Seguidores de Unicaja Almería echan una tarde con Berenguel
Unicaja emite en Instragram Live el encuentro entre su primer entrenador y aficionados y seguidores del club y del mundo del voleibol como modo de conocerlo mejor
Manolo Berenguel abrió las puertas de su casa para hablar de voley. Tocó todos los temas candentes y no dudó en hacer una visión ... retrospectiva de su trayectoria e íntima de lo que le está suponiéndolo este 'encierro'. Fue un éxito de participación, porque, desde el calor de su hogar, esta leyenda no paró ni un segundo de atender las cuestiones de los participantes.
Periodismo y compromiso
Su segundo, Guille Carmona, se encargó de desarrollar esta iniciativa. Aseguró en la introducción, que este es un «inicio», pues la experiencia se repetirá. De entrada, reconoció vivir «momentos muy complicados», pero estar ya trabajando en la próxima temporada ahorradora, pese a «no saber con certeza el presupuesto que va a tener», eso sí, con certeza de que «de un modo o de otro el grupo va a ser lo más competitivo que podamos».
Personalizando
Buen número de las preguntas se dirigieron hacia lo que supone la figura de Berenguel en la historia del club y del voley, sin que una cantidad significativa se aproximase hacia las dudas sobre la resolución de la temporada y, por supuesto, habiendo cabida para los proyectos presente y futuro. El hoy de los jugadores se define con un día a día de «autoexigencia», ya que seguramente va a costar la vuelta a la normalidad, «pero así les costará menos», haciendo la similitud con un verano convencional «sin acudir a selección o hacer voley playa». Eso sí, cuando el regreso sea efectivo, muchas cosas habrán cambiado, empezando por cómo ver la vida. Lo que no varía en él es su condición de padre, «mis hijos son lo más grande que me ha pasado, y al voleibol lo amo con toda mi alma, pero como eso, nada».
Así, «muy ocupado con los niños, con el quehacer de la casa», le ha dado un hueco a una lectura que le ha marcado, 'El Principito se pone la corbata'. «Me lo recomendó Juan Diego y he aprendido mucho, me ha dado paz interior, es lo que he desarrollado en el confinamiento, ser más positivo, y ojalá que me dure mucho; he subido un escalón tras un tiempo difícil, con una situación personal complicada en la temporada, usando el tiempo para pensar y lograr un crecimiento personal». Con ese ánimo, sólo piensa en «ganarlo todo» con el próximo proyecto y «sobre todo que los jugadores estén muy a gusto, de eso va el libro también, de la importancia del ambiente en el trabajo».
Entre sus manías, la de «celebrar los triunfos» –tono jocoso– y la de tocarse el pelo, más la de «disputar los partidos con una medalla que me dio mi madre, y siempre que cometía un error y veía la cadena por fuera de la camiseta le echaba la culpa a la medalla y me la metía de nuevo». Así ganó la primera Copa del club, que «vino caída del cielo. Nos sentíamos presionados, ya que Unicaja seguía apostando por nosotros y el título tenía que llegar», rememoró. «Lo que más recuerdo, la de amigos que se quedaron con ese triunfo, lo que más me gustó, la afición y tener allí a los familiares». Fue muy similar a otra gran sensación anterior, la de «cuando el equipo ascendió, la misma conexión jugador-público».
Muy especial también fue «el del año pasado, primero como primer entrenador aquí y no lo olvidaré jamás», aseguró, y eso que acumula recuerdos buenos. «Podría pasarme la tarde, pero un ejemplo es en la temporada en la que se jugó la final del Campeonato de Europa, un partido en casa contra Novi Sad que íbamos perdiendo 0-2, yo como típico de la casa que no jugaba mucho, siendo muy difícil el salir a pista; me sacó Áxel y se le dio la vuelta». Como entrenador, tanto el triplete con Logroño, que «fue espectacular», como el ser campeón de Europa con la UAL, «momento apoteósico en Camerino, los 'locos bajitos' contra equipazos». El repaso a sus inicios en Primera Andaluza le permitió «sacrificar un entreno para grabar vídeos narrados que me pedían para el Nivel 3, con actitud fantástica de los chicos».
