Carreras populares de Granada

Sin aire ni respiro en las faldas de Sierra Arana

La familia de las carreras populares se reunió en torno al polideportivo municipal. Desde ahí partió la prueba, que no recorrió parte del casco urbano como suele ser habitual en la mayoría de recorridos del circuito y se marchó por la carretera comarcal que acaba en la Cueva del Agua. Cinco kilómetros en la misma dirección y media vuelta por el mismo lugar con la Sierra Arana como espectadora desde uno de los laterales de la carrera.

La prueba no era monótona a pesar de transitar siempre por la misma vía porque la pendiente del circuito no lo permitía. Tras los dos primeros kilómetros se desciende hasta el pequeño valle por el que transitaban los trenes antiguamente, para luego volver a subir y repetir el circuito a la inversa. Las piernas se pusieron a prueba, pero también los cuerpos, que se quedaron deshidrataron durante gran parte del recorrido. En la línea de meta el murmullo entre los corredores era el mismo. «Ha sido más complicado de lo que pensaba», refirió uno de los primeros clasificados al entrar. «Sí, sí, el calor ha apretado fuerte», señaló su compañero de viaje. El final de la carrera, en acusada pendiente, era propicio para terminar de exigir unos deportistas que algunos casos superaron la línea de meta pasado el mediodía.

Sin embargo, la resignación se tornó en crítica conforme llegaban los corredores menos rápidos, que no compiten por el tiempo ni por los premios y simplemente se centran en disfrutar de los diez kilómetros de la carrera. «No he bebido agua hasta el kilómetro ocho», refirió una corredora poco después de alcanzar la línea de meta. IDEAL pudo confirmar que el agua se acabó en los tres primeros avituallamientos de la carrera, con el consiguiente perjuicio para aquellos corredores ejecutan el recorrido en más tiempo porque sus piernas no dan más de sí, expuestos al sol durante más minutos y entrando ya en la hora en la que se está mejor resguardado en la terraza o en casa que sobre el asfalto.