Iair y Aurora, en la bocadillería que regentan con espacio de arte. JORGE PASTOR

Los otros templos de la creación en Granada

Bocadillerías con salas de arte, librerías que organizan conciertos, estudios de tatuaje que montan exposiciones... la cultura underground triunfa en la capital

Jorge Pastor

Granada

Viernes, 18 de abril 2025, 01:13

Aurora se graduó en Antropología e Iair en Sociología. ¿Hay algo más antropológico y sociológico que meterse entre pecho y espalda un mollete casero relleno ... de costilla de ternera con cebolla caramelizada al vino tinto, mientras se disfruta de una buena exposición? Pues bien, esta fue la brillante idea de negocio que se le ocurrió a Aurora Montesinos, de 28 años, e Iair Waisman, de 25, ambos egresados de la Universidad de Granada, que lleva dos años funcionando en la calle Mano de Hierro –junto a la basílica de San Juan de Dios–. «¿Y cómo os va la 'cosa'?», le pregunta el periodista. Ambos se miran, esbozan una sonrisa nerviosa y dicen al unísono... «bien». El invento se llama Se Vende y el concepto es básicamente ese, una bocadillería que, de forma complementaria a la gastronomía, dispone de un espacio para el arte.

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Porque en Granada, en efecto, hay una oferta con una programación estable en torno a grandes templos de la cultura como el teatro Isabel la Católica, el auditorio Manuel de Falla o el Centro Federico GarcíaLorca, pero también una interesante red de establecimientos que, además de su actividad comercial, organizan pequeños conciertos, sesiones de dj, exhibiciones de pintura, clubes de lectura o proyecciones de cortometrajes. El caso de Se Vende es arquetípico, pero este 'rollo underground' también se da en el estudio de tatuaje Blackfemia, en la librería El tiempo perdido, en Trash Culture y en infinidad de locales que han tenido la clarividencia de ver en la creación una buena manera de arrastrar a un público muy interesante y ofrecer un 'producto' –valga la expresión– distinto y con valor añadido.

Actividades culturales en la bocadillería Se Vende. IDEAL

Volvamos a Se Vende. «En principio éramos nosotros quienes tomábamos la iniciativa, pero hace dos meses hicimos una convocatoria pública a la que se presentaron ochenta artistas», asegura Aurora. «Ahora mismo –agrega– estamos analizando y decidiendo qué propuestas elegiremos». Por Se Vende han pasado Futura Basura, Oficina EA,Caracol Comisariado, Bigote Sucio,Elena Zaera o Sepulcrito. Instalaciones, prints, escultura, fanzines... todo tipo de disciplinas que se adaptan a una zona perfectamente acondicionada del bajo, de unos ciento veinte metros cuadrados.

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El cocinero es Iair, que estudió hostelería en su Argentina natal. «Nuestra carta cuenta con una serie de bocatas que funcionan, como el de bacon con queso, atún, pringá o hamburguesa, pero todos los meses sacamos uno especial en honor de algún creador amigo», comenta Iair. «También tenemos patatas y boniatos fritos y lanzamos otras cositas como empanadas». Clientes jóvenes que coinciden, en gran medida, con los que acuden cuando plantean alguna actividad. «Tenemos mucha sintonía con los alumnos de la Facultad de Bellas Artes», afirma.

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En la calle Arabial está Blackfemia, donde hacen tatoos de autor –auténticas obras de arte– pero que también se ha convertido en un centro cultural para el barrio. Blackfemia es un tributo al hip hop en todas sus expresiones. Por allí han pasado Pac Dunga, el francés Raphe, el ecuatoriano Fabs, pero también los españoles Nels (Murcia), Tatu Rock (Madrid), Vero Soto (Jaén) o Jacobo Palos Wey (Huelva). Todos participan, además, en un interesante proyecto consistente en pintar con murales las persianas de las cocheras de las calles Tierra de Fuego y Mar de Plata –siempre con permiso de sus propietarios–. Un museo al aire libre que ha tenido amplia repercusión en los medios de comunicación.

Exposición en Blackfemia mientras que uno de sus tatuadores trabaja en el brazo de uno de sus clientes. JORGE PASTOR

En una de las habitaciones de Blackfemia, acondicionada para el desarrollo de talleres, se han celebrado en los últimos meses actos relacionados con lo audiovisual como cine foros sobre cortometrajes granadinos. Los vecinos son los más fieles seguidores.

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Más que librerías

Las librerías son lugares propicios para este tipo de menesteres. En la Picasso, por ejemplo, hubo el pasado 31 de marzo un club de lectura sobre 'Letra de naturaleza' de Rachel Carson y al día siguiente una firma de la autora Nieves Acosta.

Cerca de la Picasso, en la calle Puentezuelas, El tiempo perdido se mete en aventuras que atraen a lectores y amantes de la música clásica. Allí se ha celebrado Bibliophilarmonic, una actuación de música de cámara a cargo de la Camerata Garnati. El repertorio, inspirado en 'Momentos estelares de la humanidad' de Stefan Zweig, estaba compuesto por Beethoven, Schubert y por compositores menos conocidos como Gideon Klein, que murió en el campo de concentración de Auschwitz.

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Música de cámara entre los libros de El tiempo perdido, en la calle Puentezuelas. JORGE PASTOR

Trash Culture, en la calle Gracia, es una tienda de ropa alternativa. Pero también un coworking donde residen una decena de jóvenes talentosos de Granada que hacen colecciones de moda o graban música. «Aquí se ha llegado a grabar hasta un videoclip, aprovechando que tenemos un ciclorama», comenta Alexia, portavoz de este colectivo en el que también ofician calígrafos o peluqueros. Una visita más que recomendable.

El arte, al igual que la naturaleza, se abre paso en los sitios más insospechados. Un activo, sin lugar a dudas, para una ciudad que aspira a ser Capital Europea de la Cultura.

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