Viaje del Renacimiento al Barroco tardío para abrir el Festival de la Guitarra

Tras la serenidad de las 'Recercadas', interpretadas con una cadencia que introdujo rápidamente a los asistentes, los músicos dejaron España para internarse en la Francia de Josquin Desprez, y en la solemnidad de sus 'Mille regretz', hábilmente programada antes de la pieza que Luis de Narváez hizo basándose en ella, 'La canción del Emperador'. Oírlas una a continuación de otra fue muy indicativo para ver cómo a partir de una misma melodía se puede otorgar una musicalidad tan distinta a dos obras. Y luego de esta canción, el clásico y popular 'Guárdame las vacas' plasmado en unas diferencias del propio Narváez.

Vivaldi, il 'prete rosso', fue otro de los grandes protagonistas del concierto inaugural. De su catálogo se pudo escuchar en primera instancia la 'Triosonata en Do Mayor para violín, laúd y bajo continuo, RV 82, adaptada para archilaúd y clave, donde la ausencia del violín no se hizo notar mucho, pues los Moreno hicieron una versión musicalmente notable. Jugando de nuevo con la conexión entre autores, emboscado entre las dos obras de Vivaldi que se interpretaron estuvo el gran Johann Sebastian Bach, de quien Inés tocó el 'Concierto en Do mayor, BWV 976', basado en el RV 256 del veneciano.

Luego, el archiconocido 'Concierto en Do Mayor para mandolina, instrumentos de arco y bajo continuo, RV 425', de nuevo con Vivaldi, y para redondear el tramo pseudoitaliano, ese divertimento que es el 'Fandango' de Scarlatti, con su melodía juguetona y pegadiza, que se engancha al oído tan fácilmente, y donde Inés Moreno pudo demostrar su depurada técnica interpretativa una vez más.

El último tramo del concierto volvió a ser netamente español, con folías y canarios de Antonio Martín y Coll y Gaspar Sanz. El primero, franciscano recopilador de melodías, fue sin duda un eficaz instrumento para la difusión de la música de la época. Y el segundo, figura señera del XVIII español, con su monumental 'Instrucción de música sobre la guitarra española', de la que anoche tuvimos la oportunidad de degustar algunas perlas. El bis volvió a tener como protagonista a Vivaldi en una noche de fiesta, con aplausos a destiempo y alguna espectadora cuyo móvil se obstinaba en no apagarse. Gajes del oficio.