Los Reyes en el Palacio de Carlos V. PEPE MARÍN

Los Reyes visitan a las odaliscas de Ingres y Picasso, en La Alhambra

Don Felipe y Doña Letizia han inaugurado la imponente exposición pictórica que congrega 48 obras venidas de los principales museos y colecciones de Europa. Una muestra, en la sala de exposiciones temporales del Palacio de Carlos V, totalmente gratuita

Jueves, 10 de junio 2021, 12:20

Las odaliscas pasaron la noche arreglándose el pelo en La Alhambra. La de Ingres aprovechó para estirar el cuerpo, siempre tan retorcido. La de Delacroix, ... enfrente, sacudió sus luces junto a la cortina. La de Chassériau salió del baño como una Venus de Grecia, mientras que la de Constant se desperezaba de una siesta infinita. Al fondo, las modernas y rebeldes charlaron y bebieron vino sin parar, como la de Matisse, borracha de colores; o la de Picasso, con las piernas cruzadas y los ojos yendo y viniendo todo el rato. Las odaliscas pasaron la noche arreglándose el pelo porque no podían dormir. Ellas, las sin nombre, las prostitutas del harén, las esclavas de nobles y palacios orientales, las últimas mujeres de la escalera, ellas, encarceladas por siglos en los cuadros más hermosos, esperaban visita.

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Sus Majestades los Reyes de España, Don Felipe y Doña Letizia, llamaron a las puertas del Palacio de Carlos V, en La Alhambra, a las 11.30 en punto en un silencio sepulcral, solo roto por los clicks de las cámaras. Llegaron con la sonrisa del que va a casa de un viejo amigo, saludando a un lado y a otro, confesando las ganas que tenían de entrar en la sala de exposiciones temporales del Palacio. Ellos, acompañados por Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, Luis Salvador, alcalde de Granada, el ministro de Ciencia, Pedro Duque, la consejera de Cultura, Patricia del Pozo y una comitiva del PP de Granada, fueron los encargados de inaugurar 'Odaliscas. De Ingres a Picasso', una exposición impulsada por el Patronato de La Alhambra y el Generalife en la que se reflexiona sobre el mito de la odalisca y cómo su figura se convirtió a lo largo de los siglos XIX y XX en uno de los grandes tópicos de la Historia del Arte.

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Imagen. Felipe VI y Doña Letizia en el Patio de los Leones. PEPE MARÍN

Dentro, a Don Felipe y a Doña Letizia les esperaba un auténtico viaje en el tiempo de la mano de artistas formidables. 48 piezas de un valor incalculable procedentes de prestigiosas instituciones y colecciones privadas, como el Musée du Louvre, Musée d'Orsay, Musée de l'Orangerie, Centre Georges Pompidou, Musée Picasso de Paris, Musée Ingres-Bourdelle de Montauban y Musée de Rouen, entre otros. Obras que han sido arropadas por objetos que formaron parte de los harenes nazaríes del mundo oriental; tesoros procedentes del propio Museo de la Alhambra.

«Su cualidad única como Reino Nazarí hasta el siglo XV hace del monumento un espacio mágico y privilegiado para presentar esta exposición»

Rocí Díaz

Rocío Díaz, directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, recibió a los invitados con el orgullo de una madre. «La Alhambra se convirtió en uno de los escenarios más prestigiosos de la modernidad a lo largo de los siglos XIX y XX -dijo Díaz-, el lugar en el que los grandes artistas de la vanguardia soñaron a sus odaliscas. Su cualidad única como Reino Nazarí hasta el siglo XV hace del monumento un espacio mágico y privilegiado para presentar esta exposición». La muestra se podrá visitar gratuitamente, sin necesidad de comprar entrada para La Alhambra, hasta el 10 de septiembre.

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Imagen. La exposición ofrece obras de Picasso. PEPE MARÍN

Antes de abandonar la Alhambra, Don Felipe y Doña Letizia no quisieron perderse la visita al Patio de los Leones. Cuando entraron en el Museo, María López Fernández, comisaria de la exposición, les propuso recorrer el siglo y medio en el que sucedieron las mayores transformaciones estilísticas de la Historia del Arte. Las odaliscas, de pronto, se quedaron de piedra.

