Fran Iribarne repasa su trayectoria en Unicaja Costa de Almería
Repaso desde los 12 años ·
El almeriense pasa por el canal de Instagram Live blanquiverde y asegura que el voleibol no le dejó opción de probar otro deporteEn sí, en sus maneras, en su pensamiento, en su acento, y no sólo el hablado, sino el que se desprende de su modo de ... entender la vida, es 'puro almeriense'. Bondad en sus ojos y en sus acciones, parece complicado que Fran Iribarne pueda ser tan buen jugador como persona, pero va camino de conseguirlo.
Periodismo y compromiso
Con timidez inicial, tal y como le sucede cada vez que tiene que afrontar una entrevista, el receptor abrió a todo aquel que quiso participar su lugar de confinamiento y su día a día en este periodo, mirando desde su terrado, con una gran añoranza, esa playa que tanto le da. El receptor se 'confesó' en Instagram Live, pero realmente no puede ser de otro modo que transparente, sin doblez alguna. Lo pasó muy mal al principio del encierro obligado, si bien ahora lo lleva algo mejor, y deja una frase espectacular. «El voleibol no me dejó opción de probar otro deporte».
Desde siempre
Se vio enganchado desde el principio, si bien, siendo justos, empezó siendo 'normal', o sea, jugando al fútbol. Eso sí, el voley jamás le estará lo suficientemente agradecido al entrenador que tuviese en aquel momento porque lo ponía de portero. «A mí no me gustaba y dejé el deporte». Tampoco podrá agradecer a su madre todo lo que sería necesario que le dijese 'algún deporte tienes que hacer' y que cogiese de la mano camino del Palacio de los Juegos Mediterráneos. «Tenía 12 años y así entré por pura casualidad; era el típico que jugaba al fútbol y lo que quería era correr y pegarle al balón, pero no me dejaban, así que me quité y se produjo la llegada al voleibol, que me enganchó, y desde ahí no he parado».
Y es que está donde quiere estar. «De momento sí, aquí me tratan muy bien, estoy en mi casa; ¿quién no quisiera tener la oportunidad de jugar en el club de su ciudad? Y espero que ese día sea dentro de bastante tiempo y cuando realmente tenga oportunidad de jugar en grandes Ligas, pero mi intención es quedarme por ahora y ganar todo lo que pueda en Unicaja Costa de Almería». Y es que no olvida sus orígenes, jamás, ni las etapas de su progresión. «Empecé a coger buen nivel de voleibol en la Permanente, de ahí me marché a Melilla, allí pasé dos años y cogí otra vez un poco más de nivel, y llegué a Unicaja mejor preparado para poder estar entrenando y jugando con este club». En ese camino recuerda a Juan Fenoy y a Prenafeta, los entrenadores que le «marcaron el camino».
A Manolo Berenguel «no lo nombre porque lo tengo presente», aseguró, con el que se hizo una foto cuando era un niño y animaba en la grada para la consecución de la liga de la temporada 2012/2013. En ese partido hay más que contar. «Viciana era mi jugador referente, me encantaba cómo jugaba, es del que más me acuerdo en ese momento, luego Ignacio me dio unas rodilleras, y ahora somos compañeros de equipo». En todo caso, el mejor jugador que ha pasado por Unicaja es, a su juicio, Peter Veres. «Cuando me enganchaba al voley, buscaba en Internet y veía todos sus partidos». Sigue con la misma 'manía' de devorar voley en la red. «Sí que estoy viendo mucho, busco partidos de selecciones, de Champions, de entrenamientos completos de equipos rusos; me interesan mucho porque son grandes jugadores». Más nombres, «Rafa Pascual es el top, Kike de la Fuente me encanta, su forma de jugar, me imagino siendo como él, y me fijo también en Gustavo Delgado».
