Los terremotos obligan a actuar en otros cuatro pináculos de la Capilla Real
A expensas de finalizar la intervención en el flanco del pasaje Diego de Siloé, ha habido que desmontar o sujetar un total de 19 de estos elementos por riesgo de caída
El suelo comenzó a moverse en diciembre y ahora, metidos ya en abril, sigue haciéndolo. No tiene más que meterse en la web del Instituto ... Geográfico Nacional y echar un vistazo a la información de las últimas veinticuatro horas. Es cierto que afortunadamente la intensidad de los temblores ha ido a menos, pero también es igual de cierto que pocos granadinos habrán olvidado ya aquella media hora del 26 de enero, entre las once y las once y media de la noche, en que cundió el pánico tras registrarse cuatro temblores de más de cuatro grados y las familias se refugiaran en los descampados. Las secuelas de aquella noche de sustos y nervios permanece en la memoria y también siguen siendo perfectamente perceptibles tanto en los municipios asentados sobre el sistema de fallas de la Vega que se activaron en el enjambre sísmico (Santa Fe, Atarfe y Chauchina) como en un patrimonio tan emblemático como la Catedral de Granada.
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Finalmente, a expensas de la supervisión de la fachada y las cubiertas de la parte trasera, la que da al Pasaje Diego de Siloé, el equipo encabezado por el arquitecto Pedro Salmerón ha tenido que 'meter el bisturí' en quince pináculos situados en las cubiertas de la portada principal –cinco más de los que se habían estimado en la fase inicial– y en otros cuatros que se localizan en la espectacular crestería de la Capilla Real, donde los viandantes no tienen que esforzarse en exceso –basta con alzar la mirada cuando caminen por la calle Oficios– para observar dónde se está actuando para evitar que un nuevo 'meneo' provoque desprendimientos y puedan ocurrir dos cosas muy peligrosas. La primera, que se produzca un nuevo sismo y se desprenda un fragmento que pueda causar heridas a cualquiera que pase por allí –hablamos de una zona de paso muy frecuentada por los ciudadanos de Granada y otrora por los turistas– y que, como consecuencia de esa caída, quede destrozado algún elemento de la Catedral.
«La principal patología que estamos encontrando es fracturas producidas por los terremotos»
Pedro Salmerón, Arquitecto conservador
Según explica PedroSalmerón, aún pueden quedar entre tres y cuatro semanas para finalizar la intervención en todo el perímetro, a fin de inspeccionar con detalle todo lo que sea susceptible de derrotarse, retirar o sujetar. «La principal patología que nos estamos encontrando –explica Salmerón– es la localización de fracturas con riesgo de precipitación sobre la vía pública». Se están haciendo fundamentalmente dos cosas. Desmontar los pináculos que están más tocados y dejarlos almacenados de forma eventual, hasta que se vuelvan a ubicar con todas las garantías de estabilidad. Es decir, todo lo que se ha quitado volverá a ponerse en su sitio.
'Coser' los pináculos
Y la segunda estrategia, centrada en los remates cuyo grado de afectación es menos severo, es el 'cosido' o el 'embridado'. Lo primero consiste en una filtración previa con resina para 'pegar' las partes que se han separado y posteriormente 'coser' con unas varillas de fibra de vidrio, un material que es muy duradero y que también aporta un plus de flexibilidad. La técnica del 'embridado' se basa en la implementación de una pletina de acero inoxidable en forma de anillo que se aprieta y que permite que la pieza se quede en su sitio. Es como si nos colocaran un venda en el tobillo cuando nos hacemos un esguince.
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Pedro Salmerón comenta que el impacto visual, teniendo en cuenta que hablamos de objetos que están a más de treinta metros de altura, solo es evidente en el caso de los 'desmontes'. Si usted se sitúa en la plaza Alonso Cano y mira hacia la zona donde está la escultura del arcángel Uriel, lo apreciará perfectamente porque junto a pináculos que están enteros hay otros a los que les falta la sección que hay a partir del basamento.Verá también unos cables que anclan las estructuras para que no oscilen si se producen nuevos seísmos. En este punto conviene aclarar que aún no se ha dado por finalizada esta larga serie sísmica que se inició hace más de cuatro meses.
«No está previsto que en las próximas semanas haya que interrumpir el tránsito de personas por el pasaje Diego de Siloé»
En principio, salvo zonas muy puntuales, no está previsto que haya que interrumpir el tránsito de personas por el pasaje Diego de Siloé, a diferencia de los trabajos en el flanco de las Pasiegas, que sí precisaron que se acotara un espacio de seguridad. La operativa por parte de los técnicos no está siendo sencilla ya que la accesibilidad a los puntos más sensibles tampoco es fácil en un templo tan monumental como la Catedral de Granada, que se construyó entre 1526 y 1561. En unos casos, se han podido utilizar plataformas elevadoras que permitían un abordaje directo por parte de los operarios. En otros, sí se han podido colocar andamios en altura. Y en otros sí ha sido preciso que los profesionales se 'descuelguen' hasta alcanzar esos sitios donde resulta imposible llegar por procedimientos más convencionales.
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En la Capilla Real se han instalado andamiajes para el desarrollo de las tareas de consolidación. «En general esta zona ha respondido bien, aunque sí ha sido preciso actuar en cuatro pináculos», dice Pedro Salmerón. Estamos ante uno de los ejemplos más representativos del gótico tardío en España. Estas 'agujas', que tienen una función puramente ornamental, constituyen un conjunto de especial interés que proporciona sensación de ligereza a la coronación de las fábricas.
«La administración debe intervenir en la conservación de las catedrales»
Según el arquitecto conservador Pedro Salmerón, catedrales como la de Granada son creaciones vinculadas a la idea del culto, pero que tienen una trascendencia intergeneracional e implican un deber de conservación por parte de las administraciones públicas. «Y es que –agrega Salmerón– no hablamos solo de edificios singulares desde el punto de vista arquitectónico, sino que también tienen una lectura histórica, ya que son la consecuencia extendida durante siglos de decisiones políticas, económicas, sociales, religiosas... adoptadas durante una época». Edificios que deben de mantenerse en una condiciones óptimas frente a la vulnerabilidad que supone los embates de las condiciones climatológicas –fundamentalmente la lluvia y el viento–, la acción del propio hombre –los efectos del mal de piedra producido por la polución son evidentes en la fachada que da a la calle Cárcel Baja– y finalmente por los terremotos. «Se requieren inversiones por parte del Ministerio o de la Junta», recalca Salmerón.
Pináculos 'modernos'
Respecto a los pináculo, aunque la Catedral se comenzó a construir en el siglo XVI –la primera piedra se colocó el 25 de marzo de 1523–, la mayor parte de estos elementos arquitectónicos que resaltan en los tejados fueron colocados ahí con posterioridad por razones muy parecidas a las actuales, porque su sostenibilidad estaba comprometida por la acción de fenómenos naturales o por la incidencia de agentes meteorológicos. La mayoría datan del siglo XIX, aunque también los hay mucho más recientes, de después de la Guerra Civil. Algunos fabricados en mortero de cemento. «Éstos presentan el problema de que el material fija fuerte, pero no es la mejor solución para disipar la energía», dice Salmerón.
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