Tico Medina desvela los secretos de la palabra en el Palacio de Carlos V
El columnista de IDEAL y cronista de Granada pronuncia hoy una conferencia dentro del ciclo 'Los sonidos de la palabra' a las 12.30
Viernes, 4 de octubre 2019, 19:51
El columnista de IDEAL y cronista oficial de la ciudad de Granada, Tico Medina, es el protagonista de la conferencia que hoy abre la ... sexta edición del ciclo 'Los sonidos de la palabra' y que organiza el Patronato de la Alhambra y el Generalife. El título de su disertación, 'La palabra, plomo y plata', habla de una vida dedicada a contar historias, algunas de ellas llenas de dolor.
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Desde su casa junto al mar, en el paraíso redescubierto de La Rábita, «la fuente de la pipirrana», como la denomina por sus numerosos cultivos de hortalizas, observa la palabra con la curiosidad de volver a encontrarse con el término que ha marcado su vida. No suele hacer viajes, «pero vengo a mi Granada, además ante un aforo muy grande. Mi compadre Curro Romero dice que las conferencias, las tabernas y las iglesias hay que hacerlas pequeñas, para que enseguida se llenen».
«La palabra mata y resucita al mismo tiempo», dice, «y no soy más que un coleccionista de palabras:cantadas, oídas, habladas... Evaristo Acevedo decía en su tarjeta que era un 'barrendero de melancolías'. Yo soy un reunidor de palabras, escritas y sonoras». Y ha oído a lo largo de su vida muchas:de 10 premios Nobel, de emperatrices, de reinas y reyes, de guerrilleros que adornan las paredes de medio mundo... «Unas han sido de oro, otras de lata, pero a veces, la palabra de lata de un hojalatero pesa más que la de un platero falso». Muchas de ellas las desgranará en un espacio que, según afirma, le impone: «Lo último que he visto ahí han sido las espaldas de algunos de los mejores directores de orquesta del mundo».
Confiesa 85 años y lleva casi 70 en esto. «Desde que empecé con Pepe Real en Radio Granada, hasta las colaboraciones que hago ahora con Carlos Herrera todos los viernes, he dicho, y a veces he olvidado, millones de palabras». Algunas han marcado su vida, como aquel rosario que ante sus oídos recitó Ben Gurión, fundador del Estado de Israel, en perfecto sefardí: «Que tenga usted, Medina, caminos de leche y miel, y espero que esta visita tenga hermana». Otras han sido menos agradables. Ha tenido que oír improperios sin cuento, insultos de los que duelen, traiciones. «Pero también me han dicho muchas veces 'Te quiero'», acota.
Y recuerda a Luis Rosales, quien le dijo que «Granada parece diluirse a veces, y se convierte en zumo de granada». Ese residuo húmedo que calienta la boca en las noches del Albayzín y que forma parte de las vivencias de un maestro.
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