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Covirán Granada - Río Breogán
La fiesta de la permanencia se queda a mediasAmbiente ·
El Palacio de los Deportes reúne a más de ocho mil personas en el duelo directo contra el Río Breogán, intenso hasta los minutos finalesLa derrota del Covirán Granada ante el Río Breogán este sábado en el Palacio de los Deportes dejó la fiesta de la permanencia de los ... nazaríes a medias. El ecosistema, como en el aquel tercer partido de junio de 2021, era el propicio para amarrar la victoria que, de haberse producido, habría dejado prácticamente resuelta la salvación en la Liga Endesa. Y, como en aquella ocasión, acabó con el cuerpo cortado, con la salvedad de que la competición da más oportunidades a los nazaríes en esta ocasión y la grada salió con la sensación de que tendrá que estar animando hasta la última jornada para abrazar la salvación en la categoría.
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La victoria del pasado fin de semana en Palencia relajó el ambiente de 'final' que debería haber tenido este partido. El Palacio de los Deportes cosechó una buena entrada, pero no se llenó como había demandado durante toda la semana la escuadra rojinegra. Quizá por la lluvia, quizá por el sol que ya salía poco antes de que comenzara el partido, pero los característicos asientos grises del pabellón del Zaidín se dejaron ver con el partido ya empezado, a pesar de que la cifra oficial de asistencia dio fue de 8.283, muy próxima al lleno. Carlos, en uno de los asientos más bajo del pabellón, miraba hacia arriba y se resignaba por no ver cubierta de roja toda la cancha. «Esto tendría que estar a reventar, que nos estamos jugando la vida», criticó el abonado nazarí.
Esa sensación de que los aficionados rojinegros no habían entendido la importancia del encuentro de este sábado la aprovechó el Río Breogán para adelantarse en el marcador. En la zona alta y derecha del fondo del pabellón nazarí que pega a Sierra Nevada se ubicó la afición celeste, que por momentos convirtió la cancha rojinegra en un pequeño Pazo. Ambas aficiones son un buen contraste de lo que necesitan para venirse arriba. «Salimos de madrugada para estar aquí hoy. Con lo que hay en juego no podemos dejar solo al Breogán», manifestó Antón, uno de los numerosos aficionados del equipo gallego en el Palacio de los Deportes.
La cancha granadina, sin embargo, siempre necesita un estímulo para que el silencio se torne en ruido. Lluís Costa, veterano sobre el parqué nazarí, lo sabe y en cuanto el equipo adquirió una pequeña racha a su favor comenzó a realizar aspavientos para que los aficionados se dejaran la garganta en el enfrentamiento. «Tengo la entrada de este partido desde antes de jugar contra el Palencia porque sabía que teníamos que ganar este partido sí o sí», contó Juanlu, otro de los seguidores rojinegros que se quedó frustrado por el final del primer tiempo del choque. Antes del receso, la grada granadina se metió en el partido varias veces, primero con una técnica reclamada para el entrenador visitante Veljko Mrsic, más tarde con un tapón de Dime a falta de medio minuto para el descanso y al final con una falta en ataque que nadie en el Palacio vio como propia.
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«En la segunda parte hay que animar más, hay que subir las revoluciones a este partido porque sino no lo ganamos», aseguró José Carlos, otro aficionado que se acercó en el entretiempo a por un perrito para pasar la angustia de los dos últimos cuartos con la tripa llena. «A ver, ganar no sé si ganaremos, pero merendar hay que merendar», añadió. Sobre el parqué, los habituales entretenimientos para que a quien decide quedarse en su asiento no le sean pesados los quince minutos entre el segundo y el tercer cuarto. En el palco, contemplaban el espectáculo, entre otros, la presidenta del Granada, Sophia Yang, y el director deportivo del club, Matteo Tognozzi.
Tras el descanso, el choque evolucionó de la mejor manera para que el aficionado local entrara al cuarto definitivo con la necesidad de derrochar la energía que se había guardado. El Covirán Granada recortó en los minutos finales del tercer cuarto gran parte de la diferencia que había establecido el Río Breogán y el choque entró prácticamente nuevo a los diez últimos minutos. Por primera vez en el encuentro, el clásico 'Vamos mi Granada, vamos campeón' se cantó al unísono por todo el pabellón, que ya sí sonaba como si estuviera lleno. El último cuarto se movió entre intercambios de los dos equipos, que mantuvieron el ritmo. A dos minutos del final, McLemore machacó el aro para poner a los suyos seis puntos por encima y en el Palacio retumbaron los seguidores lucenses. Bamforth cambió la dinámica con el equipo granadino haciendo la goma. «No puede ser que se nos vaya a escapar este partido», murmuraba Carlos a escasos segundos para el final, ya de pie para marcharse y quien sabe si con el coche arrancado para no pillar atasco. El triple final de Kramer lo retuvo mientras toda la grada gritaba al unísono «¿por qué no haces falta? ¿por qué no haces falta?». El cronómetro del partido se consumía en la penúltima posesión del encuentro sin que los rojinegros lo pararan y no hubo margen para cantar una épica victoria. La afición tendrá que prepararse para rematar la faena en la última jornada.
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