La Toscana vuelve al escenario
La compañía de Paco López ha tenido que esperar tres años, por la pandemia, para estrenar la comedia 'Ha salido el sol para todos'. En su larga trayectoria, hubo incluso actores que no sabían leer.
Han pasado tres años y medio desde que 'Ha salido el sol para todos', la obra que debía haber estrenado la compañía de teatro La ... Toscana en abril de 2020, vio frustrada su primera puesta en escena por la llegada de la pandemia. Ahora, esta historia de enredo, este vodevil con un fondo cuajado de valores, va a ser por fin disfrutado, esta tarde a las 19.30 en el Isabel la Católica, por un público integrado por aficionados y amigos de Paco López, su director, un personaje que integra las bambalinas de la historia reciente del teatro 'no profesional'. López ha sido protagonista de hazañas como enseñar teatro a quien no sabía leer ni escribir, y cuenta con una legión de adeptos a su muy particular modo de entender la dramaturgia, aprendida, por otra parte, en escuelas tan prestigiosas como la de William Layton o Arte 4.
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El director de La Toscana sintió el veneno de las tablas a una edad tan joven que casi ni se acuerda. Lo que sí rememora con precisión es su interés casi obsesivo por disfrutar de los legendarios 'Estudio 1' que emitía TVE. «Era la época de la tele en blanco y negro. Tenía muy pocos años, y andaba siempre detrás de que me invitaran mis vecinos, porque en mi casa no había aparato. Allí descubrí el 'Don Juan Tenorio' de Rabal, los 'Doce hombres sin piedad' donde estaban desde Sancho Gracia a Bódalo, de cuya hija he acabado siendo muy amigo…». La primera obra que recuerda haber visto en vivo fue la 'Yerma' de Nuria Espert, en el Teatro Isabel la Católica. «Me llevé el libro de Lorca firmado por ella». Ahí comenzó una larga colección de experiencias, ilustradas en fotos que le colocan junto a una esplendorosa Sara Montiel en su camerino, o con los inolvidables Queta Claver y Ángel Picazo, con quienes compartió muchas noches de confidencias en un restaurante de menús cerca del Teatro de la Comedia, en ese Madrid que acababa de enterrar a Franco y que siempre fue su 'Shangri-la', al que acudió, calladamente, durante tres décadas, todos los martes, para recibir clases de los maestros e intentar abrirse camino.
La comedia de su vida
La vida escribió para él una comedia que, quizá, no estuvo decorada con oropel, pero sí pintada de rojo pasión. Trabajó en la fábrica de Bimbo en Madrid, en una industria gráfica de Elche, en la hostelería en Baleares, tuvo una zapatería y ha sido peluquero durante las mismas tres décadas en que se ha formado como actor y director. «En la profesión, hubo personas que me ayudaron muchísimo. Además de la propia Queta Claver, Rafaela Aparicio se portó fenomenalmente, y también Lina Morgan. Un día me planté en la casa de Pepa Flores, mi ídolo de la juventud, y también se ofreció a hablar con Antonio Gades, entonces su pareja, para ver si era posible encontrarme un sitio en su compañía, pero lo mío era más actuar que bailar…», recuerda.
Todos los que llevan el teatro en las venas acaban encontrando su sitio en la tramoya, y él lo halló en la enseñanza. Creó el primer taller de teatro en Huétor Vega, y en 2006, la compañía La Toscana, donde nunca nadie ha quedado fuera por culpa del ego o de la competencia, siempre presente en el entorno escénico. «Recuerdo las primeras funciones. Tuve que convencer a algunos de mis compañeros de que era posible que hicieran teatro, a pesar de no saber leer ni escribir. Me sentaba con ellos, les explicaba la escena, lo que ocurría, les decía sus frases y cómo debían desenvolverse. Repetíamos una vez y otra hasta que lo clavaban. Les hacía felices, les transformaba, porque escribía las obras para ellos», afirma Paco López.
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Desde entonces, ha montado un centenar de títulos, clásicos y de creación propia. Incluso puso en pie revistas musicales. No le ha sido ajeno ningún género, pero prefiere la comedia, porque, aunque es más difícil de hacer, es muy agradecida para los actores. De hecho, en 'Ha salido el sol para todos' hay una exesposa, una amante, una madre, unos hijos, una casera con lúbricas intenciones... «Personajes que, como cualquiera de nosotros, no tienen otro objetivo que ganarse la vida, buscando su lugar al sol al que se refiere el título», dice López.
Los intérpretes, todo hay que decirlo, están como pez en el agua. Alejandro López y su hermana María, hijos del director, comenzaron a hacer teatro siendo casi unos niños, y no pueden evitar los nervios del estreno. Juan López no es pariente del director, pero ha creado un vínculo con él «que va más allá del escenario. Paco es polifacético. Hemos hecho de todo: obras benéficas, dramas, musicales...». Lumi Cabello llegó al escenario como terapia, lleva un buen número de obras a sus espaldas, y quiere más. Puri Cascales fue espectadora antes que actriz, y coincide en que «el teatro sana». Su compañera Pilar Moreno va más allá, y dice que limpia el alma. Esta noche, tres años después, todos serán de nuevo actores.
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