Lamento
Esta temporada ha sido una lástima, en el sentido de no poder concluirla cuando se 'volaba'. «Sí, el equipo sinceramente cada vez iba más para arriba y por eso fue tan fuerte el palo que nos dieron de que la Liga se cancelara; eran entrenamientos en los que estábamos viendo los resultados de las pesas y nos encontrábamos en el mejor momento de la temporada». Dicho eso, respecto a la resolución de la Liga, «sé que es una situación complicada, pero pienso, no porque esté en Unicaja, sino valorando el transcurso de la Liga, en frío ya, que sacándole 5 puntos al segundo, perdiendo sólo un partido… la decisión no es tan complicada; la mejor es declarar un campeón y ese es Unicaja Costa Almería». El mérito es mayor si en esa perspectiva global se introduce haber jugado en Europa. «Es mucha la diferencia, requiere muchas cosas, una buena plantilla, muy buenos entrenamientos porque el desgaste físico y mental es doble».
Salir a competir fuera es un gran beneficio. «Mucha diferencia también en el juego y se nota cuando un equipo está jugando en Europa y cuando no». En su caso quedó patente. «Yo lo he notado, por el nivel, no ha afectado mucho el cambio de balón, nos hemos adaptado bien y los entrenamientos se han hecho en el momento justo, y claro que prefiero jugar en Europa, lo que recomiendo con una buena plantilla que se pueda dar garantías en las dos competiciones; con una corta, no lo recomiendo, porque por las bajas de este año no se ha podido entrenar bien y el regreso a la Superliga hacía notar el escalón físico y mental».
El de Saaremaa aquí es su partido, mientras que pudo jugarlo, con el que se queda, pero sobre todo con el que les midió al mismo rival en Estonia. «Dos semanas entrenando con ocho por lesiones, no era un buen momento, pero supimos llegar ante un equipazo, sin estar bien, pero con coraje, con saber jugar cada momento y ganar cuando nadie apostaba por nosotros».
A la pasada temporada se remitió para su mejor día. «Primer partido de semifinal contra Ibiza, un 3-2, por sensación y estadística; me sentía muy bien, cuando esa mañana me había levantado con casi 39 de fiebre y estaba mal mentalmente, pensando que no podía jugar, pero me recuperé y fue el mejor en cuanto a sensaciones». En cuanto a 'momentazo', la misma semifinal, en el cuarto partido. «En el tie-break salté en una lucha con el colocador y el segundo árbitro me pitó red y no la había tocado; como era un momento en el que estábamos a tope de pulsaciones, nerviosos, de tensión, me dio impotencia y sin querer, porque en ese momento no era yo, me rompí la camiseta y tuve que jugar con la segunda del líbero».
Temperamental
Jugador de temperamento fuerte, Iribarne reconoció ver que «jugar sin público es un poco triste, no tanta motivación, y claro que influye porque entrenas para jugar y ganar, pero también para que te vean, porque el deporte es un espectáculo y entrenas para dar espectáculo». Lo dejó bien claro, «prefiero jugar con público porque me considero un jugador que interactúa mucho con la grada y que la afición lo sienta», siendo la salud lo primero en una vuelta muy bien medida. «El tiempo que se juegue, concentrados en un hotel, haciendo todos las mismas cosas y con el mínimo peligro de contagio, y si alguien da positivo, cancelar la liga; es una situación muy complicada, los que tienen que decidir lo tienen difícil».
La Liga «espero no se vea muy afectada, pero creo que sí, que tocará a muchos clubes, si bien repito que espero que no tanto como se está previendo», deseando el mejor panorama para todos, repartiendo amigos por todos los clubes, muchos de ellos llegados de la selección española.
Confesó que está bien valorado en el seno del equipo nacional y, gracias a su primera llamada con 18 años, se le descubrió un problema de corazón del que era del todo asintomático. Ni sabía que lo padecía, pero podía afectarle gravemente, se operó, pasó dos meses de recuperación para que su cuerpo se aclimatara al nuevo latido y regresó al año siguiente para ser subcampeón de los Juegos Mediterráneos. Esta vez el periodo de selección no se va a poder desarrollar, lo que afectará a la vuelta a estado de forma de muchos jugadores, pero él se aferrará a la playa. «Lo primero que voy a hacer cuando esto acabe es ir a darme un baño y jugar al voley, que me lo tomo más como diversión que la pista, pero creo que no me va a costar tanto por eso, por la suerte de estar en Almería y que la playa te va poniendo a tono para la llegada de la pretemporada».
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