Preciosista homenaje a Piazzolla en el Festival de la Guitarra con la OCG
Obras de Rodrigo, Mendelssohn, Egozcue y el propio Piazzolla formaron parte de un programa de música alegre y bien ejecutada
De quien no se arriesga nada bueno se ha escrito. De los cobardes, tampoco. Estas máximas son algunas de las que sirven para espolear la ... innovación. En la música, las innovaciones provocan celos en el mejor de los casos y aversiones furibundas en el peor. Algo así debió sentir el platense Astor Piazzolla, cuyo centenario estamos celebrando, cuando él, hombre de carácter por otro lado, empezó a integrar en el tango sonidos que se salían del canon, y que le valieron insultos tan gruesos como 'asesino del tango'. Un siglo después de que viera la luz, se le rinden homenajes varios. Muy justos, por cierto.
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El de anoche, en el marco del V Festival Internacional de la Guitarra, tuvo como protagonistas a la Orquesta Ciudad de Granada, dirigida por el joven José María Moreno, titular de la Filarmónica de la vecina ciudad de Málaga, y a los solistas Fernando Egozcue, guitarra, y Claudio Constantini, bandoneón. Tanto uno como el otro, compositores además de músicos. De hecho, Egozcue, en la mayoría de sus conciertos, toca solo música propia, y ayer en el Falla, además de interpretar el 'Doble concierto para bandoneón, guitarra y orquesta de cuerda', deleitó al respetable con 'Origen', uno de los segmentos que integran 'Alento', música para ballet que pudimos ver el pasado año en el Festival Internacional de Música y Danza a cargo de la compañía de Antonio Najarro. En aquella ocasión, como anoche, el propio Egozcue interpretó su música en directo.
El concierto estuvo integrado por obras que el oyente medio puede calificar como «música bonita»
El concierto –una vez más echamos de menos el lleno en el Falla que merecía el cartel–, estuvo integrado por obras que el oyente medio puede calificar como «música bonita», es decir, alegre, chispeante en algunos momentos, siempre cautivadora. Estas son las características que adornan los 'Tres viejos aires de danza' de Joaquín Rodrigo. Sus tres movimientos, Pastoral, Minué y Giga, son tan vibrantes como brillantes, apenas diez minutos de música que entran como una cerveza bien fresquita en un día de calor como el de ayer. La orquesta se puso desde la primera anacrusa a las órdenes de Moreno, quien, como el resto de la noche, mostró un estilo de dirección expansiva pero contenida cuando es preciso. Una introducción necesaria para lo que llegó después.
Y lo que llegó después fue la pieza estrella de la noche. Extraordinaria elección este 'Doble concierto' de Piazzolla, con una introducción en que la guitarra obtiene toda su sonoridad con melodía y golpeo, con el bandoneón –qué delicado Constantini– llorando a lágrima viva su desdicha. Una desdicha, por cierto, que se transforma en alegre canción cuando la 'Introducción' deja paso a la 'Milonga', y la orquesta hace acto de presencia. Desde este momento, la obra bascula entre el alborozo y la zozobra, estableciendo un delicado juego sonoro–sentimental acentuado por escalas descendientes y la falsa percusión del 'pizzicato' de la cuerda. El oyente se siente transportado a una ciudad plena de vida, primero, y luego al ambiente propicio para el amor nacido de las farolas apagadas y la intimidad. Y vuelta a empezar, en una exposición de 'tempo' y tiempos acentuada por los acordes de la guitarra y la melodía del bandoneón, concluida con una nota cerrada que permitió observar el óptimo nivel de estudio de la pieza por parte de los músicos. El público aplaudió largamente a ambos solistas.
Cambio de orden
Tras la breve primera parte, y tras una parada para recomponer la plantilla, se produjo un cambio en el programa, pues la OCGatacó en primer lugar la 'Sinfonía número 4, op. 90', llamada 'La italiana' de Mendelssohn en lugar de 'Origen' de Egozcue, que se interpretó al final. La de Mendelssohn es una obra que responde ampliamente a su sobrenombre. De hecho, el primer movimiento, 'Allegro vivace', suena en algunos pasajes como una obertura de Rossini. Los músicos se tomaron el de anoche como un examen de fin de curso –fue su último concierto antes de las vacaciones– y se les vio con la motivación que esta pieza necesita. Muy bien los metales en todo momento, y los vientos con el protagonismo justo.
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El programa lo cerró la ya mencionada obra de Egozcue, de nuevo con él a la guitarra y Constantini al bandoneón. 'Origen' quiere expresar, y lo consigue, lo azaroso del primer momento de la existencia. Una obra donde incluso los contrabajos tienen su protagonismo, puestos al servicio de una melodía que se autosubraya y pasajes que dan un respiro hasta la explosión final, en los que pudimos apreciar la calidad de Egozcue como intérprete.
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