Los versos libres y enamorados de Adonis abren el Festival de Poesía

Pero antes de que a la sombra de la tarde se oyeran los versos de Adonis, la mañana de ayer lunes tuvo su primera cita en la Facultad de Ciencias de la Educación, con un autor que, después de 50 años de escritura ininterrumpida, se ha convertido para varias generaciones de españoles en un referente de lectura juvenil: el catalán Jordi Sierra i Fabra, quien acudió a Granada a hacer lo que nunca había hecho: leer sus poemas en público. Y eso que la poesía es apenas el uno por ciento de su producción literaria. Un necesario homenaje a una figura que crece día a día.

Ya por la tarde, la primera estrofa, tras la imprescindible inauguración institucional, la escribieron los poetas Mohamed Bennis, marroquí, y el Premio de la Crítica y profesor de laUniversidad de Salamanca, Juan Antonio González Iglesias, con José Sarria como traductor del primero. Fue una hora intensa donde ambos pudieron dar buena cuenta de sus particulares modos de entender la poesía.

Bennis llenó la tarde de pájaros de colores, acostumbrando a los oídos de los presentes a la lengua árabe, a la postre gran protagonista. Oír recitar en dicho idioma, en este marco, a la sombra de los árboles, fue una experiencia muy especial para quienes, a contraluz, se vieron casi obligados a cerrar los ojos para que los versos les llegaran adentro. Precisamente, la flora, el tiempo, las luces, fueron objeto de los poemas que leyó Juan Antonio González Iglesias, antes de que subiera Adonis al escenario y con una voz cargada o liberada, según se mire, tras 92 años de vida plena, recitara varios poemas mirando al público, sin leer.

Habló de la belleza del despertar al lado de la persona amada, el diálogo del hombre con el espejo que es testigo del paso del tiempo y frente al cual reflexiona a propósito de los grandes enigmas de la existencia, trufada de presencias y ausencias, de sinsabores y de alegrías. Adonis recita con la mirada limpia de quien aspira a seguir explorando lo inexplorado, «en una eternidad que ni en la vida ni en la muerte se resume», como dijo en uno de sus poemas. La Premio Nacional de la Crítica, Raquel Lanseros, prestó voz a sus palabras en español: «De ningún cantar digo que es mío, a no ser que vaya cargado con la amargura del amor». Es el testimonio de quien ha querido tanto como ha vivido.

Y como también es costumbre en el FIP, la jornada inaugural terminó con versos lorquianos cantados. En esta ocasión, un cierre con mucho arte a cargo de la cantautora malagueña María Peláe, quien puso el epílogo a este lunes en verso estrenando varias canciones creadas expresamente para la ocasión. Grande la versión de 'Pequeño vals vienés', que en su día hicieran suyo Leonard Cohen y Enrique Morente, y estupenda también su interpretación de 'La aurora de Nueva York', una de las joyas del 'Omega' de Morente y Lagartija Nick. Hoy, la parte del programa que debía desarrollarse en la Alhambra tendrá lugar en el Centro Lorca.