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Tres partes

López inició el recorrido presentándoles a ellas, las protagonistas: «Todo gira entorno a la figura de la odalisca, una figura soñada, inventada, una figura importante porque arrastra toda la tradición del desnudo en el arte». La muestra se distribuye en tres salas. En la primera están Ingres, Delacroix y Chassériau, «los formuladores del modelo de las odaliscas». Allí, junto a lienzos tan icónicos como 'La pequeña bañista' o 'La gran odalisca', hay una colección de dieciocho dibujos realizados por Ingres, «una pequeña joya que enamoró a los artistas de la época». «Ahora identificamos a las mujeres orientales sentadas con las piernas cruzadas, pero eso es un tópico que fijó el propio Ingres con estas obras», explicó López.

La pequeña bañista, de Ingres. PEPE MARÍN

Si Ingres es la línea, Delacroix es el color. «Para él, lo oriental es puramente color, que es lo que harán después los impresionistas». López, frente a la 'Mora saliendo del baño' de Chassériau, destacó que «aunque es un autor menos conocido en España, es uno de los grandes formuladores del clasicismo francés del XIX».

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«Todo gira entorno a la figura de la odalisca, una figura soñada, inventada, una figura importante porque arrastra toda la tradición del desnudo en el arte»

María López, comisaria

La sala central de 'Odaliscas. De Ingres a Picasso' aborda la ensoñación orientalista frente a la alteridad y la diferencia, y presenta piezas extraordinarias de Constant, Gérôme o Seel, que contribuyeron a recrear y difundir las fantasías, tópicos y prejuicios misóginos en torno al harén. De forma paralela, las excepcionales pinturas de Emile Bernard y lo que supuso el viaje a oriente para algunos artistas ejemplifican el interés etnográfico y la búsqueda explícita de la alteridad asociada a un cambio de lenguaje pictórico, que se desarrolló a través de la figura de la odalisca.

Una de las obras que más destaca en esta segunda parte es 'La odalisca tumbada', de Jean-Joseph Constant, enorme lienzo que se pintó aquí, en La Alhambra. «La odalisca es un sueño erótico -explicó la comisaria- y el palacio les servía para construir el escenario. El tema no podía ser más misógino. Es curioso, cuando se hicieron estos cuadros, Manet presentó en París 'La Olimpia', una prostituta desnuda que provocó un escándalo tremendo y fue rechazada. En ese mismo salón se presentaron cincuenta odaliscas, esclavas sexuales, muchísimo más eróticas. El tiempo y la distancia permitían al espectador occidental asistir a ese espectáculo escandaloso. El mercado de esclavas de Constatinopla, bien; los burdeles parisinos, mal».

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María López, comisaria, explica La odalisca tumbada, de Constant. PEPE MARÍN

Los modelos propuestos por Ingres y Delacroix fueron sometidos a una profunda relectura y a continuos homenajes por parte de los artistas de vanguardia y particularmente por Matisse y Picasso, y así se recoge en la tercera y última sala de la exposición. Junto con una excepcional odalisca de Matisse, perteneciente a una colección privada estadounidense, se presenta un conjunto de obras excepcionales de Picasso. Destacan, entre otras, 'Mujer con pandereta' del Musée de l'Orangerie, con una clara mirada hacia Renoir y Matisse; y 'Mujer acostada' del Centre Pompidou, que reconsidera las deformaciones ingrescas del icónico baño turco. Finalmente, 'Mujer desnuda con gorro turco' del Centre Pompidou, junto con varios estudios para 'Mujeres de Argel' del Musée Picasso de París, rememoran el homenaje de Picasso a Delacroix.

«La odalisca es la figura transversal de la que todos echan mano con diferente intención»

María López

Rocío Díaz observa una de las odaliscas de Picasso. Pepe Marín

«Aquí vemos cómo los modernos despedazan toda esa herencia para crear algo completamente nuevo. Y así -terminó María López, frente a la mirada imposible de la mujer desnuda de Picasso- recorremos un siglo y medio de transformaciones. La odalisca es la figura transversal de la que todos echan mano con diferente intención. Ellas -rodeó con sus brazos la estancia- son esclavas sexuales. Pero la función del historiador es deconstruir esas figuras, analizar de donde vienen, cómo se forman y por qué se aceptaban. Hacer historia desde ese momento».

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Ellas, las odaliscas, se despidieron en silencio de los Reyes y del resto de los ilustres invitados. Esta noche tampoco dormirán.

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