«Me fui con un sabor agridulce de Tokio porque no llegué en la mejor forma»
halterofilia ·
Comenzó en El Ejido a desarrollar el deporte al que dedica su vida y que le ha permitido participar en los Juegos OlímpicosINMACULADA ACIÉN
El Ejido
Miércoles, 27 de octubre 2021, 00:26
Destacar en el mundo del deporte no es fácil, menos aún cuando se trata de una modalidad deportiva minoritaria. Algo que el ejidense David Sánchez ... tiene muy claro.
–La halterofilia es un deporte aún poco conocido. ¿De dónde viene su afición por este mundo?
–Es verdad que no se practica mucho, pero cada vez tiene más tirón. Cuando yo empecé con 14 años no se practicaba mucho. Fue mi hermano Manuel, que empezó antes que yo en el club de Halterofilia en El Ejido, fue quién me inició. El entrenador les decía a los atletas que tenía entrenando que animaran a sus hermanos pequeños o amigos a que se apuntaran. Así, empecé dos o tres años más tarde que él.
–¿Qué encontró en la halterofilia que hizo que continuara?
–Es otro mundo. Te enseña valores, hace que te valores más como persona, te ayuda a centrarte y tener objetivos. El entrenar día a día y la motivación de la competición, me cambió la vida desde que empecé. En cualquier caso, también es algo que te tiene que gustar y a mí me enganchó desde el primer momento. Yo era un niño al que le gustaba mucho estar en la calle y muy nervioso, pero desde que empecé en la halterofilia comencé a comportarme mejor, rendir más en los estudios y en el deporte.
–¿Cómo es el inicio de niño en la halterofilia?
–De pequeño básicamente lo que se hace es técnica y preparación física. Además se empieza con poco peso y poco a poco vas subiendo kilos.
–¿En qué momento decide que quiere que la halterofilia se convierta en su profesión?
–Cuando entré en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid a comienzos de 2011. Recibí la llamada del seleccionador para preparar el Campeonato del Mundo sub17 y me vine a la Residencia Joaquín Blummer de concentración. En principio no tenía beca, estuve tres meses y les gustó como entrenaba y la actitud. Fue eso lo que provocó que me becaran y desde entonces aquí sigo.
–Pero antes de esa llamada ya veía este deporte como su futuro...
–Sí porque mi entrenador Ciro Ibáñez, que además era muy bueno en este deporte en el que compitió en Cuba a nivel internacional y en el que llegó a proclamarse Campeón Panamericano, me inculcaba esos valores de ser grande, de que podíamos dedicarnos a esto e incluso llegar a unos Juegos Olímpicos y estar en lo más alto. Al final terminé creyéndomelo. Pero es verdad que cuando entré a la Residencia Joaquín Blume fue cuando me puse a ello más en serio. De hecho, antes de estar en el Centro de Alto Rendimiento ya hacía concentraciones con mi entrenador y me iba un mes a Melilla por ejemplo.
–¿Cuánto tiempo dedicaba a entrenar?
–Unas cinco horas al día. Pero no era solo el entrenamiento. Antes de venirme a la Blume aprendí mucho con mi entrenador. Fue duro en su momento pero ahora lo valoro. Aprendí por ejemplo a cocinar con 15 años, limpiar, a valerme por mi mismo, además de mejorar mucho en los entrenamientos. Me ayudó a crecer rápido.
–Desde entonces ha ido creciendo cada año de manera exponencial...
–Me gusta mucho la halterofilia y mi meta es ser medallista olímpico. Por ello voy a pelear siempre. De hecho, me gustaría llegar a la Olimpiada de París y conseguir medalla. Es mi sueño y por lo que lucho cada día. Sé que va a ser complicado, porque primero hay que clasificar y una vez lo consiga pensar en grande.
–Serían sus terceros Juegos Olímpicos...
–La verdad es que estoy orgulloso de lo que he hecho, que han sido dos Juegos Olímpicos con 27 años, pero quiero intentar París.
–¿Cómo valora estos últimos Juegos?