Como la moto
Comparando con el carné de moto y la cilindrada, «esto es igual, que el periodo de formación sea en las categorías inferiores de tu club, porque los niños te enseñan muchísimo, después se sacó el de esa categoría para gente que pasa a senior y por desgracia no tiene cabida en Superliga, lo que me vino fenomenal a mí para coger experiencia, luego ser segundo con Piero; después Logroño, seguido de dar un paso atrás para dar otro hacia adelante, en Superliga 2 en AVG, experiencia maravillosa que me hizo crecer muchísimo y estar preparado para mi sueño hecho realidad, ser el primero de Unicaja, algo que me enorgullece». Según su criterio, «enriquece mucho haber estado en categoría masculina y femenina», recomendable para cualquiera.
En cuanto a la consecución de títulos como jugador o entrenador, «nada que ver», siendo rotundo. «Prefiero cien millones de veces estar jugando que estar de entrenador, pero no cambio mi trabajo por nada, es el trabajo de mis sueños». La orden más usada por un míster es la de «centraos», porque un jugador se ve afectado por las circunstancias del partido y actúa al respecto. «El desahogo que tenía como jugador no lo puedo tener ahora, porque tenía temperamento, y me salen destellos, soy así o quiero sacar lo mejor de mis hombres, pero como me dijo Enrique de Haro lo mejor es ser tú mismo, y que se encaje con el grupo». Como último enlace con el pasado, el lugar. «Me quedo con el Florido y con el Moisés Ruiz; ese pabellón para el voley era espectacular y los recuerdos son inmensos, y este es acogedor, mete presión y la instalación está muy bien, con buena relación y estamos en la gloria y con el nombre de Moi».
El mejor rival, «Andrea Giani», el mejor jugador que ha tenido el club, «me quedo con los míos, Salvador, Carreño, Prenafeta… todos, Sánchez Jover, Parrado…» y si se pudiera recuperar a alguno «Peter Veres o Matheus»;si es actual, «cualquiera de los caballos que hay por ahí, o los del talento –haciendo gesto de colocador–». Si hay que dar un campeón de este año, «tendría que ser Unicaja», reconociendo que le hubiese gustado hacerlo valer en la pista, «no poner la medalla» pero sí atender a los méritos hasta el momento de la finalización, sabiendo que se volaba hacia el título. «Las conclusiones deportivas dejan mal sabor de boca por acabar así; ha sido complicado para todos, pero hemos tenido muy mala suerte. No he visto en mi vida tantas lesiones y por eso al final el balance es más que positivo; en la Copa hacer valer que somos un equipo campeón para llegar a la final y plantar cara al vigente campeón de Liga, después ganarles en casa y sacarles cinco puntos y sobre todo rendir a un nivel espectacular, si hubiésemos seguido…».
Buenas personas, que respeten las lesiones y que caigan títulos, son los deseos en el corazón, en ese orden. A partir de ahora «todo se verá, lo primero es la salud y te das cuenta de la importancia de esta frase a medida que cumples años; no se sabe el apoyo de las instituciones, que están centradas en este maldito virus y por eso no estoy pidiendo dinero con esto, y además tenemos a Unicaja detrás, y eso es una gran suerte; el nombre del club está por encima de cualquier persona y eso lo debemos de cuidar, seguir haciendo equipos competitivos y volver a Europa».
Valores
Con una serie de características por posición, elige jugadores que sean buenas personas «llenas de valores, porque no hay varita mágica, sólo trabajo diario, lo que he podido disfrutar este año con el grupo que he tenido, solo apartándose del entrenamiento cuando lo ha dicho el médico o el fisio».
Berenguel recordó su paso por Cáceres con mucho cariño, donde creció como jugador y persona, presumiendo de que no hubiera ni una sola queja de los jugadores en el inacabable viaje a Saaremaa, a la selección española la definió como «palabras mayores», sabiendo que no va a haber periodos internacionales en un tiempo. El voley de antes o el de ahora, ni es mejor ni peor, echando de menos, eso sí, «el carácter del jugador de antes» y analizando que el de ahora «está más preparado, es más grande y más fuerte». Error controlado en la medida de lo posible, pero siendo «valientes», Berenguel se confesó admirador de la escuela estadounidense, parecida a su modo de trabajo, si bien el secreto no es el tipo de entrenamiento, «todos hacen casi lo mismo», sino el manejo del tiempo, «en qué momento tienes que aplicarlo». Feliz de recibir a todos en su casa, disfrutando la charla, dos palabras clave en este mundo del voleibol. «Todo depende».
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