Con Aziz Haidar (derecha), presidente de la Asociación de Víctimas de las Minas. I. L. P.

La visión granadina del drama de las minas antipersonas en una película

El artista Isidro López-Aparicio muestra este jueves en el Centro Lorca 'Latidos de mina', un recorrido por la realidad del Sáhara desde la perspectiva de las víctimas de estas armas

Miércoles, 25 de enero 2023, 00:34

«Mi deseo es que, durante 63 minutos, el espectador sea capaz de trasladarse a un marco donde cada paso puede suponer tu muerte». Así ... se expresa el jienense de nacimiento y granadino de adopción Isidro López-Aparicio cuando habla de 'Latidos de mina', la película documental que estrena en el Centro Lorca mañana a partir de las 20.00 horas. Un filme que, básicamente, trata la gran injusticia y el dolor que provocan las minas antipersonas y demanda la necesidad urgente de que todos los países implicados en su fabricación y colocación firmen los protocolos de desminado.

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«Cuando a nivel internacional se habla del Sáhara, el tema principal es su independencia o su dependencia de Marruecos. Y las posturas en uno u otro sentido están bastante enquistadas. Por eso, me he aproximado al territorio desde una óptica que genera un mayor consenso, cual es la desaparición de las minas antipersonas y la implementación del Protocolo de Oslo». Es este un asunto, afirma, que recibió un gran impulso en los medios por el trabajo de la que fuera Princesa de Gales, Diana Spencer, pero que 25 años después de su muerte continúa sin resolverse. «Todos los países de Europa Occidental han firmado ese protocolo, pero nadie reconoce al Sáhara como país independiente», destaca.

López-Aparicio en la fiesta Eid al–Hada, donde se intercambian regalos. i. l. p.

En este contexto, los datos son muy importantes. «El Sáhara no es el país que más minas tiene en su territorio. De hecho, está en el número 12 de la clasificación. Pero sí es el que tiene un mayor número de metros de minas colocadas en línea. Hay un muro de 2.700 kilómetros con armas que les separan de sus vecinos. Si Marruecos acepta suprimirlas, podrá haber tránsito entre el Sáhara libre y el ocupado, y a partir de ahí, el territorio podrá decidir sobre su futuro», comenta Isidro López-Aparicio.

Sensibilización

Esta no es, pues, una obra política. La puede ver sin exaltarse cualquier saharaui o cualquier marroquí. «Busco construir la paz y ofrecer, a la vez, algo auténtico. No me considero director de cine, por más que haya realizado un buen puñado de cortometrajes con anterioridad. Quiero mostrar que cada día puede morir una persona o un animal por culpa de una de esas minas. En el Sáhara, el silencio es una buena noticia. Cuando se oye una explosión, estalla mucho más que una mina», asegura.

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El artista ha contado con la colaboración del Ministerio de Cultura Saharaui, la Asociación de Amigos del Sáhara y la Escuela de Cine del Sáhara, pero ha producido la película, básicamente, a pulmón. El resultado es el fruto de 15 años de trabajo y convivencia con el pueblo saharaui. Ha sido una labor, pues, cocido a fuego lento. «No entré por las buenas en la tienda de nadie y me puse a filmar. Llegar allí con cámaras, micrófonos y pértigas me habría parecido tremendamente invasivo, y esta película no lo es. Antes, ayudé a quienes hoy son mis amigos a limpiarse el muñón, a colocarse las prótesis, a levantarse... Compartí la ceremonia del Día del Cordero. Recorrí los poblados... Pregunte usted por Isidro si va al Sáhara. Conseguí que me conociera mucha gente...», afirma sonriendo López-Aparicio. Así pues, 'Latidos de mina' se grabó utilizando recursos sencillos. «Prefiero sacrificar la calidad para conseguir veracidad», comenta.

Poesía como ilustración

Las palabras del escritor granadino Miguel Ángel Moleón, con su poesía 'Infancia que ríe', ilustran algunos pasajes de una película que también cuenta con la colaboración de Miguel Valdivia, de Ideos Media, para los efectos en 3D. Desde el primer momento, la cinta impacta, ya que López-Aparicio hizo el ejercicio performativo de enterrarse en silencio en un cráter durante 24 horas, a merced del viento y la arena, para, según sus palabras, «generar la empatía necesaria con el pueblo saharaui, convivir, conocer a las víctimas y comprender su día a día».

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López-Aparicio en la fiesta Eid al–Hada, donde se intercambian regalos. I. L. P.

A partir de aquí, 'Latidos de mina' verbaliza las denuncias y los deseos de este pueblo que ha sufrido un durísimo exilio, según el autor. Para mostrarlo, este va entrevistando, escuchando, compartiendo y diseñando un ingenio que va construyendo para hacer explotar las minas. Son las 'melphas' –traje de la mujer saharaui– las que conforman la vela que mueve las ruedas que trazan con fosfato el camino con la palabra 'Free' y que terminan explotando la mina, para mostrar el daño inhumano que provoca.

Consciente del rápido agotamiento al que actualmente es sometida cualquier propuesta cultural, López-Aparicio ha asumido un proceder que esquiva tanto las reflexiones fugaces como el compromiso impostado. Experto en estudios de Paz y Conflictos, en vez de enfocarse, como parecería obvio, en la autodeterminación del Sahara Occidental, el artista se centra en la defensa de los derechos humanos y pone su esfuerzo en un espacio donde poder encontrar el consenso y no avivar el conflicto. Así, 'Latidos de mina' es una llamada a que los pueblos firmen los protocolos de desminado de manera urgente.

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