Taquicardias en el Palacio
Sufrimiento y euforia ·
Las mil personas que volvieron a agotar el aforo permitido en el pabellón sufrieron hasta el final y llegaron a temerse lo peor, pero el sueño sigue vivo: «Volveremos a ser grandes»Nadie tuvo que necesitarlos al final, pero el personal del Palacio de los Deportes preparó los desfibriladores por si acaso. Mil personas vivieron al borde ... de la taquicardia durante dos horas y cuarto lo que terminó con el pase del Covirán Granada a las semifinales del 'play off' de ascenso hacia la Liga ACB. Pablo Pin y sus hombres se han propuesto que los granadinos sueñen y lo están consiguiendo, aunque no sin sufrimiento. Los hubo que no pudieron seguir la prórroga sino en pie o sentados sobre la valla, por más que el protocolo covid ruegue que nadie deje su asiento. Al final, los abrazos en la grada fueron inevitables, siempre con mascarilla mediante. El pabellón del Zaidín explotó en euforia después de un carrusel de emociones, con el corazón en la boca y la ilusión por bandera. La aventura sigue, aunque por momentos se temió lo peor.
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Juan Morales es el responsable de aporrear el bombo del Frente Nazarí y no paró quieto hasta el final, cuando lo golpeó con todavía más fuerza mientras sus compañeros cantaban aquello de «volveremos a ser grandes, volveremos a ascender». «No puedo dejar que el ambiente decaiga, ni en la presión en defensa ni acompañando al ataque. La gente debe mantenerse en tensión, sin dejar de aplaudir», explica. «Fue un partido de infarto. Nos entró mucha tensión y miedo en el tercer cuarto cuando a Murcia le entraba todo y a nosotros se nos hacía el aro muy chico. ¡No podíamos caer en cuartos!», expresa el vicepresidente de la peña, que ocupó en su esquina los veinte asientos que el protocolo le permite, aunque son 35 abonados y medio centenar de integrantes en el colectivo. «Así da gusto ganar, sufriendo», reflejaba al final, conforme. «Hay equipo para ascender porque ya fuimos primeros en la fase regular, pero un 'play off' nunca es fácil», esgrime Juan Morales. El Murcia lo puso a prueba.
Hubo algunos miembros menos, por distintas circunstancias, en la Esquina Rojinegra. Ataviados con sus camisetas oscuras, sus jóvenes integrantes sufrieron del principio al final, resignados a los errores y a los triples de Norris que les hicieron temer lo peor. «No recuerdo un partido con tanta tensión como este por cómo se desarrolló. Parecía que iba a tener un desenlace cruel, pero animamos en todo momento y el público fue uno más en el partido», cuenta José Carvajal. Él, al menos, salió con voz del Palacio, no como Vladimir González. Hasta los 'chaveas' más jóvenes se desgañitaron para bloquear a sus rivales, como en los tiros libres de Okeke tras encararse con Germán Martínez. Toda energía era poca para tan tremenda hazaña.
Paco Arana, uno de los integrantes de la Esquina Rojinegra, sueña con la ACB: «Que Coruña vaya como favorito, que nosotros tendremos la ilusión de dar la sorpresa». Aunque con el triunfo de ayer en la prórroga se hizo una excepción, reconoce que el respeto a medidas como el distanciamiento social «afecta mucho» a una grada de animación. «Nos hemos tenido que adaptar, pero entendemos que es un privilegio acudir a los partidos; por eso, nos hemos subdividido en burbujas para que un eventual contagio no afecte a otros miembros. Pese a todo, lo seguimos viviendo con la misma pasión», asegura. Su compañero Cecilio Gómez admite las dificultades para contener la emoción:«Se hace complicado en una ciudad que vive el baloncesto tan intensamente, y más en un partido como este no apto para cardiacos, pero todos preferimos estar en el Palacio a verlo desde nuestras casas».
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No pudieron jugar, pero también Joan Pardina –con muletas– y Edu Gatell aportaron su granito de arena a pie de pista. Entre el público, ayer volvieron a ponerse la rojinegra varios exjugadores del Covirán como Carlinhos de Cobos e Iván Martínez, que lo vivieron juntos, o Alo Marín y el mítico Jesús Fernández. También estuvieron en la grada Belén Arrojo, con su pareja y junto a Ignacio Cuerva; y el entrenador Curro Segura. Aún mantiene en el Palacio su lugar de privilegio el alcalde Luis Salvador, mientras a su alrededor sigue el juego de la silla aún a vueltas con el dichoso '2+2', que nada tiene que ver con el deporte de la canasta.
Quienes volvieron tristes a casa fueron los aficionados murcianos, desplazados por decenas en un autobús fletado por el propio club pimentonero. Ubicados tras el banquillo visitante, por momentos amenazaron con hacer suya la fiesta; solo ellos bailaban al descanso. No fue así finalmente. Granada sigue soñando con volver a ACB.
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