Wanton y Korovin, los dos jóvenes prodigio del piano con 60 premios en su haber
Entre ambos solo suman 27 años, y esta tarde ofrecen en el auditorio de Caja Rural un recital que organiza Juventudes Musicales
Jueves, 6 de mayo 2021, 01:42
Sus respectivos pasaportes –que usaban con frecuencia desde antes de la pandemia para acudir a concursos en medio mundo– dicen que son unos niños. ... Alexiy Korovin tiene 15 años, y Norah Wanton, 12. Alexiy cursa cuarto de ESO y Norah, primero, él en el IES Laurel de la Zubia y ella en el Colegio Internacional de Almuñécar. Pero ambos tienen entre sus manos tanto talento que, al oírles tocar, si uno cierra los ojos, puede imaginar que quien interpreta la pieza no son dos niños, sino dos auténticos profesionales. Esta tarde, a partir de las 20.00 horas, volverán a tocar juntos en el Auditorio de Caja Rural de Granada dentro del ciclo de Jóvenes Pianistas que organiza Juventudes Musicales de Granada, y que con este suma ya su sexta cita en la presente temporada, a pesar de las dificultades derivadas de la covid. La entrada es libre hasta completar aforo, con preferencia para los socios de la entidad, que este año celebra su 60 aniversario con varias actividades que incluyen una gran exposición, y que recientemente ha renovado su estructura con la incorporación de Dolores María Hernández en calidad de vicepresidente.
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El programa que han elegido para interpretar no es, en absoluto, fácil. No es temeridad, ni mucho menos. En el currículo de ambos figura una larga lista de premios y reconocimientos internacionales, y aunque se encuentran en proceso de formación como artistas, en países como Rusia, Croacia o incluso Estados Unidos ya conocen sus nombres. Así, interpretarán obras de un amplio espectro, desde el clasicismo de Beethoven –el primer movimiento de la 'Patética'– al romanticismo de Chopin –'Fantasía-Impromptu' en Do sostenido mayor– pasando por el nacionalismo de Tchaikovski – la 'Danza española' de 'El lago de los cisnes'–, la alegría lírica de Rossini –'Obertura' de 'El barbero de Sevilla', con la que se iniciará el concierto– o la música contemporánea de Schmitz, con cuyo 'Ensemble para piano a cuatro manos' finalizarán su recital.
Un día cualquiera en la vida de estos dos jóvenes intérpretes es un ir y venir entre colegio, conservatorio y clases particulares. Ambos son alumnos de Tamara Romadina, toda una institución en la enseñanza musical en Granada, maestra de muchos jóvenes solistas y profesores que hoy tienen un lugar en este siempre difícil mundo. En el caso de Alexiy, aunque nació en Penza (Rusia) llegó a Granada siendo muy pequeño, y aquí ha desarrollado toda su formación como músico. Aunque con dos años tomó por primera vez un violín entre sus manos, muy pronto se decidió por el piano, un instrumento en el que ha encontrado un compañero de vida. Podría jugar al baloncesto si quisiera –mide 1,80– pero su agenda ya está bastante completa entre las clases del instituto, las del Conservatorio –cursa cuarto en el Ángel Barrios– y las clases prácticas en casa.
No tiene duda al confesar que las teclas forman parte de su ser. «Da igual la hora del día; me gusta tocar. Escuchando otros instrumentos, como el violín, no siento lo mismo. Puede que esté en los genes. Además, creo que el piano me ha hecho madurar más deprisa. Hasta hace poco, pensaba que lo que yo hacía podía hacerlo cualquier persona tras dos meses de práctica. Luego, comencé a valorar mi trabajo y he descubierto que tengo que aprovechar mi capacidad», comenta Korovin.
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Partituras
A pesar de su juventud, el pianista granadino no es ajeno a la continua polémica –alentada desde el patio de butacas, sin duda– de si la escuela europea de interpretación supera a la asiática, por más que de China –donde hay más de 20 millones de jóvenes estudiando piano– cada año llegue una nueva hornada de intérpretes. Con respecto a esto, tiene un criterio muy claro: «Para empezar, hay que hacer lo que pone en la partitura; si dice 'forte' hay que tocar forte. Si hay varias ediciones de la partitura, te puedes acoger a aquella con la que puedas identificarte más. Pero a la hora de interpretar, la musicalidad te tiene que salir de dentro. Si no, suenas mecánico». «Por ello», añade, «es mejor encontrar una obra que te salga del alma, a tocar algo que no te guste. Para eso, mejor no hacerlo. Y es normal tener piezas preferidas. A veces, cuando toco lo que me gusta, el tiempo se para. El otro día se me pasaron dos horas casi sin darme cuenta. Pero cuando no estás a gusto, el reloj corre sorprendentemente lento».
Korovin adora tocar con Norah Wanton, su compañera en el recital de esta tarde. «Me divierto muchísimo con ella, y si no hay alegría, si no hay complicidad, es imposible que un concierto salga bien», afirma. Su jovencísima compañera corrobora sus palabras. «Llevamos ensayando este programa desde que nos confirmaron la fecha del concierto, y estamos disfrutando mucho, porque es un programa complicado, pero muy bonito», asegura.
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La carrera de Wanton sigue progresando aceleradamente. Este año, como su compañero, terminará sus estudios de piano en el Conservatorio Profesional. Sus planes son acabar el próximo los de guitarra, un instrumento que también domina, además del canto, aunque confiesa que «este último lo tengo un poquito en espera». Mientras, este mismo fin de semana comienza un nuevo periodo formativo paralelo en el Liceu de Barcelona, ya que ha ganado una de las siete becas convocadas a nivel nacional para seguir clases hasta final del año con los profesores del prestigioso centro barcelonés. Está buscando la forma de enlazar sus estudios para entrar en el Conservatorio Superior en cuanto la norma se lo permita. Y sobre todo, sigue disfrutando con la música, incluso cuando estudia. «Tengo mi 'playlist' de Spotify, y me la pongo mientras preparo los exámenes. Sé que hay personas a las que les cuesta estudiar con música, pero a mí no me molesta, sino que me acompaña». Esta tarde, su juventud y la de Alexiy, amén de su indudable talento, alegrarán a quienes se acerquen al auditorio de Caja Rural para escucharles.
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