgencia antes de que la Liga adquiera velocidad de crucero y el margen de error se reduzca: el equipo de Ramón Díaz resulta, ahora mismo, extremadamente previsible para sus rivales a la hora de defenderle. Ya desde la primera jornada, con aquella gran actuación de Adam Hanga sobre Matt Thomas, se palparon carencias creativas en la ofensiva de los rojinegros, que no fueron sino a más en Manresa en la segunda fecha. Ante el Baskonia el equipo granadino logró su mayor guarismo anotador del curso (80 puntos, por 75 frente a la 'Penya' y 68 en el Nou Congost'), pero siguió lejos de ser ese plantel frenético del que se vieron algunos retazos en pretemporada. De resultas, el famoso maná del 40% en triples, la 'llave' que estableció Díaz para ganar partidos, sigue estando lejano: 22% en el estreno, 24% en la segunda fecha y 30% el pasado domingo. Leve mejoría, pero insuficiente aún para sumar el primer triunfo en el casillero. En total, el Covirán ha lanzado 63 triples hasta la fecha, acertando apenas en 17: un 26'9%.
Rotación corta
Mientras, las derrotas se acumulan y eso no ayuda a fomentar la confianza en un grupo que, de forma práctica, cuenta con nueve efectivos: ante el Baskonia Edu Durán se quedó por primera vez sin convocar, Iván Aurrecoechea y Travis Munnings se vistieron de corto pero no jugaron, y Pere Tomàs debutó en la temporada pasando apenas 21 segundos sobre la cancha en la recta final del segundo cuarto. Sin embargo, el mayor ejemplo de rotación exprimida al máximo se produjo en el minuto 35, cuando ante la cuarta falta de Jonathan Rousselle, el entrenador granadino prefirió mantener al galo sobre la cancha –con los riesgos físicos y de una posible eliminación que ello suponía–, que devolver el bastón de mando a un Micah Speight que se mostró completamente superado ante el Baskonia. Y es que los algo más de 13 minutos que disputó el de Oklahoma resultaron completamente estériles: no anotó ni dio una sola asistencias. El menudo base rojinegro actuó atemorizado, lo peor que puede hacer alguien de sus particularidades físicas. De ese modo, su actuación se convirtió en completamente insulsa; no cometió grandes errores, sencillamente porque prácticamente ni intentó tomar el más mínimo riesgo. Por ello, y ante el riesgo de que se repitiera la jugada, Díaz mantuvo a Rousselle en pista hasta las últimas consecuencias. Además del francés (27 minutos), también se llevaron considerables 'minutadas' Elias Valtonen (30), Matt Thomas (30), Luka Bozic (28) y Zach Hankins (26). Completaron la rotación Jovan Kljajic (17), Beqa Burjanadze (16) y Babatunde Olumuyiwa (14). Un número pequeño de efectivos 'reales', aunque el gran asunto del Covirán es, desde luego, conseguir dejar de ser tan previsible en el ataque.
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