–Me fui con un sabor agridulce de Tokio porque no llegué en la mejor forma a ellos y eso me fastidia. Por eso quiero hacer París, donde llegaría con 30 años recién cumplidos y con esa edad creo que puedo llegar aún a mejorar. Estos Juegos me han dejado una espinita clavada porque la clasificación fue muy dura, tuve una lesión de cadera que aún arrastro y llegué a Tokio muy cansado. Tengo muchas ganas de hacer otro ciclo olímpico y hacer un buen resultado. Sé que puedo hacer grandes cosas.
–¿Qué diferencias ha habido entre los dos Juegos Olímpicos que ha vivido?
–Antes he de decir que es increíble ver a los mejores deportistas de todo mundo y del deporte olímpico y es un sueño hecho realidad. Estar todos los españoles en un mismo edificio y todos compitiendo por unos mismos colores, donde todos los deportes nos unimos para defender la bandera de España y conseguir los mejores resultados para nuestro país. Pero es verdad que estos Juegos han sido más raros porque teníamos que hacernos pruebas PCR todos los días, estar con mascarilla, en el comedor todos estábamos separados por mamparas a los lados y delante, y guardar las distancias de seguridad. Todo estaba más controlado, pero a nivel de competición ha sido igual. También la preparación ha sido rara, porque no ha habido tantas competiciones, ni ha habido tanta libertad para despejarte, pero los Juegos Olímpicos han estado bien a nivel de organización. No obstante, creo que los japoneses no querían celebrarlos, porque cuando íbamos por Tokio en el autobús no había ninguna decoración de los Juegos Olímpicos, no se respiraba ese ambiente Olímpico como sí había en Río, donde estaba todo decorado. Tampoco había público.
–¿Han sido unos Juegos Olímpicos fríos?
–Sí, porque los japoneses los quisieron hacer fríos. No querían que hubiese público, ni hacer una celebración. Lo han hecho por obligación.
–¿Con qué momento se queda de estos Juegos?
–Con haber vivido una experiencia olímpica con mi amigo Marc. Y de la competición haber luchado hasta el final, pese a la lesión que tenía.
–¿Y de los de Río?
–Los de Río fueron mis primeros Juegos y disfruté muchísimo la competición. Los de Río llegué pensando que era un premio del que tenía que disfrutar, mientras que los de Tokio los he vivido con más presión de tener que hacerlo, aunque no estuviera bien físicamente. Por eso no pude disfrutar de la competición como me hubiera gustado. Son 14 deportistas solo los que iban por categoría de todo el mundo. Era muy difícil, pero no llegué bien. Son cinco años y te lo juegas todo en un momento. Después de cinco años tienes que estar en ese momento bien, a una hora en concreto y que salga.
–Cuando ve deportistas olímpicos como Simone Biles que se retira en plenos Juegos y denuncia la gran presión de las estrellas del deporte, ¿se siente identificado?
–Presión en unos Juegos Olímpicos existe y mucha, eso es verdad, y hay veces que se pasa mal. Pese a que hay momentos en los que te lo pasas bien, los días previos para mí son horribles, porque quieres que llegue el día, estás en tensión, con mucha presión, pero yo no me he planteado nunca dejarlo. También es cierto que en estos Juegos he sentido más presión, pero porque tampoco estaba bien físicamente. Aún así tengo ilusión por seguir. Ha cambiado ahora el equipo técnico de la selección española y tengo la ilusión de empezar con nuevos entrenadores a darlo todo día a día. Pero ahora solo quedan tres años para los siguientes. Sí, queda poco. El año que viene es ya el Campeonato del Mundo clasificatorio para los Juegos y el objetivo es ir campeonato a campeonato y saber dónde hay que estar fuerte, porque un atleta de halterofilia no puede tener un nivel alto siempre. Hay subidas y bajadas. No se puede mantener siempre el nivel. Nosotros tenemos dos competiciones importantes al año que son Europeo y Mundial y en este caso es Olimpiada y Mundial.
–La siguiente competición es en diciembre...
–Sí, ahora tenemos que empezar ya la preparación del Mundial y la verdad es que me noto cansado. Vengo de dos preparaciones muy duras y aunque haya descansado un mes, sigo teniendo la lesión de la cadera, así que tengo ir viéndome día a día y tengo claro que iré al Campeonato del Mundo en diciembre si estoy bien, pero no a sufrir.
–Tras los Juegos, ahora es como otra vez empezar de cero...
–Así es, pero empiezo con muchas ganas porque el objetivo es a largo plazo y quiero quitarme esa espinita que te decía. He hecho dos décimos puestos y si bien en Río me fui orgulloso, en estos esperaba más y no pude darlo todo de mí. En París quiero llegar y hacer un buen resultado.
–¿Cuántas lesiones ha tenido en su carrera?
–Pues he tenido mucha suerte porque en 11 años que llevo en la Residencia Blume no he tenido ninguna lesión, hasta esta lesión de cadera que me está doliendo y encima en el peor momento que eran los Juegos. Pero soy optimista, sé que me voy a recuperar, vamos a buscar clasificar y si llegamos a París, soñar.
–¿Se pone en riesgo el continuar con la beca en función del resultado en los Juegos?
–No, porque clasificar es un mérito tanto para ti mismo como para la Federación. Es muy difícil clasificar. No es un Mundial que la Federación decide a quién lleva. En unos Juegos clasifica el deportista y en halterofilia no sé cuántas licencias hay, pero solo hemos clasificado cuatro atletas para los Juegos Olímpicos. De hecho, es un sueño poder clasificar a cuatro deportistas de halterofilia y hemos hecho historia, porque siempre habíamos clasificado a dos y venimos de Río y Tokio clasificando a cuatro atletas. La verdad es que es para estar orgullosos.
–¿Se siente reconocido?
–Sí, me siento reconocido y valorado. Quizás me valoran incluso más mis compañeros, amigos y familia, que yo mismo.
–¿Y en su tierra? ¿También se siente reconocido?
–La halterofilia es un deporte minoritario. Me conoce mucha gente en El Ejido, pero obviamente no soy un futbolista.
–¿Ha sentido envidia de que unos deportes se valoren tanto y otros tan poco?
–Es verdad que se valora menos, pero el deporte minoritario es así. Si consigues en unos Juegos una medalla te conoce media España, pero si no consigues medalla no te conocen.
–¿Cómo es su día a día?
–Me levanto a las 8.30 horas, desayuno, a las 10 de la mañana me voy a entrenar hasta las 12.30. Después toca comer, descansar y a las 17 horas de nuevo a entrenar. También voy al spa a recuperar con sesión de fisioterapia, cenar y a descansar. Eso de lunes a viernes, el sábado tenemos una sesión matinal, y sábado tarde y domingo libre.
–¿Viene mucho a Almería?
–He estado tras los Juegos un mes, que llevaba mucho tiempo sin tener vacaciones y me lo he pasado genial disfrutando de las playas, de nuestras calas, de la gastronomía, los amigos y la familia, pero no suelo ir mucho.
–¿Qué echa de menos de Almería en Madrid?
–La tranquilidad de Almería y la gente que es más sencilla. Los desayunos que como los de Almería que no hay ninguno. Pero claro llevo desde los 16 años aquí, así que estoy acostumbrado y también es cierto que yo el Madrid del día a día no lo veo, porque en la residencia lo tenemos todo.
–¿Cómo imagina su vida sin la halterofilia?
–Pues aún no me lo he planteado. Es cierto que ya tengo que ir pensándolo porque tengo 27 años y aunque tengo una edad muy buena aún para la halterofilia, ya tengo que ir pensándolo y formarme. Me gustaría seguir vinculado al deporte. Mi hermano Manu tiene un club en El Ejido como es Halterejido y la idea es trabajar ahí, conseguir que siga creciendo y sacando niños que puedan también llegar al Centro de Alto Rendimiento.
–No imagina, por tanto, su vida sin halterofilia...
–No, mi idea es seguir vinculado, aunque sea de otra forma diferente.
–¿Cómo ve el nivel de halterofilia en la provincia?
–Lo veo bien. Es verdad que no hay muchos niños de momento. Está Noé que fue campeón de España de Técnica, pero faltan más. El objetivo de mi hermano es sacar niños en la Escuela Deportiva. Sí que hay mucha gente que practica halterofilia con el tema del crossfit y son más mayores. Nivel para competir en Campeonato de España hay pocos en la provincia, pero sí que hay muchas licencias. Antonio Tarifa que fue tercero de España tiene mucho mérito y a nivel de club, con Halterejido, queremos hacer un gran equipo e incluso conseguir estar entre los tres mejores clubes de España y ya a largo plazo ser el mejor de España. El objetivo es conseguir que sea una referencia.
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